Capítulo XI

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_I think yes._ pensó en lo que paso la última vez que se vieron.
Canada se limitó a levantar las cejas y arrugar un poco la boca, era un gesto un tanto extraño pero era recurrente cuando se trataba de él. No sabía que decir, por un lado estaba feliz por su hermano y su nuevo amigo, pero por otro, tenía un mal presentimiento.

(...)

Rusia terminaba de vestirse para ir a la reunión con su socio, ya tenía una decisión. ¿Se arrepentiría? Era muy probable, ¿Era lo correcto? Quería creer que sí, esas y muchas más preguntas se formulaban en su cabeza mientras ataba sus cordones.

Subió al auto con las órdenes de ir a un hotel en el país, pocos minutos después el edificio de más de 5 pisos estaba a un lado del transporte privado, se veía tan imponente que el ruso dudo en entrar. Subió al último piso, ahí estaba la "sala de juegos" por decirlo de alguna forma, los niños no subían, no porque esté prohibido, sino porque no sabían cómo se jugaba ninguno de los juegos del lugar.

Desde el marco de la puerta el comunista divisó la silueta de su igual, tenía un manojo de cartas rojas y negras que, según él, mezclaba sin propósito alguno. Caminó mientras acomodaba su corbata.
_Я ждал тебя._
_Трафик, я хочу, чтобы это было быстро. Дайте мне несколько дней, чтобы получить больше информации, я даю ее вам, и вы делаете свою магию._ Intento convencer al otro.
_Это сильно ужесточит план._
_У нас все время в мире._
_Это не из-за вас, что дьявол не заслуживает такой простой жизни._
_Дайте мне время, и он будет страдать хуже._
_... Ну, я думаю, это не было бы плохо._ Se dio por vencido.

El que estaba de pie se alejó mientras su contrario sacaba cartas para lanzarlas a un tablón de madera, un pasatiempo que disfrutaba demasiado.

Consiguió los que quería, tiempo para conocer al estadounidense.

(...)

_Mimimi only mimi._ cantaba el de 50 estrellas mientras terminaba de guardar una carpeta. Escuchó su celular vibrar sobre la mesa, cuando lo encendió en la pantalla de bloqueo vio un mensaje del euroasiático. Lo leyó para él.
"Hola, ¿cómo estás?"
Le respondió un simple :bien, ¿y tú?. A los segundo recibió su respuesta "igualmente" y sin más lanzo aquella pregunta "quisiera repetir lo del bar, la pasé bastante bien, ¿En tu territorio mañana a las 8 p.m.?" Sin dudarlo acepto, estaba feliz, por fin estaba poniendo de su parte y no tenía que comenzar siempre él.

Apago el aparato para seguir con lo que estaba haciendo previamente.

(...)

El soviético estaba en casa de Ucrania tomando un té, también estaba Puerto Rico, que se quedaría con su hermano por unos días debido a un pendiente.
_Decidí intentar ser amigo de Estados Unidos._
_Oh, hace unos días hablo con Bielorrusia y la confundió conmigo._ río un poco. _Fue raro._
_Puede pasarle a cualquiera._ dijo el americano mientras buscaba algunas cosas.
_Tal vez... el punto de todo esto, ¿Qué demonios debo de hacer cuando lo vea? _
_Un segundo_ interrumpió el latino _¿le pides consejo a tu hermano para una cita?_
_¿Algún problema con eso?_
_El problema es que ha tenido menos citas que una papa y, yo que sepa, las papas no tienen citas._
_¡Oye! Tu tampoco eres un Don Juan._ se quejó. _Según esta papa_ lanzó una mira de odio a su invitado __tendrías que contarle de sobre tus gustos y empezar a confiar, progresivamente, en él. Esa es receta para una amistad nivel Timon y Pumba._
_ Pero ¿qué le puedo contar?, no soy interesante._
_ Comiencen por los gustos de música o algo así,_ dijeron a unos metros de los hermanos _ toda buena amistad comienza con una conversación casual._
_Así como pedir un lápiz._ completo el bicolor.
_Entonces ¿lo primero que se me ocurra?_
_Exacto._

¡Basta de cliches! ---- Rusame ---- CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora