Roslyn abrió los ojos al tercer día.
Se horrorizó al no saber dónde se encontraba.Los latidos de su corazón se aceleraron, le dolía todo el cuerpo y su boca estaba seca.Alguien le tendió una copa con agua fresca.Bebió con avidez, pero eso no la calmó.Poco importaba el dolor de sus heridas, lo más importante era sentirse libre, estar a salvo, y ella no lo estaba.
“Me han atrapado”, fue lo primero en que pensó cuando sus ojos se abrieron y la fiebre le bajó lo suficiente como para darse cuenta que no estaba viviendo una pesadilla.Suspiró y sus pensamientos se fueron hilvanando uno tras otro.Sonrió al darse cuenta que podía hacerlo con claridad.
–Ya no tiene fiebre –dijo alguien a su lado.
Y en verdad, el calor que abrasó anteriormente su cuerpo, había desaparecido.
Roslyn intentó incorporarse, pero no pudo.Estaba demasiado débil, por eso cuando una mano se puso sobre su pecho y la empujó de nuevo, contra el suave colchón de aquella cama desconocida, ella cayó como un peso muerto.
–Cálmate, querida –Roslyn se sobresaltó al escuchar una voz femenina hablándole en gaélico–, pronto tus heridas sanarán.
Abrió los ojos, aunque fue una ardua tarea hacerlo, pues uno de ellos estaba todavía hinchado.Observó todo lo que tenía a su alrededor y a las personas que estaban con ella en la habitación, pero se negó a hablar.
Después de la primera impresión, cogió aire intentando relajarse.Si le hablaba en gaélico no podía estar entre ingleses, ¿no?Intentó usar la lógica y la razón, y se esforzó por recuperar el último momento vivido.Sonrió y casi se le saltan las lágrimas.
Lo había conseguido, estaba en un lugar seguro.Estaba en Escocia.
Su ángel era un highlander, se acordaba perfectamente de él, de sus ojos, su rostro, su tacto...
Su ángel… intentó sonreír y lo único que logró fue echarse a llorar por el alivio.–Shhh, calma muchacha –dijo la anciana a quien miró pero se negó a hablarle–, estás a salvo.
Lo estaba ¿verdad?Ella asintió haciendo acopio de sus renovadas fuerzas.
A salvo, por fin.
–Kincaid.–Murmuró sin apenas proponérselo.
Pero la anciana pareció hacer oídos sordos a aquella súplica con nombre de poderoso clan.
Mientras sus ojos hinchados se inundaban de lágrimas, recordó:Un higlander de ojos negros… su ángel oscuro.Él la llevaría junto a Lachlam Kincaid.
–Mi ángel.
Yuri esbozó una enigmática sonrisa.
–¿Hablas de tu ángel Kincaid?¿O quizás de otro ángel?
Yuri no esperó a que la joven respondiera, ella sabía perfectamente de quien estaba hablando y no era del poderoso Lachlam.Ignorándola de momento, Yuri miró a la joven doncella que tenía a su lado.
–No tiene fiebre –dijo la anciana.La muchacha se encogió de hombros.
–Quizás haya perdido la cabeza.
–No muchacha, creo que su ángel es de carne y hueso.
Roslyn no las escuchó, pero estaba totalmente cuerda.Lo único que le pasaba a su cabeza era que le daba vueltas y más vueltas.Le fallaban las fuerzas, sólo la voz que había hablado en gaélico la devolvió al presente.
–¿Mi niña?–Volvió a llamarla con dulzura–.¿Más agua?
Sintió como una mano le levantaba la cabeza de nuevo y enseguida sus labios fueron mojados con agua fresca.Bebió hasta que no pudo más y tosió cuando su garganta se cerró.
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La perfecta fugitiva
RomanceRoslyn ha hecho lo imposible por huir del infierno en que se ha convertido su país a causa de la persecución de los cátaros. Huyendo de su pasado, emprenderá un largo viaje hacia las tierras donde cree poder encontrar la paz que tanto necesita.