-Henry, arriba. Hay que ir a escuela — dijo suavemente Regina mientras se sentaba en la cama, al lado de su hijo.
-Cinco minutos más mamá — murmuró Henry, cerrando otra vez sus ojos.
-No mi pequeño príncipe, no puedes quedarte más, es tu primer día de clases ¿recuerdas? — lo incentivó la morena.
-¡Cierto! — exclamó — volveré a ver a mis compañeros.
-Sí, pero que no se te olvide que también tienes que estudiar — indicó en un tono divertido.
-Claro, si quiero ser como tú tendré que esforzarme — dijo abrazando a su madre, a la cual admiraba mucho.
-Bien, vístete y baja a desayunar que se hace tarde.
En casa de los Swan...
-Emma, me tengo que ir a la comisaría. Dentro de un rato termina el turno de tu madre, levántate por favor — le ordenó a su hija.
-Si papá, en un momento — respondió.
-Suerte en tu primer día con los Mills — dijo besando la cabeza de Emma.
-Espera, ¿los conoces? — preguntó exaltada.
-Si Emma, la madre del pequeño que cuidarás es la mejor abogada del pueblo, trabajé en algunos casos con ella — comentó apresuradamente — me tengo que ir, adiós.
-Bueno, espero no sea una amargada — hablando para ella misma.
La mañana pasó tranquila para las dos mujeres. Emma preparándose para no hundirse en su entrevista y dar un aspecto de adulto responsable, preparando la mejor ropa que tenía, no había que dar una mala impresión el primer día. En cuanto a Regina había ido a su estudio y sus colegas le dieron la bienvenida contentos, había algunas miradas que le dirigían mostrando compasión y clemencia, ya que no la habían vuelto a ver en el lugar de trabajo.
Luego de recoger a Henry de la escuela cerca del mediodía, este le contaba a su madre las actividades que la maestra les dio, y que había ingresado una niña nueva llamada Grace. Cuando estaban llegando a la mansión, pasó el sheriff del pueblo parándose a su lado.
-Buenos días señora Mills, hola Henry — saludó el rubio a la vez que el niño le dirigía un saludo con a mano.
-Buenos días David, ¿Cómo va todo? — devolvió el saludo al hombre con que el que había tenido el placer de trabajar y el primero que no había intentado pasarse de listo con ella.
-Muy bien, haciendo la ronda. En una hora me toca el papeleo — comentó — más tarde conocerá a mi niña, Emma.
-Oh, ¿la joven para el puesto de niñera?, no sabía que tenía una hija — expuso un poco sorprendida.
-Sí, es la única hija que tengo con mi esposa Mary Margaret, una de las enfermeras del hospital — dijo orgulloso de su familia.
-Vaya, entonces si es su hija no tendré problemas con ella. Seguro es una muchacha responsable — dijo Regina sonriendo amigable.
-No debe preocuparse por nada, está bien educada y tiene buenos valores. Debo decirle que está vehemente por comenzar e independizarse — comentó — bueno, tengo que seguir con la ronda. Hasta luego.
-Adiós — se despidió la morena.
Al atravesar la puerta principal, Regina notó a Henry tensionado y al dejar sus pertenencias a un costado habló.
-Hey, ¿qué pasa? — preguntó agachándose a la altura de su hijo.
-Va a venir una niñera y no quiero que alguien desconocido me cuide — dijo el niño con los ojos brillantes de las lágrimas que amenazaban con escapar. Hacía más de un año que había perdido a su padre y el vínculo con su madre se había fortalecido.
-Cariño — habló, mientras pasaba una mano por el pequeño rostro del niño lleno de preocupación — tú mismo escuchaste que es la hija de David, él te cae bien, seguro que ella también será de tu agrado. Y esta tarde me quedaré contigo y no te dejaré solo con ella, además siempre estará Granny, pero ella no tiene tanta energía como antes para cuidar de ti cuando yo no esté. — le aclaró sonriendo ganando confianza en el pequeño — Ahora ve a lavarte las manos que nos debe estar esperando para almorzar.
Tras decir eso el niño salió corriendo hacia el baño de su habitación en la planta alta y ella hacia la cocina al encuentro con la cocinera.
-Hola Granny — saludó Regina.
-Hola mi niña, ¿Cómo fue su mañana? — preguntó mientras sacaba la comida del horno.
-Muy bien, ya puse todo el orden para comenzar al llegar y no perder más tiempo — comentó con una sonrisa que reflejaba ansiedad.
-Seguro irá de maravilla — alentó la anciana.
Cuando Henry se le unió, almorzaron en un ambiente tranquilo mientras el niño seguía contando entusiasmado su primer día de clases, ante la mirada enternecida de Regina y de Granny que lo quería como su propio nieto. Ella había estado ahí en sus primeros pasos, había escuchado sus primeras palabras y ayudado a Regina a bajar sus fiebres.
Mientras tanto, Emma almorzaba con su madre en el departamento y escuchaba a su madre hablar de la mañana agitada del hospital. Al parecer hubo un accidente de coche en la cuidad y varias personas resultaron heridas.
-Entonces, ¿a qué hora irás? — preguntó a su hija.
-Dentro de un rato, no fue muy específica con la hora — respondió levantando los platos de la mesa.
-Mucha suerte, Emma — al decir eso salió a rumbo a su habitación a descansar.
Emma se encerró en su cuarto para prepararse, se dio una larga ducha y se vistió con unos pantalones ceñidos, una camiseta blanca y su chaqueta roja de la suerte. Peinó su largo cabello dejándolo suelto y salió en busca de las llaves de su escarabajo amarillo.
En la mansión Mills, Regina estaba en su despacho ultimando detalles para volver a su trabajo al día siguiente, mientras que Henry estaba sentado frente a su madre leyendo un libro de cuentos.
Al mismo tiempo fuera de la mansión estacionaba la rubia un poco sorprendida por la increíble casa que tenía frente a sus ojos. Si bien la zona era de casas impresionantes debido a la buena condición socioeconómica de sus dueños, pero esa mansión era el doble de tamaño de las de su alrededor.
Al llegar frente a la puerta presiono el botón del timbre, aguardó unos segundos y esta se abrió.
-Hola Emma, que bueno verte — saludó dándole un abrazo que fue correspondido por la joven.
-Buenas tardes, yo también estoy contenta de verte. No sabía que era aquí donde trabajabas hasta que mamá me comentó sobre el llamado — comentó sonriendo.
-Sí, bueno. Más tarde si quieres nos ponemos al día, ahora te llevaré con la jefa —salió dirigiéndose al despacho de la morena seguida por Emma que estaba algo nerviosa y miraba todos los detalles de la decoración del interior de la mansión y era sumamente refinada y ostentosa, pensó en la dueña de la casa y la imaginó como una vieja altanera y soberbia. Granny entró y le dijo a Emma que esperara un momento para anunciarla.
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Munay
FanfictionRegina Mills decide retomar su trabajo después de la muerte de su marido, para eso debe contratar una niñera para su hijo, ninguna parece apta para el puesto, hasta que le recomiendan a Emma Swan. Una joven de veintidós años, desempleada y estudiant...