Una chica en la ciudad

232 25 20
                                    

Primera fase del plan "Sal del hoyo, Hamada" (después buscar un mejor nombre) iniciada. El primer día libre de Hiro comenzó cuando su alarma sonó a la misma hora de siempre, porque al genio se le había olvidado quitarla, después de eso no se pudo volver a dormir, así que decidió levantarse y hacer un poco de ejercicio casero, las abdominales fueron la por parte. Se dio un baño rápido y ya no supo qué iba a hacer el resto del día

Su estómago pidió comida, así que iba a tener que salir, el problema era que seguía siendo un hombre. Normalmente tarda unos treinta minutos en convertirse en Hiroko, eso si la ropa, el maquillaje o esa cosa horrenda (peluca) no oponían resistencia; no iba a aguantar tanto tiempo para ir a comprar algo, porque en efecto, no tenía nada en el refrigerador. Su mente estaba dividida entre la urgencia del hambre o su propia seguridad, podía darse el lujo de salir como Hiro ¿no?, no es como si la policía lo estuviera buscando aquí... aunque ahora que sabe que ellos saben que está en México, había una mínima posibilidad de ser visto, una mínima, pero existente. Podía ponerse una gorra o una sudadera con capucha, solo para ir a la tienda... no tenía ninguna de esas cosas en el clóset, Luis hizo de Hiroko una chica con demasiado estilo para eso y tampoco tenía ropa de "hombre". Pero tenía el suéter de Miguel... y un pantalón, entallado y blanco, pero era mejor que una falda o uno de esos pantalones a la cintura que se hacen tan apmlios que siguen pareciendo una falda. La idea de salir rápido y como Hiro era muy tentadora, pero la leve amenaza a su seguridad se hacía cada vez más pesada en su mente. Vio el reloj y se dio cuenta de que había gastado cinco minutos en solo pensar en cómo salir a comprar su desayuno, así que se fue a buscar los pantalones y el suéter... no recordaba lo femenino que lo hacían ver los pantalones, se pegaban mucho a los tobillos y de algún modo mágico el corte hacía resaltar su cadera y hacía que sus piernas se vieran delicadas, pues ya eran delgadas. 

Ahí fue cuando recordó que pudo conservar la parte de abajo de su traje, las prendas negras y ajustadas que sirven de base para la armadura (incluida la nanodex, pero esa siempre la llevaba debajo de la ropa). Se miró en el espejo de su habitación y no era lo mejor, pero se sentía un poco más "él" y era una buena solución para ir a la esquina de la cuadra.
Entre sus posesiones de Hiroko encontró unos lentes de sol y se los puso, solo por si acaso, se notaba que eran "de mujer" pero tampoco le importaba mucho, en estos tiempos la línea que divide la ropa entre femenina y masculina es menos notoria ¿verdad?
Asomó la cabeza fuera de su departamento y dio un rápido vistazo, tras comprobar que no había moros en la costa se escurrió fuera totalmente y cerró con llave. Se había dado cuenta de que tenía vecinos a los lados y arriba de su departamento, pues en el poco tiempo que estaba en casa podía escuchar gritos y risas, pasos en el techo, la televisión y ciertos... sonidos... provenientes del departamento de al lado. Sin embargo nunca se había topado con alguien, principalmente porque casi nunca se encontraba ahí, en ese momento parecía que tampoco iba a tener el placer de conocer a sus vecinos.
Música de Misión imposible, por favor.

Esa era la primera vez que salía como Hiro en semanas, no sabía cómo debía comportarse exactamente, y terminó tan ansioso que sintió la necesidad de ser lo más sigiloso posible, sigilo era su segundo nombre: Hiro Sigilo Hamada. Mejor ya no se inventaba más nombres. Prosiguió con su tarea de pasar desapercibido mientras bajaba las escaleras del edificio, se pegaba a las paredes, se encorbaba y bajaba las escaleras de dos escalones a la vez, tratando de que sus tenis hicieran el menor ruido posible.

Los nervios llegaron cuando tuvo que pasar la recepción, que aunque el edificio fuera bastante modesto, el dueño del edificio hacía de guardia (?) en la pequeña recepción, pues también vivía ahí y era su único ingreso. Hiro analizó sus opciones, podía intentar correr hacia la entrada, pero se vería muy sospechoso, podía esperar a que alguien más entrara para didimular su andar, podía distraer al dueño para que dejara su puesto y en ese momento salir rápidamente, pero para eso tenía que idear una distracción, como apagar el interruptor de la luz del edificio y eso obligaría al tipo a ir a revisar, eso estaría bien para que dejara de ver lo que sea que estuviera reproduciendo en su computadora, la que al parecer lo tenía atrapado... O tal vez...

EL SHOW DEBE CONTINUAR  [HIGUEL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora