CAPÍTULO 8: Cinco minutos para la medianoche.

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20 de septiembre del 2143

La relatividad del tiempo había sido descubierta un par de cientos de años atrás, pero Andy y el resto no la habían experimentado de una manera tan radical hasta ese mes de septiembre. Los días se habían pasado volando y mientras más deseaban que el tiempo redujera un poco el paso, más rápido parecían irse las horas. Y cuando menos lo esperaban, el día de la reunión de aquella misteriosa secta había llegado. Todos se habían preparado lo mejor posible, habían entrenado muchísimo y habían aumentado sus habilidades sustancialmente, pero a pesar de ello, no podían evitar sentirse nerviosos y preocupados. Los pensamientos de "¿estamos haciendo lo correcto?", "solo somos estudiantes de preparatoria" o "no deberíamos exponernos a algo tan peligroso" aparecían a intervalos regulares en sus cabezas, lo que hacía que la ansiedad los carcomiera por dentro. Sin embargo, Sebastian se había encargado durante todo ese tiempo de mantener lo mejor posible los ánimos de todos. Él, como la mayoría de las veces, parecía estar muy tranquilo e incluso entusiasmado con lo que venía.

"¡Todo saldrá bien! Quizás todo no sea más que una farsa y hayamos perdido el tiempo."

"Nos hemos preparado mucho más ahora que sabemos lo que puede pasar. ¡No volverán a tomarnos desprevenidos!"

"Somos mucho más fuertes que la noche en el almacén. ¡Nadie podrá con nosotros!"

Esas simples frases los tranquilizaban bastante debido, principalmente, a que, en cierta medida, eran verdad. Se habían preparado lo mejor posible y todos se sentían en una mucho mejor posición que en el combate en el edificio abandonado. Y así se mantuvieron hasta que llegó el día, manteniendo los nervios a raya en todo momento.

La reunión había sido programada para las 22:00 horas por lo que durante la tarde Andy y los demás se juntaron en su departamento para comer algo, repasar el plan y afinar los últimos detalles. Ya cuando quedaban un par de horas para la reunión, el segundo grupo (conformado por Emily, Elizabeth, Mary y Cris) se puso en movimiento. Conversando animadamente entre ellos para evitar la ansiedad, caminaron hacia la estación de metro más cercana y se dirigieron con rapidez hacia su destino: una de las partes más céntricas de la ciudad, a una sola estación del palacio imperial. Por su parte, el lugar al que se dirigían estaba a tan solo cinco minutos de distancia caminando de la estación.

En general, no había mucha diferencia entre las distintas partes de la ciudad de Nueva Victoria, pero el sector más central estaba llena de parques y enormes áreas verdes, en las cuales la gente solía reunirse durante el día, ya fuera para jugar con sus hijos o mascotas, o simplemente para tomar un poco de aire fresco. Y el lugar donde se encontraba el centro de eventos donde se reunirían ese día estaba junto a uno de los parques más grandes de toda la ciudad, lo que les vendría de maravilla para poder vigilarlo. Durante los días previos, y apenas supieron la hora y el lugar donde se realizaría la junta, algunos de ellos se habían dedicado a recorrer e inspeccionar el lugar con lujo de detalles, con el fin de encontrar buenos lugares para esconderse y vigilar, lo que no había sido tan difícil como habían pensado en un comienzo. El centro de eventos estaba en una ubicación bastante particular, en un barrio principalmente comercial. Era un edificio de dos pisos, parecido a un teatro por fuera y rodeado de rejas altas color plata. Estaba al final de una cuadra con bastante movimiento de gente durante el día y en su parte posterior colindaba con negocios de todo tipo. A su lado izquierdo había una calle con un carril para cada lado y luego se encontraba una sección del Parque Metropolitano, la cual se extendía por cientos de metros, siguiendo la calle, mientras que a su lado derecho se encontraba otra calle del mismo tipo, pero al otro extremo de la misma había más negocios o pequeños edificios de departamentos. En la parte delantera del centro de eventos, donde se encontraba la puerta principal, la cual estaba antecedida por un hermoso jardín de flores con una enorme fuente central, había un pequeño estacionamiento para los invitados al interior del complejo y otro al frente del edificio, junto a la calle, el cual estaba justo delante de otra sección del parque, el cual "rodeaba" al edificio en una forma de "L".

Los Ojos de la Verdad I - El alba del PoderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora