Bousni: "Bésame ".
Bésame hasta que todos mis miedos se vayan, hasta que el dolor se esfume y las cenizas desaparezcan de mi corazón.-dijo él tomándome de la mano, y rozando suavemente mis labios con los suyos.
¿Soy un acosador?, pues si eso signifi...
Luego de que Fran saliera de la confusión, de que nos dieran el alta y nuestros medicamentos para el dolor, al fin estábamos de camino a casa.
Finalmente Fran y su familia se irían con el director Robert, y mi abuela y yo los acompañaríamos.
Mi abuela y el director parecían conocerse bien así que decidieron que pasar una tarde juntos nos haría bien a todos.
Sinceramente no sabía cómo sentirme al respecto con la idea de estar muy cerca de Fran, o a su alrededor, ya que después del beso me sentía eufórico.
Haberlo besado incluso cuando él se encontraba dormido se sintió extremadamente increíble, aún podía sentir la suavidad de sus labios y el cosquilleo en mi estómago.
Estar a su lado era genial, me sentía bien si estaba con él, realmente creo que nunca me había sentido así, tan eufórico y emocionado.
Eso me hizo recordar una de las tantas veces que había acosado a Fran y él no se había dado cuenta.
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Llevaba unos días tratando de acercarme a Fran, parecía que cada vez que intentaba si quiera estar cerca de él, algo lo impedía, y realmente llegué a odiar mi suerte, porque vamos que de verdad quería acercarme.
Solo había escuchado su voz una sola vez cuando se presentó el día que llegó a estudiar aquí, y desde ese momento necesité pellizcar mi brazo para saber si realmente no estaba soñando.
Por supuesto que no, no estaba soñando, lo que me hacía sentir un poco más impresionado por él, por su voz y su belleza.
Con solo mirarlo me sentí cautivado por sus ojos, los cuales paseaban viendo a todos mis compañeros y compañeras, hasta que su mirada cruzó con la mía, y me perdí en sus ojos, en ese color tan claro, en ese brillo que aunque se percibía, sabía que podría brillar incluso más.
Y cuando él dijo su nombre, aún mirándome, sentí que mi corazón se llenaba de una sensación extraña, era casi demasiado. Su voz, sus ojos, y la forma en que mi piel se estremeció como si él hubiera dicho o hecho algo impresionante.
Podía sentir mi cuerpo vibrante de una sensación desconocida, como un sentimiento cálido recorría por mi cuerpo, algo hermoso y raro al mismo tiempo.
Desde ese día, desde ese momento, realmente me sentí atrapado por él, por Francisco.
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