Día 3: Trabajo grupal (Saga vs Camus)

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AU Moderno | Pareja extra: MiloCamus

La rutina en casa de Camus era muy simple. Por la mañana él dejaba a Hyōga e Isaak en la escuela, en la mediodía los recogía Milo, buscaban a Camus en su trabajo y volvían todos juntos al apartamento para almorzar. Isaak se encargaba de lavar los platos y Hyōga los sacaba y guardaba, una vez que terminaban sus deberes, se sentaban en la mesa con Camus a hacer tarea y repasar lo que habían aprendido en clase, mientras Milo hacia galletas o tomaba una siesta o salía a comprar lo de la cena. A las cinco tenían un descanso hasta la hora de la cena, cuando de nuevo se encargaban de los trastes, y luego tenían dos horas para jugar o ver televisión hasta que uno de sus padres viniera a apagar todo para que se fueran a dormir.

Camus era muy estricto en general, pero nunca tanto como en el ámbito académico. Les tenía terminantemente prohibido a sus hijos sacar mala nota, prometiendo graves consecuencias si algún día se les ocurría raspar. Les repetía una y otra vez que su única responsabilidad era tener un buen promedio para entrar en una buena universidad, advirtiéndoles que no siguieran el ejemplo de su otro padre, que había decidido no cursar estudios superiores.

Por miedo a hacer enojar a su amada mami Camus (tampoco tenían permitido decirle así, pero Hyōga solía hacerlo cuando era pequeño y a Isaak le divertía recordárselo), ambos niños eran alumnos ejemplares. Siempre salían en el cuadro de honor y los maestros siempre felicitaban a Camus en la entrega de boletas por su buen rendimiento. No era como si tuvieran otra opción, Camus les revisaba los cuadernos todas las tardes, los hacía estudiar los temas de cabo a rabo y no les permitía levantarse de la mesa hasta que hubieran hecho todas sus tareas a la perfección.

Había solo una actividad escolar que Camus odiaba: los trabajos en grupo. Él era partidario de que sus hijos realizarán todas sus actividades de forma independiente, solo los revisaba para confirmar que cumplieran con todos los objetivos o para corregir posibles errores. Los trabajos en grupo implicaban tener que reunirse con niños que no ayudaban en nada y sus madres que querían hacer todo el trabajo ellas solas. No lo soportaba, así que las últimas veces se había asegurado de que las reuniones fueran en su propia casa y que las madres metiches no pasaran de la puerta.

El caso de Saga era completamente diferente. Saga y Aioros eran unos padres bastantes consentidores, Athena era la niña de sus ojos, no tenía horarios y contaba con muy pocas restricciones, le permitían hacer lo que quisiera porque le creían muy responsable y madura. Athena también era una alumna sobresaliente y sus padres estaban muy orgullosos de ella, por lo que no dudaban en "ayudarla" cuando no sabía realizar un dibujo, o cuando no sabía hacer la tarea de matemáticas, o cuando no entendía muy bien el análisis que tenía que entregar para lenguaje. Y así era en todas las materias, si su querida hija les pedía ayuda, ¿como podían negarse? Muy pocas eran las actividades que la pequeña Athena realizaba por sí misma.

Qué decir de las carteleras y afiches, donde siempre terminaban Aioros y Saga doblados en el piso haciendo recortes y dibujando letras en foami mientras su hija se entretenía con los otros niños.

Era de esperarse, entonces, que las actitudes de Saga y Camus terminarán chocando tan drásticamente, pero ninguno los dos lo pudo haber sabido con antelación.

Un martes después de almuerzo, Hyōga le informó a su padre que le habían asignado una exposición sobre las Olimpiadas.

-¿Quién es tu grupo? -inquirió Camus, revisando las multiplicaciones que acababa de terminar Isaak.

-Somos Shun, Seiya, Athena y yo.

Camus dejó el cuaderno de Isaak en la mesa y arqueó una ceja. Seiya y Shun eran amigos de Hyōga, estudiaban con él desde primer grado, casi siempre hacía grupo con ellos y los había tenido en su casa bastantes veces. Pero nunca antes habían incluido a la tal Athena. Era nueva en la clase, se había transferido al colegio ese año, tenía buenas notas y Camus sabía por boca de las otras madres que también tenía dos papás, pero Hyōga no la había mencionado antes.

30 días de GéminisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora