Pista II

180 21 38
                                    

—¿Qué-..?

La pregunta de Kiku se perdió en la frialdad de la escena. Su cuerpo quedó de mármol al distinguir aquel paisaje que parecía ser de una película y no de su realidad. Fue el único de los tres que tuvo fuerzas para moverse y acercarse al cuerpo que estaba echado de lado igual que un pez que había quedada a la deriva del mar. Se inclinó hacia él y con un alivio pintando su sonrisa movió al cuerpo haciendo que Alfred empezara a gritar de nuevo pidiéndole que no le tocara.

—Es un muñeco de goma, Alfred. Uno que tiene mucha ropa encima. —indicó Kiku como respuesta.

—Oh, mierda. ¿A quién rayos se le ocurre traer algo así a este lugar?

Alfred aún no decía nada, seguía mirando al maniquí que Kiku inspeccionaba con recelo y desconfianza.

—Ya vámonos...—susurró el americano con la voz ahogada.

—¿Qué es eso de allí? —preguntó Arthur inclinándose al maniquí que aparentaba ser un cadáver. Tomó su brazo frío de piel estética, tenía varios piquetes.

—Es como si le hubieran pinchado varias veces...—dijo Kiku a su lado.

—Como si fuera un muñeco vudú. —Alfred acotó atrás de ellos manteniendo la línea, reacio a acercarse.

—No...los muñecos vudú son pequeños y tienen pinchazos en el corazón. —Arthur miraba con serio escrutinio al maniquí como si tratase de un detective inmerso en la escena del crimen.

—¿Cómo sabes eso? ¿Practicas brujería, Kirkland?

—Es conocimiento básico, idiota. —Con un blanqueamiento de ojos, Arthur zanjó el tema sin negarlo.

—Vaya, no lo negaste.

—¡Oye-

—Oigan, oigan, miren. —Kiku detuvo la discusión que se avecinaba con una voz serena.

Antes habían creído que el cuerpo de goma lo hallaron en la cocina. Había alacenas de madera adheridas a las paredes, había una cortina vieja y grisácea que cubría una ventana opaca y había un grifo oxidado. Pero al acercarse y mirar con más cuidado, se veía que en realidad el lavabo tenía gotas de agua impregnadas de una reciente apertura de llave, también había algunos paquetes de inyecciones y varias jeringuillas usadas.

—¿Drogadictos? —Kiku elevó la pregunta sin respuesta.

Arthur estaba inclinando mirando de cerca la mesa limpia. No había matas de polvo como en el resto de la casa. Notó que había una pila de folletos sobre una persona desaparecida.

—Feleciano Vargas...¿Quién rayos es? —Alfred leyó lo que decía el boleto detrás de Arthur.

—La desaparición fue hace una semana...

—Esto no me está gustando nada. Miren eso —indicó Kiku señalando el lavabo. No solamente había gotas de agua por lo que sea abrió el grifo. También estaban restos de sangre.

—Oh, mierda. —Arthur bajó la hoja y la dobló despacio.

—¡Ya vámonos! —imploró Alfred.

—Llamar a la policía...Hay que llamar a la policía. —reaccionó primero Arthur pestañando y empezando a buscar su celular que no aparecía.

—Si es una casa embrujada, seguramente no hay señal. —aseguró el americano.

—Hay...hay una estación de policía cerca de aquí. Mejor busquemos ayuda allí.

Los tres concordaron en ello y se apresuraron a salir con un miedo escalando la médula.

El club del misterio (usuk)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora