Capítulo 4.

2.3K 200 28
                                    


Al día siguiente, Emma salió de su casa a las siete en punto, para llegar antes de la hora acordada. Después de despedirse de sus padres y que los mantendría informada, y especialmente a su madre, le había asegurado que no se iría a la otra punta del país y que se verían con frecuencia, se marchó.

Al llegar a la mansión, informó quien era y el portón se abrió automáticamente.

-Vaya, la señorita Mills sí que juega en otra liga — pensó Emma mientras detenía el auto al lado de un Mercedes negro. Al bajar del carro, la puerta de la entrada se abrió dando paso a Regina vestida con un traje negro entallado y un maletín en la mano.

-Buenos días señorita Swan, espero no estar corrompiendo sus hábitos matutinos — saludó la morena llegando a la altura de la rubia.

-Buenos días para usted también, señorita Mills — devolvió el saludo, deteniéndose a mirar a la abogada que estaba bastante arreglada para ser tan temprano — y no se preocupe, suelo madrugar. — finalizó con una sonrisa.

-Me alegra oír eso, como también me gustaría poderla recibir adecuadamente pero el deber me llama.

-No se preocupe, yo me las apaño y está Granny para ayudarme — dijo Emma sin borrar la sonrisa de su rostro lo que agradó a Regina — ¿Henry ya está despierto? — preguntó mientras su jefa dejaba el maletín dentro del auto negro.

-Sí, en este momento debe estar desayunando y esperando su llegada. Ya sabe lo que tiene que hacer y no se olvide de recogerlo sobre el medio día — dejó en claro mientras sacaba una tarjeta de su bolsillo y se la extendía a la joven niñera — aquí está mi número personal y de la oficina por si ocurre algo, no dude en llamarme cuando lo crea necesario.

-No se preocupe, la mantendré al tanto si algo pasa. Que tenga lindo día — saludó Emma a la vez que su nueva jefa se subía a su coche.

-Hasta la tarde señorita Swan — devolvió el saludo y partió rumbo a su oficina.

Emma bajó sus pertenencias de su auto y se dirigió a la entrada de la que ahora sería su casa de momento. Granny la recibió con alegría, mientras Henry la miraba atentamente siguiendo todos sus movimientos.

-Hola chico — saludó la rubia

-Buenos días señorita Swan, ¿Cómo está usted hoy? — devolvió el saludo dejando a Emma perpleja por las formalidades del pequeño.

-Muy bien, ¿acaso tienes ochenta años? — preguntó.

-¿Por qué lo dice? — respondió con otra pregunta.

-Tantas formalidades para un niño. Hablas como mi abuela.

-Y usted habla como una adolescente — rebatió el niño —y para que lo sepa, en dos semanas cumplo ocho años.

-Bien, pero no me trates de usted — expresó Emma un poco incomoda porque un niño mostraba más modales que ella.

-No puedo, apenas la conozco y a mi madre no le gusta que muestre familiaridad con extraños.

-Yo no soy una extraña, soy tu nueva niñera.

-Bien, nueva niñera ¿piensa llevarme a la escuela? Porque si seguimos discutiendo sobre cosas irrelevantes llegaré tarde y luego se las verá con mi madre y le aseguro que no le gustará verla enojada — dijo tajante dejando a Emma sorprendida por la actitud del niño y no quería por nada en el mundo ver a su jefa enojada.

-Ponte tu abrigo y salgamos ya, no me gustaría tener que enfrentarme a tu madre el primer día. — tras decir eso, Henry le sonrió y salió en busca que su abrigo y su mochila.

MunayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora