🔪Capítulo 7 🔪

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"He pasado tanto tiempo en la oscuridad, que había olvidado lo hermosa que es la luz de la luna."

Aria.

Mis ojos iban puestos en la ventana del auto, pero solo veía manchas pasar a través de ellos, manchas y gotas de lluvia, el olor a pino inundó mis sentidos cuando la puertas de la mansión se abrió para dejarnos entrar.

Mire mis dedos que estaban temblando, no tenía miedo, se debía al frío. Sin embargo, no podía ocultar que estaba un poco nerviosa.

-¿Segura que estás bien?-Preguntó Alec mientras se quitaba la chaqueta y la colocaba sobre mis hombros.

¿Acaso era una puta broma?

Estaba mojada y tenía un frío enorme, aunque al principio me negué el insistió. No quería que me enfermara dijo.

-¿Por qué traes contigo un arma?.-pregunte directamente.

-Por protección, uno nunca sabe con que loco se va a encontrar en la calle.-Lo dijo tan convencido que podría hasta creerle.

-Los mataste.-Negue con la cabeza.

-¿Que quieres que diga Aria, que lo siento?.-Cuestionó ya un poco exasperado mientras restregaba su rostro con ambas manos.

-Quizás no estaría mal, eran personas los que acabas de matar y tú te ves tan... tan insensible al respecto.

-Te diria que lo siento, pero realmente no lo hago, no está en mis planes mentirte.-Tomo mis manos y las frotó dando un poco de calor, para luego mirarme a los ojos y continuar.- Personas como ellos no cambian y si no te hacían algo a ti, seguramente lo harían con alguien más, que probablemente no tendría la suerte de ser rescatada a tiempo.-Me tomo por la barbilla para levantar mi rostro cuando desvíe la mirada.

No sabía que decir, quizás tenía un punto.

No estaba bien justificarlo, pero una parte de él tenía razón.

-Ahora vamos dentro y prometo que todo estará bien.-Me regaló una sonrisa, que me derritió.

Podía ser el mismo diablo quien me estaba sonriendo y yo caería en ese momento.

Lo seguí hasta la enorme puerta de madera, no dije nada cuando no toco sino que abrió con una llave que sacó de su bolsillo, probablemente al ser tan amigo de los gemelos. Le habían dado una copia.

-¡Maldición !-Dijo al entrar y ver vasos, regados en la mesa, algunas botellas de alcohol y la chimenea encendida.

-¿Que sucede?-Pregunte confundida.

-Vámonos de aquí nena, mejor te llevo a casa, no es un buen momento.-Me tomó del codo con suma rapidez haciéndome salir de la sala, al menos eso intentó hasta que una voz retumbó en el pasillo seguido de unas botas bajando las escaleras centrales de la mansión.

-Llegas tarde.-Giré al ver la chica de cabello largo color castaño, daba miedo de verla, no en el mal sentido, honestamente era preciosa, pero el tono de su voz sumado a sus gestos corporales me decían que no estaba muy feliz de vernos allí.

-Zoe.

Alec habló de mala gana, casi que vomitando cada letra de su nombre, era obvio que tampoco le agradaba su presencia en el lugar.

De repente me sentí muy incómoda y fuera de lugar al ver la guerra silenciosa de miradas que había entre ambos.

-¿Que sucede aquí?-Kas me vió y abrió sus ojos con sorpresa, bajó corriendo las escaleras y hasta ese momento no me fijé que llevaba la ropa rasgada y los codos llenos de sangre, supongo que debido a la caída.

Obsesiones Peligrosas©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora