Nueva vida

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El tiempo pasaba en Erebor, y con cada mes el vientre de la elfa crecía cada vez más

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El tiempo pasaba en Erebor, y con cada mes el vientre de la elfa crecía cada vez más. La noticia del embarazo fue recibida de distintas maneras. Para muchos fue de felicidad por la pareja, pero no faltaron aquellos que creían que aquello era imposible y no se trataba más que de un engaño.

Para Tauriel muchas tareas se volvieron difíciles con el paso del tiempo, entre ellas la práctica con el arco y la caza. Tanto Kíli como su madre le prohibían cualquier actividad que demandara mucho esfuerzo, lo que hacía sus días de una paz inquietante.

- Tauriel. - Fue sorprendida por la voz del enano mientras jugueteaba con su arco.

- Hola Kíli. - Respondió con una sonrisa mientras bajaba el artefacto.

El ceño fruncido en el rostro de él le dió a entender el reproche que le esperaba, pero antes de que dijera cualquier cosa lo interrumpió.

- Sé que vas a decir, pero es aburrido no poder hacer algo. Estás siendo demasiado sobreprotector. - Dijo a medida que salía a tomar aire y él la seguía por detrás.

La vegetación en el lugar había aumentado con notoriedad después de la muerte del dragón y el exterminio de los orcos. El sonido de las aves inundaba de paz y tranquilidad su alrededor, nuevamente Erebor volvía a su antigua prosperidad.
Kíli admiraba la belleza de la elfa, estaba usando un elegante vestido blanco que hacia resaltar su vientre y el rojo vivo de su cabello. En ese momento no podía comprender que había hecho para merecer tanto.

- Solo quiero cuidarte. - Dijo tomando con delicadeza su mano.

Tauriel se volteó con una sonrisa. Se inclinó un poco a la altura del rostro del enano y con delicadeza depositó un beso en sus labios.

- Nos quieres cuidar. - Recalcó la primera palabra refiriéndose a ella y el bebé, a lo que el castaño asintió con media sonrisa y los ojos brillantes.
Cada vez que la elfa hacía referencia a su hijo cierto orgullo y alegría brotaba en él, estaba impaciente por tenerlo ya en sus brazos. Le enseñaría a montar cabras, a luchar con hacha y espada, podría incluso enseñarle a usar el arco aunque Tauriel era mejor en eso.

- ¡Kíli! - Lo llamó la elfa por tercera vez sacándolo de sus pensamientos.

Tauriel extendió su mano al hombro del enano y lo presionó con fuerza.

- ¿Que ocurre? - Preguntó el castaño con dolor en sus palabras, el agarre de la elfa era fuerte.

- ¡El bebé! - Gritó por lo bajo mientras bajaba la mirada y su respiración se hacía más fuerte. Las primeras contracciones se habían hecho presentes y el dolor estaba quebrando su capacidad de permanecer erguida.

Kíli comprendió la situación y llevado por el pánico gritó.

- ¡El bebé!

Ese grito se pudo haber escuchado en toda la tierra media, aún más en Erebor. Cada enano se enteró de la noticia, impacientes por apreciar el nacimiento de la pequeña criatura.

Amrâlimê ~ KilielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora