El Chico Nuevo (2)

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— ¡Alejandro baja ya! ¡Por la concha de tu abuela! ¡Que el desayuno se enfría carajo!

— ¡Que ya voy mamá! — Alejandro buscaba su corbata mientras dos niñas pequeñas corrían alrededor suyo — ¿Donde esta? ¡Puta corbata!

— ¡Mamá, Alejandro esta diciendo malas plabras de nuevo!

— ¡¿Qué cosa?! ¡¡Alejandro Diallo Sánchez Rojas baja ahora mismo!!

Sonrió al encontrar la corbata. Agarró su mochila y bajó de dos en dos las escaleras de su casa para llegar a la cocina.

— ¡¿Pero qué...?! — Dijo su mamá al verlo en el marco de la puerta—  ¡Quita esa sonrisa bochornosa de tu cara!

Sin embargo, Alejandro sonrió aún más mientras mostraba su corbata planchada a su mamá. 

— Ayudame con la corbata porfa.

— ¿No estas ya muy grandesito?

Puso un puchero y su madre le pegó un sape cariñoso apenas se acercó a recibir la ayuda entre risas. Era fácil ver que su madre estaba igual o más nerviosa que él.

— Si llegas con esa cara de bobo — dijo seria — te harán bullying.

Alejandro rió.

— Nadie me hará bulying, mamá.

— Claro que no.— frunció el seño— Si alguien trata de tocarte un solo pelo, yo le quito todos pero a la peluca de su madre.

Alejandro tomó en sus manos las manos frías de su mamá y las beso. Ella suspiró y terminó de acomodar la corbata de su camisa.

— Se te va a hacer tarde. Ve a esa escuela y con la cabeza en alto.

Alejandro sonrió y se fue de su casa mientras escuchaba como sus hermanitas se quejaban del desayuno.

Mudarse nunca había formado parte de sus planes, y si fuera por él no lo hubiera hecho, pero cuando surgió la oferta de una beca en una de las mejores ecuelas de la región y al mismo tiempo  un buen trabajo en un lugar muy decente para su madre, no lo pensaron dos veces y se fueron.

— Estos serían todos los papeles jovencito. Tercer piso cuarto B, su tutor se llama Elvis Montecarrero ¡Espero disfrute su vida escolar aquí en Orvalle!

Alejandro sonrió nervioso aceptando el portafolio que la mujer le entregaba.

— ¡Muchas gracias!

La escuela privada Orvalle era una de las mejores de toda la región. Aunque era muy costosa, hace 5 años había creado uno de los mejores programa de becas en todo el país con la intención de demostrar que apoyaban la "inlcusión social". Alejandro no podía quejarse, despúes de todo él estaba ahí gracias a eso.

Cuando entró a clases las miradas cayerón en él, era demasiado incómodo. Camino con la mayor normalidad que pudo hacia un asiento en la parte trasera, no quería llamar mucho la atención.

Poco a poco fueron llegando el resto de los alumnos, el timbre sonó. Nadie se había sentado a su lado.

Puede que sea porque soy el nuevo...

— ¡Buenos días alumnos! — el profesor había entrado al aúla con una sorísa y nada más que un portafólio. Se veía animado— Me llamo Elvis Montecarrero y seré su tutor a cargo por el resto del año. El día de hoy no se hará mucho por ser el primer día, nos enfocaremos en hablar de los objetivos a lo largo del año y las actividades escolares que tedrán — dijo mientras escribía su nombre en el pizarron con una hermosa caligrafía—  Tambien tendremos que escoger un consejo estudiantil de aúla y... —su tono de voz cambió cuando fue interrumpido por unos leves golpes en la puerta—...  poner las normas de convivencia. Esperenme un momento, porfavor.

El profesor salió y todos empezaron a chismosear entre ellos. Entonces sintió unos ojos posandose en él, volteó su mirada a la ventana, que buen clima hacía.

— ¡Hey! Chico nuevo.

Un chico con una sonrísa demasiado amistosa se había sentado a su lado.

— Me llamo Jason —sonrío— veo que aun no haces amigos, no? —Le extendió la mano— Un gusto.

Alejandro lo miró dudoso pero terminó sonriendo.

— Alejandro —le estrechó la mano— un gusto. Y sí, eres la primera persona con la que hablo.

El tal Jason sonrió.

— Becado, cierto? — Alejandro abrió sus ojos sorprendido — Oh no no, no te preocupes, yo no me hago lios con eso — dijo quitandole importancia— Solo que alguien nuevo "normal" seguro sería de alguna familia riquílla y vendría con los egos por los aires — rodó sus ojso— esos si son un problema, tú no.

Finalmente votó el aire de sus pulmones y esbozó una sonrisa.

— Eso me alegra.

— ¡Bien! En realidad tienes suerte de estar en este salón, todos son super majos ¡Hey! ¡Marco! ¡Andrew! Vengan a saludar al nuevo. No lo ignoren, putos ¿No ven que esta solo?

En tan solo unos minutos tenía a varios chicos alrededor suyo. Se acercaron con curiosidad y fueron educados. Se sintió estúpido al imaginar que todos serían unos creídos y soberbios. Esa escuela era una normal, no como la de las películas.

— ¿Juegas algún deporte? Porque estas mamado. — dijo Jason y todos rieron—

— Sí, jugaba fútbol pero lo he dejado. Ahora estoy de cabeza en la natación— algunos empezaron a maldecir— igual a algún partido le entro.

— Cualquier cosa, yo soy el capitán del equipo de Adecore fútbol — dijo un chico de cabello ondulado, que se había portado super bien con él a la par de Jason— Si tienes dudas, ven a mí.

— ¡Daren! ¡No le quites gente a los del club de natación! ¡Idiota!

Todos rieron hasta que se escucho la puerta del salón abrirse y se vió al profesor junto a un chico de cabellos oscuros. Todos en silencio se retirarón a sus sitios mientras el profesor se paró al frente y se aclaro la garganta, el chico no se había movido de la puerta.

— Mathias, hay un sitio libre al lado de nuestro nuevo alumno —dijo con voz calmada— porfavor toma asiento.

— Sí, profesor. — respondió e hizo caso de manera obediente.

Cuando el chico se sentó a su lado Alejandro no volteó a mirarlo. El profesor siguió hablando hasta que sonó el timbre. Trató de decir algo pero apenas abrió la boca, el pelinegro ya se había parado para salir del aula, ignorandolo totalmente.

— Mira que de tanta gente maja te tenía que tocar con el más idiota — dijo Jason parandose a su lado de brazos cruzados — Tienes una suerte de mierda —dijo afirmando con la cabeza de manera seria—

Alejandro volteó a mirarlo con gracia.

— ¿Que tan jodido estoy?

— Muy jodido — frunció su ceño de manera exagerada — Pero mucho, Mathias es un pesado antisocial de mierda — alzó sus hombros restandole importancia — Pero si no te metes con él entonces él no se meterá contigo — sonrió y volteo a mirar a Alejandro — No te metas en líos becadito, que me has caido bien.

Se miraron seriamente por unos segundos hasta que no aguantaron la risa.

— Ya... con haber hecho un amigo aquí  ya es un logro para mí — dijo mientras salían del aula — Asi que las peleas y eso estan lejos de mis objetivos.

— Eso es bueno, tener enemigos aquí no es lo mejor — puso su mano en su hombro — te lo digo por experiencia.

Entonces esuchó esas palabras y sonrió, pensando en qué clase de problemas se podría meter un chico tan noble como Jason. 

Siguió caminando restandole importancia.

Hoy en día aun se lamenta de ello.




[AGRIDULCE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora