El show debe continuar

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—Está bien que te niegues, Miguel.— La psicóloga estaba igual de tranquila que siempre, sentada frente a él.— Y si no quieres continuar es comprensible, no te puedo forzar a nada, este tipo de procesos nunca es fácil, por eso te di estas tres sesiones.— En su cabeza empezaba a tener sentido el hecho de que a pesar de haber puesto resistencia parecía no afectar en nada los planes de la doctora.— Normalmente es ese periodo de tiempo lo que hace falta para que las personas acepten o no continuar y comenzar a abrirse, esta semana trajiste tus tests de personalidad, eso es bueno, pero tienes que tomar una decisión. Quiero que sepas que tus sentimientos son válidos y este es un espacio totalmente seguro.

No sabe por qué pero este tipo de actitudes le causaban algo de molestia, pero sabía que todo lo que le decían era verdad, tal vez por eso le molestaba. Antes prefería ignorar las cosas y trataba de demostrar que no le importaba, que no necesitaba todo eso; ahora está harto hasta de sí mismo y está desesperado por cambiar las cosas.

—Quiero seguir.

—Me da gusto escuchar eso.

Después de todo Hiroko le dijo "la locura es hacer lo mismo y esperar resultados diferentes" o algo así que dijo Einstein, es uno de los hombres más inteligentes de la historia, tal vez sabía de lo que hablaba.

Mientras, Hiroko se dedicó a explorar su nuevo teléfono, sentada en la sala de espera del consultorio. Tuvo que comprarse uno para poder acceder a toda la información que tenía que manejar, muchos de los archivos que le enviaba Rosa o el jefe de Rosa no eran compatibles ni cómodos para leer con su reloj, así que la tercer cosa que hizo con su primer pago fue pagar al contado ese teléfono, la segunda fue recabar partes para armarse una computadora decente, la primera cosa que hizo al recibir su cheque, fue tener un mini infarto al ver la ridícula cantidad de dinero que estaba recibiendo. Rosa le dijo que era por todas las tonterías que iba a tener que hacer y que es normal para el puesto que tiene, aun así cuando vio su cara de shock, Miguel ofreció pagarle todavía más. Todos quieren más dinero, a Hiro nunca le molestó tener un poco más de ingresos pero no se iba a sentir bien consigo mismo de aceptar tal cosa.

Se pasó casi todas las noches de esa semana ideando su computadora, armándola y poniéndole toda su atención, toda la que no ponía en Miguel, quien decidió buscar ayuda también para dejar el alcohol. Por suerte, los mismos médicos le dijeron que no tenía una adicción realmente, si lo tuviera su cuerpo dependería del alcohol para funcionar y su consumo le estaría causando problemas con su salud, y eso no había ocurrido, hasta ahora usaba el alcohol para lidiar con sus problemas cuando eran mucho para sobrellevar, lo cual no era seguido pero tampoco era bueno; estaba a tiempo de tomar medidas para resolverlo. Había sido su semana más dura hasta el momento, pero estaban siendo más considerados el uno con el otro, eso mantenía las cosas bajo control, además el tener dinero y tecnología a su alcance habían relajado mucho a Hiro y ahora su casa no se sentía tan horrible como al principio, eso y que desde la escapada de Miguel parecía mucho más consciente y calmado, cuando llegó a su casa después de pelear se veía horrible, con los ojos hinchados, ojeras y ropa que al parecer no era de él, se veía tan cansado que parecía funcionar por mero instinto. De algún modo le recordó a sí mismo después de... Tadashi, y recordó que lo mejor que pudo hacer su tía por él fue no tenerle lástima y al parecer había funcionado con Miguel también. Ahora entiende a lo que se refería Rosa cuando le advirtió sobre la gran parte de su vida que Miguel iba a tener. Después de casi dos horas ahí en el sillón, a parte de dejar la marca de su poco pronunciado trasero, pudo terminar de configurar los ajustes del teléfono, agregar la información personal que pudiera, los pocos contactos que tenía y la rara mezcla de idiomas que quería que el aparato detectara, porque no pensaba quedarse en México sin aprender español. Despegó la vista de la pantalla y otra vez aterrizó en su realidad, cierto, se iba a quedar en México. Soltó un suspiro.

EL SHOW DEBE CONTINUAR  [HIGUEL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora