Cronicas de una fumadora 3#

990 13 0
                                    

No lo necesito. No lo necesito. Lo necesito. Necesito fumar. Sentir que mis penas huyen con el olor del humo. Suena ridículo decirlo, pero no puedo vivir sin el tabaco. El cigarro es una prolongación de mi cuerpo a estás alturas. Seguramente no pueda dejarlo ahora, aunque no hubiese nada que prefiriese en el mundo. Pero tampoco quiero dejarlo.
No me digas que puedo ser feliz de otra manera o ahogar mis penas en helado en vez de en tabaco. Eso solo son cuentos para mí, cuentos que prometen cosas que no se pueden cumplir. Así que juega a ser escritor, que no me leeré tus historias. Las quemaré con mi mechero hasta reducirlas a cenizas, cenizas que no puedan contar más mentiras. La única manera de ser feliz es enviando las lágrimas al infierno, y yo he encontrado la manera. Infalible y cierta.
Lo necesito. Es mi droga, como tú tienes tus libros. Conseguimos aferrar un sueño imposible, yo envuelta en humo y tú en tinta. Y no me digas que no es lo mismo, porque ya no me creo nada de lo que digas. Aunque mi jersey favorito sea el que me regalaste y mirar las nubes me recuerda a ti, te he sustituido. Y viceversa. Nos refugiamos en nuestra adicción, nos refugiamos del exterior. O tal vez sea una excusa para no hacerte caso, para olvidarte de una vez.
Te repetiré que puedes ser feliz de otra manera hasta que te canses, porque yo ya me he cansado de la de veces que me lo has dicho. Para ti solo soy una fumadora obsesiva, que no sé hacer nada más. Pero recuerdo que antes sabía besar, y parece ser que muy bien, ya que me lo recordabas siempre. Así que déjame continuar mi camino, yo haré lo mismo. Tal vez nuestras vidas acaben de forma diferente o igual, pero no serán vidas unidas. Recuerdame como te guste, como la chica que sabía besar o la adicta al humo. Yo lo haré como el que me cambio la vida. Para mal.

Textos AdolescentesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora