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Estaban todos en su contra. Thomas quien alguna vez lo admiraba cuan héroe ahora solamente tenía ojos para la serpiente. Había sido remplazado. Claro, todos eran simples pensamientos del pobre principe que tiró su corona para tomar una nueva y nombrase Rey. La historia que estaba siendo escrita sobre hojas blancas ahora se habían tornado negras tras haber caído tan bajo. ¿Y qué le quedaba?, nada. En su corazón no había más que rencor y odio cuando antes resplandecía como las estrellas, pero como tal, dejó de emitir luz y se extinguió. Tal vez fue un error que cometió, o tal vez era simplemente que jamás había sido importante. Frente a él se encontraba una escasa luz. Alguien a quien le había depositado tanta confianza sin haberse dado cuenta. Y al resplandecer tanto dentro de su oscuro mundo decidió acapararla hasta sofocarla. Entre sus brazos tomó aquella luz y con egoístas sentimientos decidió aferrarse. Virgil se encontraba mirándolo a los ojos y temía a que desviase la mirada. Acorta la distancia entre ambos con la intención de ponerlo a prueba y definitivamente se llevó la sorpresa de que ya no estaba retrocediendo.

— Hablemos de esto, no estás bien .—Con la voz temblando trataba la ansiedad por primera vez ser algo más que negativos pensamientos— Sea lo que te haya dicho Janus-.

— Ahorra tus palabras si vas a referirte a Deceit .—Ni siquiera podía pronunciar su nombre pues le traía el recuerdo del suceso que desató este caos— Entiende, no estoy hecho para ayudar. No me necesitan y por haberme mentido por años debo hacerlos pagar.

— Cambiaste... .—Susurra tras un par de segundos en silencio.

— No, Virgil .—Suspira y esboza una sonrisa melancólica— Desperté.

Este siente un nudo en su garganta. Por un momento pudo jurar que había visto reflejándose en aquellos ojos a quien creyó antes conocer. Al principe con gran carisma y un corazón que valía más de lo que podría valer su persona, o así pensaba. Su mano se extiende en busca de la suya pero se arrepiente. Hace el esfuerzo por no verse débil pero la barrera que había construido se derrumbó.

— No puedes ser un Darkside .—Murmura— No debes ser como yo.

— No tiene nada de malo .—Las palabras fluyen de su boca pero sus acciones comienzan a ser torpes por algún motivo que desconocía. Sus manos toman del rostro de Virgil, alzando sus mejillas haciéndolo ver 'adorable' desde su punto de vista— No si me ayuda a conocerte mucho más.

— ¿C-Cómo? .—Retira las manos de su rostro de manera brusca— Ni siquiera te entiendo.

— Las mentiras no son lo tuyo, son de alguien más .—Tomó de su muñeca con la misma fuerza y brusquedad— No me alejes cuando trato de corresponder.

— Se te está subiendo a la cabeza, tenemos que ir con Thomas-.

— ¡No! .—Alza su voz y provoca que Virgil pegue un brinco. Estaba asustándolo, no era su intención pero era la oscuridad en su corazón que no le permitía reaccionar de otra forma. Virgil tenía pensado huir o al menos así era hasta que Roman se aferró a él. El abrazo que le brindó le asfixiaba, trataba de alejarlo pero era imposible. Era egoísta y no podía evitarlo— No te dejaré abandonarme. No quiero que me des la espalda.

— Roman...

— Quédate .—Suplica una ultima vez— Acéptame.

— Sabes que no puedo hacerlo, no me pidas esto .—Lo rodea con sus brazos devolviendo el gesto mientras aspiraba el aroma de sus ropas. Estaba seguro de que era tan incorrecto lo que su corazón gritaba pero si que deseaba sonreír y ceder. Fingir que nada de esto era tal malo como parecía, solamente para poder estar en sus brazos más tiempo. No podía ser egoísta pero Roman si estaba dispuesto a serlo por el bien de los dos.

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⏰ Última actualización: May 18, 2020 ⏰

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