IV

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Durante varios días me escribió y llamó y yo me rehusé a responder. Pensé que si le seguía respondiendo no podría dejar de sentir y mis sentimientos cada vez serían más intensos y costaría más aplacarlos. Mejor acabar con ello antes de que la caída fuese más dolorosa.

Habían transcurrido exactamente dos semanas con 3 días desde que dejé de ver sus mensajes y de seguirlo en redes sociales. Cuando una camioneta azul eléctrico bastante elegante se interpuso en mi camino cuando intenté cruzar la calle poco concurrida para esperar un taxi al salir de la universidad.

Me crucé de brazos esperando que avanzará pero no lo hizo, así que intenté rodearla pero una voz bastante familiar me llamó desde una de las ventanillas. Y yo me paralicé.

Era él.

Nada más que esoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora