-¿Puede hablar en Coreano? –asentí con la cabeza, miré a mi alrededor y estaba vacía la cafetería.-Con ésta es la tercer semana que viene a visitarnos diariamente, no nos molesta su presencia, al contrario, es agradable ver que a los extranjeros les resulte cómoda nuestra cafetería, sin embargo, he notado que llora demasiado durante su estancia en ambas cafeterías.
-Yo... Sólo... Lo siento, no quiero dar mala imagen a los negocios, es sólo que a veces el peso de las decisiones que uno toma en la vida hacen que las lágrimas fluyan sin pensarlo y he encontrado aquí un lugar dónde me siento un poco más como en mi hogar, dónde puedo dejar que mis sentimientos me abrumen. –Bebí de mi café y bajé la mirada, últimamente todo me salía mal y el que la gente pensara que aquí la pasaba mal no me hacía sentir mejor.
-No hablo sobre la imagen de las cafeterías - dijo contemplándome fijamente, con un rostro amable, el rostro con el que me hubiese gustado que mi madre me miraba cuando le contaba mis penas. –Hablo de lo que hay en su corazón que le hace llorar con tanto dolor. –Sentí mis ojos humedecerse e intenté deshacer el nudo en mi garganta para poder hablar pero lo más probable es que me echara a llorar y sólo sería peor. –El peso de tus decisiones, es lo que ha dicho, debo decirte algo que probablemente ya sabes, todos nos equivocamos, sin embargo, los problemas existen para darles solución y dejaros una enseñanza, es usted muy joven para llorar amargamente.
-Hay decisiones que son para toda la vida. –Mi voz sonó cortada y varias lágrimas comenzaron a escaparse, traté de controlar mi respiración en un intento por no llorar más y me maldije, ésta no era precisamente la mejor primera conversación con quién soñabas que fuera parte de tu familia, no llorando cómo una niña pequeña. –Hay veces que decidimos con la razón y callamos al corazón pensando que es lo correcto, pero no es así, nos equivocamos y debemos asumir las consecuencias de nuestros actos
-Hablamos de decisiones cómo... ¿El matrimonio? –asentí entre un suspiro y limpié mis lágrimas al tiempo que desviaba la mirada, aquí yacían a partir de hoy todas mis ilusiones de un futuro con Yesung, acababa de contarle todo a su mamá y si ELF me encontraba, estaba acabada. –Decidir ese tipo de cosas con la cabeza jamás será bueno, ya debes saberlo...–Cubrí mi rostro con las manos y comencé a sollozar, fue inevitable, la señora era tan amable y me escuchaba sin juzgarme, entendiendo la vida del modo en que yo deseaba verla. –Ni aunque alguien te salvara la vida podrías saldar esa deuda con casarte con él, ¿Qué te hizo creer que era buena idea?
-Mi madre estaba tan mal... Y él estuvo allí... Llevamos poco más de tres años juntos y... ¡Dios! Jamás pensé que dolería tanto intentar hacer feliz a alguien, jamás lo pensé, no quiero lastimarlo a él, no quiero lastimar a mamá, a nadie, no después de tanto que han hecho por mi... -Mis palabras salieron de forma precipitada, sólo hasta ese momento me di cuenta de la forma en que me estaba afectando todo, al no escuchar respuesta levanté mi rostro y la madre de Yesung me observaba con calidez, comprensión y mi alma descansó un poco, no había podido hablar con nadie desde mi llegada, ya fuera por la diferencia de horarios o porque sabía que mi mamá y mi hermana se pondrían de lado de Sebastián y mi prima y mi mejor amiga harían de todo para convencerme de regresar a México.
-Y ese corazón que decidió callar, ¿Grita el nombre de alguien más?
-Sí, desde hace muchos años, diez para ser exacta, sin embargo, parte de mi decisión de casarme, es el hecho de que es un amor totalmente imposible, dentro de todas las posibilidades y el azar, sólo tendría una casualidad y la he agotado, él es alguien inalcanzable, es la luna llena dentro de un mar de estrellas, es una persona de buenos sentimientos, noble, honesto, lleno de talentos, responsable, amoroso, divertido, apasionado con lo que hace –lentamente y sin notarlo una sonrisa tenue se dibujó en mi rostro, hablar de él desde el fondo de mi corazón era tan liberador, con nadie había podido expresar un poco lo mucho que amaba a Yesung y lo maravilloso que era a mis ojos. -Él es perfecto...
-¿Y su compañera es tan perfecta cómo él?
-No, si las cosas son cómo yo pienso, él no ha encontrado a quién pueda ofrecerle lo que él merece, además de que le han roto el corazón en un sinnúmero de ocasiones y hasta cierto punto, se ha rendido ante la idea del amor.
-¿Ustedes han estado juntos en algún momento dentro de todos esos años? -La pregunta fue inofensiva pero dolió hasta lo más profundo de mí ser.
-No, todos estos años le he amado a distancia, he estado cerca, siguiendo sus logros, pero jamás le he confesado mi amor...
-¿Piensas divorciarte? –Mi llanto que de a poco desvanecía, se convirtió en un sudor frío, jamás había pensado esa posibilidad, mi matrimonio era una cruz enorme y era algo que veía de por vida, aunque a mis adentros deseara huir de todo ese asunto.
-No tendría sentido, todo esto es por agradecimiento, si me divorcio, mi esposo sería infeliz y de cualquier forma yo no podría estar con la persona que amo, nada se solucionaría y sólo ocasionaría dolor, sería egoísta de mi parte no cumplir con una promesa que he firmado. –Inesperadamente mi celular se encendió debido a un mensaje nuevo, era Sebastián pidiéndome que fuera a casa para coordinar con la señora que nos ayudaba en casa una cena, iría su jefe y pretendía que todo fuera perfecto. –Lo siento, debo irme –Agregué avergonzada por dejar a la señora después de que ella había sido tan amable conmigo al escucharme.
-¿Vendrá mañana? – Asentí de forma inmediata y apareció una sonrisa en su rostro que me dejó totalmente confundida- Im Bo Kyung, un placer conocerle, mañana aquí estaré también.
-¿Por qué me escuchó? ¿Por qué perdió su tiempo conmigo? –Si bien quería saber la respuesta, lo había hecho más por evadir el tener que presentarme y dar mi nombre, era algo que no podía decir y menos a ella.
-Una charla con un corazón roto jamás es una pérdida de tiempo, yo puedo verlo más como una inversión. –Enarqué una ceja, entendía coreano casi a la perfección, pero en esos momentos realmente dudé de haber entendido lo que dijo o si me estaba perdiendo de algún dicho popular de Corea. -Todos tomamos decisiones equivocadas, sólo hay que saber corregirlas, de eso se trata la vida, elegir un camino, errar y volver a comenzar- en mi rostro se dibujó una pequeña sonrisa, ahora entendía aquella frase de "Sólo una reina puede educar un príncipe", la mamá de Yesung era demasiado sabia y había ayudado un poco a mi corazón destrozado.
-Gracias. –Agregué de forma torpe y sin saber que más decir, estaba levantándome de mi asiento cuando ella agregó.
-Al corazón uno no puede callarlo, no por tanto tiempo y con facilidad, en su rostro puedo ver lo que sus sentimientos gritan, el amor puro y desinteresado que siente por él, es una joven demasiado linda, educada con valores porque puedo notar con que dificultad carga esa mentira sobre sus hombros, así que le daré un consejo, si su amor es sincero, él podrá mirarla, pero sólo si deja de esconderse, el amor no se calla, el amor se expresa. Uno no decide si la otra persona puede amarle o no.
-Yo... -Ni siquiera pude terminar la frase, no sabía que decir, aquél consejo me había descolocado, hablaba como si realmente supiera a quién me refería y eso era más que imposible. Se escuchó el sonido de alguien al entrar a la cafetería y ella rápidamente se levantó y se fue.
Caminé rumbo a la estación del subterráneo más cercana con miles de preguntas en mi mente. ¿Qué había sido todo eso? ¿Por qué se había acercado a mí? Quizá esto sólo era una pequeña forma que la vida me mandaba para consolarme un poco.
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Ever Lasting ¿Friend?
FanfictionEl amor de mi vida era un contrato específico, él se dedicaba a amarme con locura, por mi parte yo le trataba bien. Aquel matrimonio era mi infierno personal, no me atrevería a dejar a mi esposo sólo por ser feliz con quien realmente amaba. ¿Quién i...