✧ Prólogo ✧

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En medio de todo el caos se forma un silencio que resuena en los oídos de Roman. Tras su fuerte argumento sobre Deceit, quien ahora había revelado su nombre, indeciso duda tanto de él como de si mismo. No lo detuvo para soltar una fuerte carcajada al oír tal nombre, porque claro, para él sonaba infantil. Todos comenzaban a confiar más en la serpiente, el 'villano' de la historia, cuando lo único que quería era buscar el sentido correcto de las cosas. ¿Confiarle a Janus el estado emocional de Thomas?, debía ser una broma de mal gusto. O al menos eso era para él, una simple broma. La burla que anteriormente consideraba divertida resultó ser turbia a los ojos de Janus. No era el tipo de persona con la que te querías meter si de verdades hirientes se trataba.

— Gracias a dios que no tienes un bigote, Roman .—Suspira y le mira con disgusto— De ser así, entre tú y Remus no sabría quién es el gemelo malvado.

No pudo hablar más. En su interior un dolor le impidió abrir la boca. Asentía poco ante las palabras de Patton, respondía vagamente a Thomas y definitivamente no podía ver a los ojos a Janus. Era más fácil para Roman simplemente llamarle Deceit. Y todo porque no quería crear ningún vinculo con tal serpiente. A pesar de haber jurado cuidar de Thomas no creía una palabra. ¿Desde cuando se había vuelto el malo?. Le dolía. Se sentía fuera de lugar entre ellos. Por algún motivo, la necesidad de alejarse le pareció la mejor. Estando finalmente a solas en su habitación, su zona de confort, deja fluir la presión que había en su pecho. Un espejo que tenía cerca fue la primera solución que vino a su mente para calmarse. Ya lo había estado haciendo. Hablar consigo mismo y decir que todo estaba bien, que era una buena persona y que tomaba las decisiones por el bienestar de Thomas.
Pero, ¿y si se equivocaba?, ¿y si era incluso... peor que Remus?.

— No, ellos están mal .—Se dice tratando de respirar con normalidad— Yo no podría jamás... dañar a nadie.

Palabras vacías que en realidad no decía en serio. Al verse a los ojos era inevitable que se sintiera como el diablo en persona, pues en sus manos estuvo la decisión de si Thomas debía ir o no a la boda cuando claramente su estado mental pedía a gritos un descanso.

— Yo, yo... ¿lo he estado lastimando? .—Su voz comienza a quebrarse.

Las ideas se ordenaban como piezas de rompecabezas en los lugares equivocados, pero de alguna forma lograba hacer que embonaran a la perfección. Pensamientos grotescos nublan su mente. Era imposible para Roman no pensar en lo mucho que detestaba a Janus y lo mucho que quería hacerlo desaparecer. Nunca podría reemplazarlo a fin de cuentas. No había nadie igual de creativo y animado como Roman. Era una lastima que... ahora todos lo viesen con otros ojos. Este golpea el espejo con su mano en puño al recordar las palabras de Janus.

— ¡Maldición! .—Grita sin importar lo que pudiesen decir los demás. Nunca entrarían a su habitación de todos modos.

Lo que antes eran pensamientos reconfortantes ahora eran increíblemente repulsivos, vengativos, entre otros. El espejo ahora roto reflejaba su persona de una forma tan distorsionada, tan horrenda que apenas si podía reconocerse. Estaba cambiando, algo diferente estaba creciendo en él y no era bueno. Entre lagrimas y aún con un poco de bondad en su corazón hace el intento por arrepentirse y regresar pero parecía ser demasiado tarde. Lloraba pero a la vez se comenzaba a reír mientras se pensaba constantemente cosas como...

'Nunca te necesitaron'

'Siempre arruinas todo'

'Nadie necesita de tu opinión'

'Incluso si te vas no haría la gran diferencia'

Un pensamiento tras otro tan aleatorio que lo comenzaban a acorralar por el hecho de tratarse de todas sus inseguridades. Es cuando finalmente llegó a una conclusión.

— No tengo porqué cuidar de Thomas. No es mi trabajo, es el de los demás, nunca me necesitaron .—Una sonrisa nostálgica se forma— ¿Porqué me sorprende? .—Levanta un trozo del espejo que yacía en el suelo— Después de todo como gemelos somos iguales.

Se pausa pero por un simple minuto. Bien podían Roman y Remus ser similares en apariencia pero de los dos solamente había uno que siempre iba a destacar y ese era Roman. Antes destacaba por su puro corazón, pero ahora, ¿porqué no lo contrario?. Si iba a destacar lo haría siendo lo que siempre debió ser, y eso era siendo un peor Darkside que Remus.

— Si ellos me quieren como el villano, entonces... no hay alternativa.

Y al final, la oscuridad lo sumergió hasta ahogarlo. Ninguno tenía idea de lo mucho que Roman necesitaba de los demás. Ni mucho menos Virgil quien no estuvo presente en la discusión. No iban a tardar en notar el cambio, y estaba tan ansioso de saber las palabras que tenían para decir sólo para reírse en sus caras y obligarlos a que le rogaran una vez más mientras él volvía a burlarse sin intención alguna de caer en sus mentiras otra vez.

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