Capítulo 33

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-Erin ¿Quieres comer o beber algo?- Preguntó una borrosa voz

-Ehhh...-Dudó por un momento- Si, porfa. Un poco de agua.- Reconoció la voz de su novio, y empezó a abrir lentamente los ojos. 

-Todo... Todo es tan brillante- Añadió, antes de abrir los ojos.

-Llevas cuatro horas dormida, Erin. Son las siete de la tarde- Escuchó antes de incorporarse en el sofá.

-¿Qué ha pasado?-

-Nada, tenías mucho sueño y te fuiste a dormir, dijo Cillian, escondiendo las pastillas para dormir.

-¿Qué tienes ahí?-

-Nada-

-Dime qué es- Le obligó su novia

-Esto- Respondió, sacando las pastillas.

-¡Me has drogado!- Chilló muy alterada

-¡Erin! ¡Necesitabas dormir! ¡Llevas varios días sin dormir, y eso no es bueno para tu salud!-

-¡Me da igual mi salud!- Replicó, todavía cabreada.-¡Necesito ver a Alice!¡Dónde está Alice!-


Tres horas antes...


-Así que eres tú- Dijo Ray -Anda, pasa ¿Qué quieres?-

-Solo hablar un momento- Comentó, a la vez que se sacaba el papel del bolsillo. 

 Sacó unas cookies con chocolate y le ofreció a Alice. Aunque quería parecer el típico chico malo del instituto, en realidad era majísimo.

-Oh... No quiero, pero gracias- Respondió la chica amablemente.

Él se puso a leer la carta. Ya había empezado con las primeras palabras, y no podía retener más las lágrimas.

-Se que fue importante para ti, como también me importó a mi, por eso debemos leer esto. Lo hacemos por él- Dijo la chica para animarle a que siguiera leyendo más.

-No, no puedo- Habló justo antes de llegar a su parte.

-Tranquilo, es normal, a todos nos pasó eso.- Le intentó tranquilizar, obsequiándole con un abrazo. 

El chico acabó de leer la carta, y le dio un abrazo a la joven.

-Creo que deberíamos de ser amigos, creo que es otro de sus deseos. Sino no te hubiera dicho que vinieras tu.- Pensó el chico en voz alta

-Tienes razón- Terminó Alice.-Lo siento mucho, pero creo que tenías que leerla- Añadió antes de levantarse para irse.

-Espera, ¿Cuál es tu número?- Le preguntó Ray.

-¿Puedo?- Dijo mientras miraba a la mesa

-Por supuesto-

Acto seguido, cogió un papel y un boli de una mesa de al lado y lo apuntó. Además le puso una carita feliz y un "Llámame cuando quieras". Abrió la puerta y se despidió con un- Hasta mañana, nuevo amigo.-

Alice se fue a su casa, donde pasó un buen rato encerrada en la oscuridad. 

-¡Esto es tu culpa!- Exclamó una grave voz

-No, esto no puede estar pasando- Pensó, cuando advirtió un cuerpo avanzando hacia ella lentamente.

-No, no es mi culpa, ni tampoco la tuya, ni la de nadie. Tu no eres Jayden, porque Jayden siempre está conmigo. Él me quiso, no como tu, que eres una sucia escoria de los desechos de mis más profundos miedos. Así que puedes irte. Si vives en mi cabeza, me habrás visto cruzar la puerta, por lo que ya sabes donde esta.- Le proporciono este pequeño discurso a aquel producto de su imaginación.

Todo volvió a la normalidad.

-¡ALICEEEE! ¡¿DÓNDE ESTAS?!- Chilló una voz desde la planta baja. Era Erin. Subió por las escaleras y la vio.

-Gracias a Dios que estés viva, he tenido un muy mal presentimiento y necesitaba comprobar que estabas a salvo.-

-Bueno, ya que estás aquí ¿Te apetece dar un paseo por el río?-

-Mucho, pero solo si es contigo-

Fue un agradable paseo hasta donde se encontraba aquel árbol. Es increíble que una cosa que para algunas personas es tan insignificante, sea tan importante para otras.

Ambas regresaron a su casa y se despidieron. Por primera vez en mucho tiempo se encontraban a gusto, satisfechas de todo lo que habían conseguido. Ambas lo dejaron notar con una enorme sonrisa por lo que quedaba de día.








Amor clandestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora