Buenas Noches, Ángel.

Capitulo único.

"Good omens es propiedad de Terry Pratchett y Neil Gaiman; una serie de Amazon Prime"

Oh, ángel, mi mente parece invocarte, suena el teléfono y eres tú, sacándome de mi aburrimiento, como siempre, tan puntual, eres un perfecto ejemplo de "caballero inglés" de esos que salen a ayudar a la damisela, quien diría que la damisela era yo, sacudo la idea como una estupidez magnifica, de esas que salen de tu mente cuando el aburrimiento gana.

Tú estas solo, con aquellos postres que te hacen feliz, mientras yo me pudro en este aburrimiento, tengo mis obras de arte, algunos libros que me has obligado a leer, y que yo finjo que no disfruto. Que veo, una obra de Shakespeare y es Hamlet, acaso es un mensaje oculto que me estás dando, ángel.

Estoy tan aburrido, sin tus platicas amenas, sin tu genialidad al momento de emitir juicios; Eres tan listo, no puedo dudarlo, escucharte es algo que me atrajo, incluso hace más de seis mil años, tres simples frases y supe que eras aparte del resto de esos estirados, que castigan por preguntar de más.

Me cuentas una anécdota que a ti te parece graciosa, ¡Cómo es que iban a asaltarte!, tú estas riéndote de tu ocurrencia, yo estoy enojado, intentando simularlo, se que no eres débil, pero hace tiempo casi te cortaban la cabeza por crepas, eres un caso, uno que me gusta proteger, aunque tú lo ignoras, tu cuerpo humano debe permanecer intacto; ya viste que pasa cuando te desincorporas, vagar en cuerpos ajenos, es algo que ya no te puedes permitir... tal vez puedas vagar por él mío.

Ya vez, me haces decir cursilerías en mi mente.

Oh, ángel, que es lo que deseas de mí, te ofrezco todo cuanto poseo, en coqueteos camuflados de tristes verdades a medias, por miedo, de vez en cuando en cumplidos que tú no captas, eres tan frustrante, tan complicado, eso es parte del encanto.

Te invito una copa en tu casa, parece que entiendes la doble intención de mis palabras, te haces el desentendido y aplicas el no vernos hasta que esto acabe, por que ante todo debes ser el correcto entre los dos.

Este estúpido virus nos separa, de una manera tan ingrata, quien diría que los humanos son expertos en deshacerse de ellos mismos, a veces yo tomaba el crédito, hoy ya no vale la pena, no hay con quien lucirse, a ti no te haría feliz, a mi no me satisface darme ínfulas de grandeza, ¿para qué?

Ellos son unos caídos como yo, unos perdedores para tú bando, pero ya no hay un equipo al que pertenezcamos, solo somos tú y yo, contra el resto que ahora nos ve como traidores, pero sigues resistiéndote, llevándome al límite, eres más demonio que yo, jugando conmigo, con esos enormes ojos azules, y esa sonrisa que me deja sin habla.

Parezco un idiota enamorado a tu lado, y tal vez lo sea.

Mi mente trabaja rápido, esas ultimas palabras tuyas me han dolido, pensaba dormir hasta junio, creo que le agrego un mes más por si las cosas se complican.

Tres meses sin verte, son un parpadeo para nosotros, pero desde que te volviste parte de mi rutina, pesan, pesa mucho. Me acostumbre a convivir contigo, no es que ya lo hayamos hecho antes, simplemente se volvió más libre, el verte, hablarte sin sentirme enemigo.

Después de la hazaña del cambio, de esa cena en el Ritz, es sencillo, tú yo nos hicimos más íntimos, no con la intimidad de los amantes que se entregan, no hemos llegado a eso, aunque no me molestaría mostrarte esto que siento de la manera en que los humanos lo hacen.

Debo aceptar que, a pesar de ser expertos en destruirse, también lo son en amarse, tienen tantas cosas para demostrar aquello que llaman romance, y sin querer tú y yo hemos compartido algunas, de manera desinteresada, como parte del encanto de vivir entre ellos.