Capitulo 8

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Alessandro.

Estaba en mi oficina un poco abrumado por tantos papeles así que decidí darme un descanso y llamar a Atenea, lo más seguro que este durmiendo. Ella y yo tenemos una relación de sexo y que bien que la pasamos juntos.

Estaba apunto de colgar cuando ella atendio-Buenas noches señor D'Angleo-dijo con voz sensual, esta mujer iba a matarme.

-Buenas noches señora Areleous, lamentó molestarla a estas horas pero no podía dejar de pensar en usted-ella se rió.

-Que estabas haciendo?-pregunto.

-Revisando papeles de la empresa y la mafia tu?-pregunte.

-En la azotea de un edificio a punto de matar un politico-eso me sorprendió.

-Ten cuidado por favor-le pedi.

- Si tranquilo-dijo-espera no cortes la llamada ya lo tengo en la mira -dijo, decidí no contestar para no desconcentrarla.

Escuche un suspiro y luego la bala siendo disparada, luego otros disparos.

- Que está pasando?-pregunte alterado.

-Mierda tenía a los guardaespaldas-eso hizo que mi corazón se acelerarara.

Escuchaba más disparos que seguro eran en dirección a ella.

- Ya mismo salgo para allá-dije.

-Tranquilo ya estoy llegando al auto-dijo y escuché la puerta de este cerrarse y arrancar a toda velocidad. Suspiro-eso estuvo cerca-soltó una risita.

-Me vas a matar Atenea-dije soltando un suspiro y volviéndose a sentar en mi silla.

-Lo siento, pero no me dijeron que iría con guardaespaldas por suerte mate a todos-y yo que crei que le disparaban a ella.

Continuamos hablando hasta que llegó a su casa y se despidió, cuando me puse de vuelta en los papeles parecía que había menos, lo que hizo que terminara más rápido.

Atenea.

Habían pasado dos meses y el hotel estaba por la mitad mi relación con Alessandro era rara solamente teníamos sexo y nos dábamos besos.

Estaba hablando con un empleado de la construcción cuando se acerca Alessandro y pasa su brazo por mi cintura acercándose a él.

-Se puede saber que haces?-le pregunte una vez que el chico se fue.

-Te estaba mirando mas y eso no lo iva a permitir en mi presencia-dijo y me reí.

-Pareces celoso-dije y me separe de el caminando de vuelta al auto.

-Yo no soy celoso-me grito y me reí nuevamente.

Ya era de noche y en este momento nos encontrábamos los cuatro en casa de Alessandro jugando y charlando.

Cuando de repente entra uno de sus hombres con un teléfono en mano.

Alessandro.

-Jefe-me llamo Antón y me extendió un teléfono.

Cuando estaba a punto de atenderlo Máx me dijo que lo ponga en altavoz y así lo hice.

-Alessandro-dije al atender.

-Tanto tiempo me recuerdas, soy Ivannov-en ese momento los ojos de Atenea se abrieron.

- Que quieres?-pregunte enojado.

-Tengo a una amiga tuya aqui-en ese momento oí los gritos de Ludmila. Mierda.-te voy a dar 12 horas para que la vengas a buscar o la mataré-dijo y corto.

-Sacaste la ubicación?-le preguntó Atenea a Máx y este asintió.

-Voy contigo-dijo viendome- y aunque no quieras lo haré igual.-yo asenti sabía que no la convenceria.

Nos comenzamos a preparar, nos pusimos los chalecos y agarramos bastante armas irían mis hombres y los de Atenea.

-Lo más probable es que sea una emboscada, porque dijo que la vallan a buscar y no pidió nada a cambio.

-Tiene razon-dijo Máx.-Tengan cuidado-nosotros asentimos y salimos.

Cuando ivamos en el auto la mire y hable-nos cubriremos ambos-dije y ella asintió.

Llegamos al galpón y bajamos con mucha cautela. Entramos y comenzaron a dispararle rápidamente nos escondemos detrás de unas columnas y comenzamos a disparar nosotros y nuestros hombres.

La maestría con la que se movía y disparaba Atenea me era difícil de creer. Por lo que observó la entrenaron toda su vida.

A medida que ivamos disparando avanzabamos, llegamos a un pasillo con muchas habitaciones de ellas salieron hombres con armas, nos cubrimos y escuché un grito.

-Alessandro ayudame-observo y veo que a Ludmila la tenía un hombre apuntando con su arma. Atenea salió de su escondite y comenzó a disparar al igual que yo, no me importó nada y salí corriendo a buscarla, le metí tres tiros al tipo que la sostenía y la agarré.

Cuando me di cuenta ya estaban todos muertos. Me gire y vi a Atenea con un tiro en la pierna me acerqué pero ella se alejó apoyándose en uno de sus hombres. Mierda la cague.

  Ella está vez viajo con sus hombres en otra camioneta y yo en la mía con Ludmila.

Al llegar a la casa atendieron rápidamente a Atenea.

-Atenea yo lo siento muchísimo no quise...-Ludmila me interrumpió.

-Mi amor porque te disculpas con esta si tu lo único que hiciste fue salvar a tu novia a ella le dispararon por un descuido.

Atenea suspiro fuertemente y saco su arma poniéndola en la garganta de Ludmila.

-Vuelves a decir otra palabra y te quedas si cuerdas vocales.-dijo cabreada.

-Había alguien?-pregunto Andromeda.

-Solamente sus hombres con armas pero el hijo de puta cobarde no estaba.

En ese momento entró uno de sus hombres.

-Señora se que no es buen momento pero debe viajar a Grecia urgente.-ella suspiro.

-Mierda-se levantó de su sitio y como pudo camino hasta su hombre- que preparen el Jet ya vamos en camino-el asintió y salió de la habitación.

-Andrómeda quedas a cargo de la empresa hasta que vuelva-ella asintió.
Se comenzó a dirigir a la estrada principal pero a la mitad del camino la detuve.

-No te puedes ir estas lastimada.

-Mira como lo hago-y siguió caminando pero la detuve de nuevo.

-Ludmila no es nada mío...-me interrumpió.

- Me importa un carajo si es tu novia, ex novia o lo que sea. Me molesta que me dijiste que nos íbamos a cubrir y a la primera me dejas tirada y recibo un tiro en la pierna si no fuera por mis hombres en este momento no estar la hablando contigo.

Y siguió caminando, tenía razón dije que la iba a cuidar y la deje sola, por eso está enojada. Y la estúpida bocota de Ludmila.

- Si serás idiota-me dije a mi mismo en un suspiro.

Los Reyes de la MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora