11. Trauma

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*NARRA GEORGE*

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*NARRA GEORGE*

Manhattan, Nueva York.
ACTUALIDAD...

"—¿Cómo te sientes ahora, Blaise? "

Fueron las palabras que pude escucharle decir a Discott en medio de mi ensoñación.

Abrí los ojos y mi vista se enfocó en el techo del consultorio, de repente el ambiente se sintió muy abrumador. Tuve un mal presentimiento, me incorporé del sillón y tome un pañuelo del buró.

—Discott... Siento... Siento como si aún no hubiese despertado. —Cerré de nuevo los ojos y los apreté fuertemente la punto de ver estrellitas.

—Abre los ojos, Blaise. —Ordenó con voz potente.

Mis ojos se abrieron y lo vi, estaba ahí. Sentado frente a mi con su arma cubierta de sangre. Llevé mi vista al escritorio y Discott estaba en su silla con un impacto de bala en su frente y sus ojos desorbitados.

—¡¿Qué le has hecho?! —Reprendí con furia.

—Solo lo necesario para terminar contigo. —Mostró una media sonrisa y sin vacilar me dio un disparo en mi pecho.

—¡DESPIERTA, BLAISE!

Me incorporé jadeando y asustado del sillón, traté de alejar a Discott de mi, pues el pánico que sentí en este momento era inmenso.

—George, tranquilo. Estás aquí, estoy aquí. No es real, él no es real. —Repitió una y otra vez para tranquilizarme.

Dejé de luchar contra él y mi temor me confirmó que efectivamente ya he despertado y que todo fue uno de esos horribles recuerdos que tanto invaden mi mente.

—Lo... lo siento. Lo siento mucho. —Murmuré.

Estar así me genera cargas emocionales de estrés y ansiedad, soy incapaz de despertar, de regresar a la normalidad y los recuerdos se vuelven más potentes y siniestros.

Odio esa sensación de sentirme invadido y dominado por mi trauma, es como si hubiese algo que me ata y me impide avanzar. Lucho continuamente contra ésto pero mi esfuerzo parece ser en vano

Me levanté del asiento de felpa de golpe, tomé mi rostro entre mis manos y sollocé con fuerza. Discott me tendió un pañuelo para limpiar los lágrimas, el cual recibí y puso su mano en mi hombro como señal de consuelo.

—Blaise. Lo siento mucho, fue demasiado... dolorosa la manera en que perdiste a tu novia y a tu hijo. —Comentó. Llora, no te quedes con nada dentro.

No hizo falta que Discott me repitiera dos veces que llorara, porque eso hice, lloré como nunca lo había hecho en mi vida, no había tenido la oportunidad de hablar de ésto por temor y porque mi trance no me permitía hacerlo.

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