«𝑻𝒓𝒖𝒔𝒕𝒘𝒐𝒓𝒕𝒉𝒚»

1.3K 166 65
                                    


Shuichi no pudo quedarse dormido aquella noche. Harto de enredarse constantemente entre las sábanas y girar una y otra vez sobre el colchón, asimiló que no lo conseguiría.
Dejó escapar un suspiro de resignación, pellizcándose el puente de su nariz durante unos segundos antes de desperezarse y abandonar su cama. El reloj digital de su mesita de noche marcaba las dos y diecisiete de la madrugada, y se sorprendió de haber estado tanto tiempo intentándolo desde que terminó el anuncio nocturno de los Monokubs.

El detective decidió salir a dar un paseo. Quizá solamente necesitaba refrescar un poco sus pensamientos, al fin y al cabo, la muerte de dos de sus compañeros, Miu y Gonta, había sucedido tan solo cuatro noches atrás.
Desde entonces, todos en aquella secundaria parecían llevar un permanente luto, atormentados de saber que aquellos con los que compartieron recuerdos y sonrisas jamás volverían. Aun así, ellos seguían tratando de vivir lo más normal posible, con voz monótona, arrastrando los pies por el suelo y con unas notables ojeras.

Cuando Saihara había terminado de calzarse y abotonarse tan solo su camisa blanca, salió de su habitación llevándose la llave consigo, tratando de hacer el menor ruido posible por no despertar a los demás.

No se sorprendió de no encontrarse a nadie en su camino hacia el jardín. Allí tampoco estarían Kaito ni Maki, ni siquiera habían entrenado aquella noche. El joven de las estrellas se había estado comportando extraño desde hacía unos días, pero aseguraba que era debido a que aquellas historias de rituales aún lo atormentaban por la noche en sus sueños, así que solo era agotamiento, y Shuichi, aún desconfiado, no tuvo otra que aceptarlo.

Se sentó en un banco cercano, sintiendo pequeños escalofríos ante el cambio de temperatura de la noche. Quizá debería haberse traído la chaqueta. Abrazándose levemente los brazos, alzó su mirada dorada hacia el cielo nocturno. Más allá de las rejas de aquella enorme jaula que los mantenía encerrados, las estrellas brillaban relucientes. Tan preciosas que el detective pensó que ni siquiera parecían reales.

«Ojalá», pensó. La idea de que todo aquello fuese solo una pesadilla, algo ficticio... le encantaría poder asegurar que ese era el caso. Desgraciadamente, no era posible engañarse él mismo.

Sus hombros se tensaron. Todo el infierno que estaban viviendo era real. Él lo supo, en el momento en el que vio a Akamatsu colgada sobre aquel enorme piano, para segundos después ser aplastada... sí, desde entonces sabía que todo aquello no era ninguna mentira. El indescriptible dolor de su pérdida se sintió como lo más verdadero que el chico había sufrido en su corta vida.

...No debía seguir dándole demasiadas vueltas a aquellos malos recuerdos. Por ahora, sería mejor si se entregaba a la calma y al silencio a su alrededor. Inhaló lenta y profundamente, dispuesto a volver a dejar salir otro suspiro, cuando...

—¡Yahoo, Saihara-chan!

Saihara sintió su corazón detenerse, y se estremeció en su asiento, girando su rostro para encarar a la figura que se encontraba detrás de él.

—¿Ouma...kun? —El apellido del contrario resbaló despacio y temeroso de sus labios, en un pequeño murmuro. Inmediatamente después, volvió a mirar al frente, aún nervioso. Después de lo que había pasado, no tenía ninguna fuerza de voluntad para tratar con ese pequeño demonio.

El chico más pequeño se apoyó en el respaldo del banco para pasar ambas de sus piernas por encima, y en un rápido salto, tomó asiento a un lado de Shuichi.

—Me dejarás sentarme contigo, ¿verdad, Shumai? ¡Al fin y al cabo fuiste tú quien hiciste ruido al salir y me despertaste! —Sonrió ampliamente, con pequeños destellos en sus ojos. Shuichi sabía que no era cierto, se había asegurado de no llamar la atención. Ante el interminable silencio ajeno, su expresión cambió a una más neutra, y su cuerpo pareció relajarse en su sitio.

🎉 Has terminado de leer 𝑻𝒓𝒖𝒔𝒕𝒘𝒐𝒓𝒕𝒉𝒚. [𝑺𝒂𝒊𝒐𝒖𝒎𝒂 𝒐𝒏𝒆𝒔𝒉𝒐𝒕]. 🎉
𝑻𝒓𝒖𝒔𝒕𝒘𝒐𝒓𝒕𝒉𝒚. [𝑺𝒂𝒊𝒐𝒖𝒎𝒂 𝒐𝒏𝒆𝒔𝒉𝒐𝒕].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora