8.Seamos honestos

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Aquella cena había sido un éxito total en la carrera de mi querido esposo, con todo el sarcasmo en las últimas dos palabras. Yo estaba demasiado familiarizada con la cultura coreana y con la ayuda de la señora Hye, todo había resultado a la perfección. Estaba ahora agotada y simplemente quería dormir después de mi relajante baño, me había demorado demasiado esperando encontrar a Sebastián dormido, pero estaba allí, sentado en la cama y sólo llevaba puesto el pantalón de su pijama. Tragué saliva en seco. Sabía que no era mi responsabilidad, que no tenía que sentirme obligada pero desde antes de casarme debí haber hablado de esto si no quería hacerlo, además de que sólo había cambiado todo esto hasta que Yesung había escrito.

-Ven aquí cariño, te luciste demasiado, es un orgullo tenerte a mi lado. –Me había sentado en sus piernas y me guardé las ganas de rodar los ojos. "Tenerte" había dicho, cómo si yo fuera una propiedad o un objeto. Rodeé con mis brazos su cuello y cerré los ojos, desviándome un poco a mi conversación de esa mañana. ¿Qué sentido tendría separarme de Sebastián? Quizá si Yesung no hubiera escrito, me hubiera resultado fácil ser feliz con mi esposo, después de todo, él no tenía la culpa de que no lo amara cómo le había mentido. Tal vez era momento de afrontar mi realidad, de hacerme a la idea de que jamás sucedería algo con el amor de mi vida, éramos totalmente diferentes, nuestra cultura, nuestras tradiciones, las profesiones, ya lo sabía, un milagro dentro de las posibilidades. ¿Qué hacía diferente el estar casada? Si cuando había sido novia de mi esposo, la relación había resultado de maravilla porque nos conocíamos de años.

-Quiero hacer el amor, quiero sentirte, sentir tus emociones, ver tu rostro, escucharte y escuchar tu corazón, quiero ser tuya, hazme tuya. –Mis ojos permanecían cerrados, por mucho que aquello se pudiera interpretar de forma sexual, yo me refería a él como persona, realmente quería poder amarlo, quería besarlo sin pensarlo, tener miedo de perderlo. Deseaba enterrar mi amor por Yesung y dedicarme a él, a nosotros, a hacernos felices.

...

Su pecho subía y bajaba por su respiración, sus manos trazaban figuras sin sentido en mi espalda y por ratos acariciaban mi cabello, por mi parte yo solo escuchaba su corazón y me concentraba en Sebastián, en los buenos momentos a lo largo de nuestra historia. Recostada sobre su pecho y estar completamente desnudos los dos con las sábanas enredadas en el cuerpo me hacía sentir algo incómoda pero prefería no darle mucha importancia.

-Ésta vez fue diferente. –susurró con esa voz con sueño que me recordaba a cuando éramos jóvenes y hablábamos por teléfono hasta quedarnos dormidos.

-Quiero que las cosas sean diferentes, quiero que esto realmente funcione, quiero poner de mi parte. –Levanté mi rostro y sus ojos se encontraban ya cerrados.

Quizá era momento de enfrentar mi realidad, cerraría mi cuenta en twitter, no sin antes despedirme de Yesung y decirle la verdad. Dedicaría mi vida a mi esposo y formaríamos una familia, una linda familia unida, me convertiría en la esposa perfecta. Me deshice del abrazo de Sebastián, que comenzaba a ser demasiado caluroso, tomé mi teléfono, que había estado en silencio para no ser interrumpida durante la cena, y allí estaba, un mensaje de Yesung, pero ésta vez no era un tweet, era un mensaje en la bandeja de entrada. Rápidamente me vestí con la bata con la de seda con la que usualmente dormía y salí a la sala de estar.

"Querida Vanessa, decidí escribir así porque me he cansado de leer amenazas para ambos cada que charlamos ¿amistosamente?

Siempre busco miles de cosas por decir, sobre mí día a día, algo que realmente te interese y te mantenga atrapada en nuestra conversación, pero no es así, nunca encuentro las palabras para hablar fluidamente.

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⏰ Última actualización: May 04, 2020 ⏰

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