02.

1.6K 247 25
                                    

Febrero — Jueves 20 del 2004 ; 6:30 pm.

Una tarde tranquila y Jisung es ausente de todo. Él tiene una feliz vida, tiene una familia que le quiere, a sus amigos que nunca le fallan en nada y siempre están cuando él los necesita.

Sin embargo, siente un vacío, no sabe por qué, aunque tampoco es que lo quiera descubrir, tiene mucho por vivir, aun le queda una larga vida para hacer todo lo que ha escrito en su diario.

El viento ha estado soplando fuertemente, sin embargo aun tiene que ir a la estación.

—Sunggie, ¿falta poco para que te vayas? ¿a qué hora sale tu tren?- preguntó su amigo de cabellera anaranjada, quien siempre le está sonriendo y apoyando. Y Jisung le quiere a pesar de su infantil personalidad.

—A las 7:00, Bokkie. — Responde recostando su cabeza sobre la pierna de su naranja amigo.

—Ah, bien, entonces aun tenemos tiempo, ¡vamos! —

Al gritar, levantó a Jisung como pudo y salieron corriendo, como siempre.

— Llegaré tarde...

Fue un susurro el que escapó de sus labios. Sabía que aunque le dijese, Yongbok haría caso omiso y le llevaría al mismo de lugar de siempre, donde se encontraban Hyunjin y Seungmin, al boliche.

.
.
.

Corriendo bajo la lluvia, tapando su cabeza con la mochila, llegó a la estación y una vez más, el tren ya se había ido.

Observó su reloj, mientras con la mano que desocupaba sacudía un poco su saco.

— ¿7:30? —suspiró. Yongbok era todo un caso.

Divisó el tren y volvió a soltar un suspiro frustrado. Aunque no podía quejarse, amaba su vida, mucho, al igual que a sus amigos, eran los mejores.

Entró al tren y para su sorpresa, estaba lleno, era un tren que nunca se llenaba, al menos pocas veces y le había tocado una de ellas.

Un rostro conocido apareció.

Le miró detalladamente, antes no le había visto por su gorro y por que literalmente estaba vestido absolutamente todo de negro.

Ahora no traía gorro y su ceño estaba fruncido, su cabello negro húmedo al igual que su ropa y mochila, de los cuales goteaba levemente.

Su fino rostro y unos labios delicadamente rosas. No sabía cuanto tiempo le había estado admirando, pero al toparse con sus ojos, una mirada apagada y seca, le devolvió a la realidad y bajó la cabeza, ahora sus mejillas ardían.

A pesar de su fría mirada, había algo en él que le hacía sentir cálido y querer hablarle. Aquella piel bronceada le llamaba tanto la atención, moría por ver brillar aquellos apagados ojos.

Le constaba haber visto a ese chico antes, simplemente, Jisung era malísimo para recordar nombres y donde les había visto antes. Quizá ese efecto tenían algunas personas, haberlas visto antes, sentir que le conoces y simplemente jamás haberlas visto realmente.

Jisung tenía la manía de juzgar a las personas, no de mala manera, solo quería creer como eran aquellos que llamaban su atención. Y ésta no era la excepción.

Al estar sumido en sus pensamientos, no había sentido nuevamente escalofríos como el primer día que subió a aquel tren, el clima estaba igual o incluso peor. Ya no sabía que pensar.

Miró por última vez a el chico. Él también le veía, aunque su mirada parecía perdida, como si realmente no le estuviese mirando.
.
.
.
Y preguntarte quien eres...

Jueves. - Minsung. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora