"Puedes llenar el vacío en mi
sólo tú estando a mí lado".Los débiles rayos naranjas del sol escondiéndose tras el horizonte era la iluminación perfecta para acentuar las facciones de aquel hermoso hombre en la habitación blanca y minimalista. Era sublime poder y tener sólo para él, como un capricho, la visión de ello en su propia cama.
Su cabello castaño despeinado, entre mechones ondulados cubriendo parte de su frente y ojos de pestañas arqueadas por naturaleza, la sabana color hueso llegando a cubrir sólo hasta la cintura, en descubrimiento del perfecto estado físico en que se encontraba, de piel cremosa y nívea, en sus brazos vistosas venas que lo hacía mejor. Entonces llegó de su cuello marcado exclusivamente por él, la mandíbula afilada, hasta sus labios... rosados, carnosos, tan suaves; cayendo ante la tentación, plantó un casto beso corto sobre estos, una y otra vez, hasta conseguir que se curven, lo que no fue nada difícil y sólo así, ante sus ojos unos hoyuelos aparecieron a cada lado.
Una mirada chocolate enfocada en él, entrecerrada por la luz tan de repente, fue que lo hizo darse cuenta de lo que hacía. Como si antes estuviera hipnotizado ante tal belleza.
Carajo, se sentía demasiado intenso sin darse cuenta.
"Bebé... ¿Ya terminaste de observarme, finalmente?" Se burló para sorpresa del menor, picando con suavidad la punta de su nariz.
"No lo hacía", murmuró, reincorporándose.
Estaba inclinado sobre la cama para llegar al castaño, sintiendo tan caliente su rostro que creyó tener fiebre. Se comportaba tan impulsivo por esos desbordantes sentimientos extraños.
"De hecho, tu compañero de cuarto llamó, deje tu celular en la mesita", apuntó a ésta.
Aún avergonzado abandonó la habitación. No sin antes escuchar el; "Eres adorable, Changbin", que robó un suspiro de sus labios y lo hizo correr por el pequeño pasillo hasta el sofá que dividía en mono-ambiente de sala y comedor, para reanudar el drama que veía en un intento de evitar a Chan y sus melosas palabras, abrazado a su peluche.
Daba igual que estuvieran saliendo hacía seis malditos meses, él todavía era inexperto, torpe y estúpidamente tímido respecto a la muestras de afecto de su novio, o en palabras generales, podría aplicarse a todo aspecto; desde tener su total atención, cariño, preocupación... el ser querido de una manera tan única ante sus ojos.
El amor de Bang era singular, reconfortante, que no podría describir lo mucho que causaba en su interior y por ello quería mantener distancia, para no decepcionar o quizás incomodar a su mayor por la falta de romanticismo, era un total novato, pero podría asegurar que daría hasta lo último en sus manos para tener la sonrisa de ese hombre cada día de su vida. Y se iba de un extremo a otro, como un constante dilema; ser distante, a llenarse el corazón de amor tan intenso e incontrolable, pero tampoco quería ser molesto, o asustar a Chan con lo pegajoso que podría llegar ser.
No tenía un medio. Por ahora no, al menos.
¿Debía actuar como los personajes del drama que veía? No, se notaba muy forzado. A su novio los mimos le salían natural y tan bonito... sería como un insulto recrear una tonta escena ficticia para Bang, el merecía algo mejor y eso lo atormentaba un poco, no poder estar a la altura. No saber controlar nada.
"Sí, era Hongjoong. Esta noche hay revisión de cuartos y debo estar presente, vengo más tarde", escuchó a sus espaldas, a compañía de los pasos y movimientos que hacía por el departamento, como si fuera suyo, con comodidad... era lindo para Seo el notarlo.
"Si termina muy tarde no vengas", sentenció, haciendo todo lo posible para no voltear y terminar la oración con el cliché de; es peligroso, no quiero que nada te pase. Sabía que lo estaba mirando, sabía que estaba sonriendo para él y era tan difícil resistirse.
Puso en pausa, no estaba prestando atención, no cuando su corazón agitado hacía tanto ruido.
"Sé lo que haces, déjalo ya."
Era raro, eso de su ritmo cardíaco; se volvía tan agitado, como si estuviera corriendo. Sólo pasaba cuando estaba con su novio y aún no comprendía qué significaba.
"Mírame", susurró al oído, cortando la respiración del menor para erizar cada vello de su cuerpo. Ese tipo de detalles le revolvían el estomago, otra reacción a la lista, Chan causaba muchas cosas extrañas en él. Se sentían bien.
Cumplió la orden, se volteó y lo jaló del suéter para atrapar sus labios en un beso algo desesperado, que se desarmó por la tonta sonrisa de Bang y el mohín de Seo. Los dos mirándose a los ojos al final, con la respiración agitada mezclándose en una, aún sus labios en un sutil roce.
"Eres un idiota, ahora vete para hacer lo que sea que tengas que hacer, temprano", se alejó, volviendo la mirada al televisor. El corazón se le iba a salir de su pecho si seguía tan cerca, sin poder exigir más.
"Oh, ya veo ¿Acaso... baby changbin, quiere que vuelva?" Susurro al oído.
Próximo, dejó un camino de besos que se perdía en su cuello, robando un jadeo casi inaudible, ahogado por el capricho. Chan siempre jugaba sucio, pero no perdió la postura, ganando una sonrisa ladeada sobre su piel caliente.
"Bien, volveré en unas horas, cariño", se alejó, dejando un necesitado Changbin que se limitó a soltar un; "Vete a la mierda, Christopher, al único que necesito para dormir es a Ggyu."
Y claro que era una completa mentira por parte de su orgullo.
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TRYING
FanfictionEra extraño, pero reconfortante como nada en el mundo. Lo amaba pero no sabía cómo hacerlo bien. 🏷️: chanchang, pareja establecida, leve angst (? (self-acceptance), fluff, final felices por siempre