Al día siguiente, Emma salió de su casa a las siete en punto, para llegar antes de la hora acordada. Después de despedirse de sus padres y que los mantendría informada, y especialmente a su madre, le había asegurado que no se iría a la otra punta del país y que se verían con frecuencia, se marchó.
Al llegar a la mansión, informó quien era y el portón se abrió automáticamente.
-Vaya, la señorita Mills sí que juega en otra liga — pensó Emma mientras detenía el auto al lado de un Mercedes negro. Al bajar del carro, la puerta de la entrada se abrió dando paso a Regina vestida con un traje negro entallado y un maletín en la mano.
-Buenos días señorita Swan, espero no estar corrompiendo sus hábitos matutinos — saludó la morena llegando a la altura de la rubia.
-Buenos días para usted también, señorita Mills — devolvió el saludo, deteniéndose a mirar a la abogada que estaba bastante arreglada para ser tan temprano — y no se preocupe, suelo madrugar. — finalizó con una sonrisa.
-Me alegra oír eso, como también me gustaría poderla recibir adecuadamente pero el deber me llama.
-No se preocupe, yo me las apaño y está Granny para ayudarme — dijo Emma sin borrar la sonrisa de su rostro lo que agradó a Regina — ¿Henry ya está despierto? — preguntó mientras su jefa dejaba el maletín dentro del auto negro.
-Sí, en este momento debe estar desayunando y esperando su llegada. Ya sabe lo que tiene que hacer y no se olvide de recogerlo sobre el medio día — dejó en claro mientras sacaba una tarjeta de su bolsillo y se la extendía a la joven niñera — aquí está mi número personal y de la oficina por si ocurre algo, no dude en llamarme cuando lo crea necesario.
-No se preocupe, la mantendré al tanto si algo pasa. Que tenga lindo día — saludó Emma a la vez que su nueva jefa se subía a su coche.
-Hasta la tarde señorita Swan — devolvió el saludo y partió rumbo a su oficina.
Emma bajó sus pertenencias de su auto y se dirigió a la entrada de la que ahora sería su casa de momento. Granny la recibió con alegría, mientras Henry la miraba atentamente siguiendo todos sus movimientos.
-Hola chico — saludó la rubia
-Buenos días señorita Swan, ¿Cómo está usted hoy? — devolvió el saludo dejando a Emma perpleja por las formalidades del pequeño.
-Muy bien, ¿acaso tienes ochenta años? — preguntó.
-¿Por qué lo dice? — respondió con otra pregunta.
-Tantas formalidades para un niño. Hablas como mi abuela.
-Y usted habla como una adolescente — rebatió el niño —y para que lo sepa, en dos semanas cumplo ocho años.
-Bien, pero no me trates de usted — expresó Emma un poco incomoda porque un niño mostraba más modales que ella.
-No puedo, apenas la conozco y a mi madre no le gusta que muestre familiaridad con extraños.
-Yo no soy una extraña, soy tu nueva niñera.
-Bien, nueva niñera ¿piensa llevarme a la escuela? Porque si seguimos discutiendo sobre cosas irrelevantes llegaré tarde y luego se las verá con mi madre y le aseguro que no le gustará verla enojada — dijo tajante dejando a Emma sorprendida por la actitud del niño y no quería por nada en el mundo ver a su jefa enojada.
-Ponte tu abrigo y salgamos ya, no me gustaría tener que enfrentarme a tu madre el primer día. — tras decir eso, Henry le sonrió y salió en busca que su abrigo y su mochila.
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Munay
FanfictionRegina Mills decide retomar su trabajo después de la muerte de su marido, para eso debe contratar una niñera para su hijo, ninguna parece apta para el puesto, hasta que le recomiendan a Emma Swan. Una joven de veintidós años, desempleada y estudiant...