VI

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Los meses siguientes pasaron tan de prisa que fue como si todo fuera una película y alguien pulsara el botón de avance; en esos meses le presenté a mis padres con los cual se llevó bastante bien, luego de un interrogatorio y una exhaustiva charla por parte de mis dos progenitores a nosotros dos; él me presentó a sus padres y les tomé mucho cariño.

No siempre nos veíamos a diario puesto a que él trabajaba y seguía dando conferencias y talleres, además yo tenía semestres que aprobar, sin embargo cuando nos veíamos aprovechamos cada instante.

Un día nos encontrabamos en su casa esperando que comenzara Criminal Minds, nuestra serie favorita.

Mientras, yo estaba junto a él jugando a peinar y despeinar sus cejas, él las movía graciaosamente haciendome reir como loca. Su mano ascendía y descendía por mi espalda sobre mi blusa de Bob esponja.

Sonriendo me detuve y aprecié sus lindas facciones, sus largas pestañas, sus ojos iluminadosy  su ligero rubor causado por mi mirada fija, me causó mucha ternura, por lo que tomé sus mejillas sonrojadas y besé sus suaves labios.

—Eres una ternura—dije y lo volví a besar

—Tú más, mi luz— dijo mientras lo besaba con más intensidad y nos recostabamos sin separarnos lentamente en el amplio sofá.

Fue entonces cuando escuché un insesante sonido y todo comenzó a desvanecerse, su boca, sus manos, él.

Y finalmente desperté, abrí los ojos confundida, fijandome que el incesante sonido provenía de mi teléfono, era de una alarma programada. La apagué.

Me frote los ojos aún confundida ¿qué hacía en mi habitación si hace un momento estaba con él?

De pronto la puerta de mi habitación se abrió y entró mi madre, con una sonrisa plasmada en su rostro y negando con la cabeza.

—¿Estás bien, hija? Dormiste por...— pensó viendo su reloj de muñeca— veinticuatro horas con... —consultó su reloj nuevamente— Con 50 minutos

-¡¿QUE?!- que grité revisando mi teléfono, viendo que la fecha, no era la correcta, estaba atrasada por meses. Iba a marcar el número de Él y no me aparecía registrado su contacto, revisé su perfil de redes sociales, y recién había publicado una foto con una mujer muy bonita, aparentemente de su edad y al pie de la foto rezaba 《Feliz San Valentín, amada mía 》

Parpadeé y me quedé pasamada mirando a la nada.

—Hija, ¿estás bien?—  preguntó mi madre acercándose y tomándome por los hombros sacandome de mi ensimismamiento.

Y allí lo entendí todo, la fecha no estaba mal, mis contactos no estaban mal, lo único que estaba mal fue el no haberme percatado de que todo había sido un solo sueño.

Las asistencias a las conferencias fue lo único real de todo eso, pero el nosotros nunca existió.

Sin preverlo una lágrima rodó por mi mejilla y sentí un vacío en algún lugar dentro de mí; Sin embargo sequé esa lagrima y sonreí.

—Si, mamá estoy bien —dije — Solo se trataba de un sueño, nada más que eso.
   

                               Fin.

Nada más que esoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora