Capítulo 2

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-Oye, cuidado con él.- me introdujo Zayn por el parlante de mi computadora.

-¿Estás de broma, verdad? ¿Cómo es posible de que tú también lo conozcas? El tipo casi me abolla el maldito auto, Zayn.- dije indignada.

-Angie, es un tipo peligroso. Todo el mundo habla de él.- me explicó preocupado.- Se dice que estuvo en la cárcel porque estafó a un capo de la venta de heroína.- profundizó.

-Que va, eso es pura blasfemia, Zayn.- ruedo los ojos al escuchar otra de las historias.- Lo he visto con mis propios ojos, el chico no mata a una mosca.- defendí.

¿Por qué lo defendía? si ni siquiera lo conozco.

-Angie, te lo suplico. No. Te. Metas. Con. Él.- me advirtió.

-Agh, está bien, papá.- me burle.- No lo mordere sólo por ahora.- dije en chiste haciéndolo sonreír.- Me tengo que ir, bye.- salude a lo que él me lo regresó.

Maldita sea, espero no tener problemas con el ojos color vómito porque me las va a pagar.

Cierro mis ojos fuertemente mientras apago mi computadora y me estiro para que suenen todos mis huesos.

Hoy había sido un día agotador, muchas cosas que hacer, muchos idiotas a quien poner en su lugar... Bueno a uno solo, pero ese no es el caso. La cosa es que estaba cansada y necesitaba otro receso de primavera.

-Adios, mundo.- escribí en Snapchat luego de tomar una fotografía de la luna. Ahora si, a dormir.

Al día siguiente me desperté fresca como una lechuga y sumamente feliz.

Mi cabello estaba en su mejor momento y mi rostro no tenía ninguna imperfección.

Hoy sería mi día.

Me vestía sencilla, a la escuela voy a estudiar no a zorrear.

Me subí a mi auto y conduje lentamente disfrutando del hermoso día que el planeta nos brindaba.

Canté la canción de Drake que sonaba en la radio mientras ingresaba al estacionamiento del colegio.

Cuando me iba a estacionar en el lugar número diez, un auto ingresó a toda velocidad haciendo que todos miren y se metió delante mío aparcando en el lugar que iba yo. Tuve que hacer una maniobra poco profesional para que no chocara a mi precioso bebé.

-¡Imbécil! ¿Eres ciego o sólo estúpido? ¡Yo me iba a estacionar allí!.- grité luego de bajar la ventanilla.

No esperé a ver quien fue el infradotado que hizo tal escándalo y me moví furiosa hacia el lugar número cinco.

-Hey, Z.- saludé a mi mejor amigo mientras sacaba los libros de mi casillero.

-Hola, Angie.- me saludó de regreso.- Café con un toque de vainilla y tres de azúcar para mi amiga.- me extendió el café matutino que siempre desde hace años me ofrece de una pequeña cafetería. Mi favorito.

-Gracias.- alargo las letras de la palabra y tomo un sorbo del café más delicioso del mundo.

Entré a mi primera clase del día y me senté en la primera fila, como era de costumbre.

El profesor Scott entró con su mal genio de siempre y empezó a escribir en el pizarrón sin siquiera haber saludado.

-Buenos días a usted también.- ironice en un susurro.

Hoy era un día fantástico, mi cabello estaba sin humedad, mi café estaba humeante y mis amigos estaban felices.

Todo sospechosamente bien.

Hasta que el diablo tocó la puerta.

-¡Adelante!.- gritó el profesor mientras seguía revisando papeles.

Por el marco de la puerta ingresó la persona que hizo que mi día se convirtiera en mierda automáticamente.

Vestido con una camisa de palmeras celeste y unos estrechos jeans negros, Harry Styles llegó.

¿Qué se pensaba, que estábamos en Florida? Idiota.

-Styles. Qué placer tenerlo de vuelta.- vocifero el profesor Scott.-Tome asiento por favor.- indicó.

La suerte estaba de mi lado cuando el de camisa celeste se sentó... ¡Detrás mío!

Rodé mis ojos cuando lo escuché sentarse. No me iba a arruinar el día. ¡No lo iba a permitir!

El profesor siguió con la clase como si nada, mientras yo sentía todas las miradas puestas en el de camisa.

Susurros iban y venían, y yo seguía rodando mis ojos.

Justo en la paciencia.

Cuando ya comenzaba a perder los estribos de mi capacidad para aguantar los susurros, un papel todo abollado cayó sobre mi pupitre.

"El 10 es mío, perra"

¿Qué quiere decir con que el diez es suyo? Espera... ¿Acaso me llamó...?

-Perra.-

Mis ojos comenzaron a temblar, mientras dejaba una sonrisa siniestra.

Me llamó perra el hijo de su p...

El papel se arrugó más en mis manos, y cuando al fin tuve la valentía y la fuerza mental para enfrentarlo, el timbre del recreo sonó a lo que salió disparado por la puerta.

-¿Estás bien?.- me preguntó Emma a lo que, yo gruñi y ella se alejó detrás de Zayn.

-Ese idiota de Styles quiere que le llene la cara de dedos.- advertí cuando me senté en la cafetería junto a mis amigos.

-Angie, no te metas con él. Es un chico rudo, ya te dije que no es como los otros engreídos de aquí.- comentó mientras comía su hamburguesa, Emma.

-Escuchala a Emma, Angie. Tiene razón.- le dió la razón, Zayn.

-Lo único que escucho es mucho bla bla bla por aquí.- hago gestos con mi mano y le resto importancia a lo que siguen diciendo.

Cuando la hora del recreo termino me encamine hacia mi casillero a cambiar los libros, allí encontré una nota pegada.

"Diez = mío
Perra"

Rechine mis dientes con frustración e hice una pelota de la nota y la mandé a volar.

Ese estúpido estaba acabando con mi paciencia, y cuando se me acaba la paciencia se me cruzan los cables.

Por suerte en los dos últimos períodos no lo ví, pude salir libre y feliz del colegio.

Cuando estaba por entrar a mi auto una voz me grita.

-¡Perra, el mío es el diez!.- me di vuelta rodando los ojos y con los dientes apretados.

-¡Perro, ya entendí!.- grité de regreso, a lo que algunos silbaron y se reían por mi comentario.

Dicho eso me metí en mi auto encendí la radio a todo volúmen y me fui pitando del estacionamiento.

Styles estaba acabando con mi paciencia en tan sólo un día.

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⏰ Última actualización: Oct 14, 2016 ⏰

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Some angels don't cry | hs |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora