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Una semana antes de la expedición

      La joven de cabellos rizados corría de un lado al otro terminando con aquello que la llevaba de cabeza

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La joven de cabellos rizados corría de un lado al otro terminando con aquello que la llevaba de cabeza. Hace una semana le había pedido a Erwin permiso para realizar un picnic con el escuadrón al que ahora pertenecía con la excusa de reafirmar los lazos entre ellos y tomarse un pequeño descanso de los arduos entrenamientos y prácticas que habían tenido durante el mes.

Desde el principio la respuesta de Erwin fue un rotundo No pero ella no se iba a dar por vencida así que insistió hasta el cansancio. Si bien los primeros días tenía esa actitud fría y distante, ahora era todo lo contrario con sus compañeros, menos con su capitán, con él seguía siendo de la misma manera.

Después de ese abrazo en el bosque él había sido aún más frío y brusco con ella. La rizada al principio no entendía muy bien el porqué de su comportamiento pero dejó de importarle en el momento que se enfrentaron en una pelea cuerpo a cuerpo, él le demostró que no tenía piedad.

No era secreto para nadie que la relación entre ellos no era muy buena y la tensión que había cada que se encontraban se podía cortar con un cuchillo, pero por esa tarde lo toleraría.

Termino de preparar todo y se vistió con ropa que le había prestado Erd ya que los vestidos de Petra le venían pequeños.

Se puso una enorme camisa blanca junto a una falda que ella misma había cosido y se recogió el pelo en una trenza bastante desecha.

Cogió todo lo que había preparado y bajó a los establos con muchísima agilidad -por todo lo que llevaba en las manos- donde habían quedado en verse.

Una vez allí se dio cuenta de que era la última en llegar ya que el resto estaban esperando en sus caballos. Les sonrió a todos con calidez a modo de saludo y se acercó al primer jinete siendo este Auruo.

-Hola intentó del capitán.- dijo en tono de burla.- Tu llevarás las mantas.- se movió bajo la mirada molesta de su compañero y se acercó al lomo del caballo. Dejo todo lo que llevaba en sus manos en el suelo a excepción de las mantas y las puso en la canasta que portaba el animal.

Cogió la cesta donde llevaba la mitad de la comida y se acercó al caballo de Eren. Sonrió con pesar ya que aunque su relación había mejorado y eran amigos, él aún no podía mirarla a los ojos, le dolía mucho hacerlo; pero le dolía incluso más cuando ella le pedía que le contara de su pasado y se quedaba con él en el sótano mientras este le relataba anécdotas de antaño.

-Hola Eren.- habló despacio.- Te hago cargo de la mitad de la comida ¿Vale?- el muchacho asintió mirando al frente causando un suspiro por parte de la joven.

Se agachó y cogió las 4 antorchas que había conseguido para acto seguido colocar 2 en el caballo de Petra, las otras dos se las dio a Gunther y el resto de la comida se la dio a Erd. Lo único que quedaban a parte de lo que ella iba a llevar, eran las bebidas. Sabía quien era el indicado para llevarlas así que no se demoró mucho en acercarse al precioso caballo negro del capitán.

𝑾𝒆𝒂𝒌𝒏𝒆𝒔𝒔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora