4

16 2 0
                                    

Capítulo IV

Después de los largos días en Suna, los hermanos del desierto se quedaban hablando en la barra de la cocina. Las cenas siempre los reunían. Era la noche antes de la salida de Temari a la Aldea de la Hoja.

__ Le he contado muchas cosas a Yo sobre Konoha, también le dije que me acompañara, pero ella insiste que te pregunte a ti. Le brillaban los ojos cuando le hable del lugar, Gaara considera que ya lleva trabajando dos meses, hasta remodelo tu oficina, consiguió el invernadero__ La rubia miraba a su hermano menor que se llevaba la comida a la boca con los palillos.

__La cosa es que la embajadora vendrá con su hijo. Prometí que le tendría a una niñera de confianza y que también ustedes. __ señalo a ambos hermanos con sus palillos. __ estarían cerca del niño. Quiero que Yo este con el niño. No soy el mejor para hacer sentir cómodas a las personas y necesito este trato comercial para la construcción de caminos. ¿No puedes cambiar el viaje y quedarte aquí a recibirlos?

Muchas personas dirían que Gaara no lleva expresiones en el rostro. Que él es alguién impasible. Sin embargo; sus hermanos lo conocían bastante; él estaba preocupado de que pudiera arruinarlo, por su poca comunicación. Es por eso que eran un equipo y se prometieron, entre los dos mayores, que siempre harían lo mejor para Gaara. Kankuro era un bromista, al igual que era quien daba ánimo.

__Oye, no podemos cambiar los planes. Recuerdas la apuesta que hicimos. Lo de Temari y el Nara. __ agrupo las puntas de sus dedos y simulo un beso con unos ruidos que no sonaban para nada a un beso. Temari le arrojo los palillos.

__ Yo respondí que el tipo vendría a buscarla porque le gustan rudas, tú dijiste que Temari le gritaría tanto que el hombre saldría huyendo. Quiero mi dinero... En las reuniones lo haces bien, eres formal y das seguridad. Tú, Yo-chan y yo nos las arreglaremos. Temari hablara con Yo-chan y le explicara lo que debe hacer cuando la mujer este aquí. Estas listo desde hace mucho y lo sabes. El trato de los caminos es nuestro. __ Con unas palmadas en los hombros de Gaara, se dieron las buenas noches y se fueron a recostar.

Ahí estaba Yo, en la habitación de Temari, pero sin ella. El lugar era similar al amarillo pálido de su cabello. Le había pedido que fuera temprano a su casa, subiera la planta, girara ala derecha y la primera puerta era sus habitación. Ahí estaría una mujer que la prepararía para el banquete de bienvenida para la embajadora de la aldea de la lluvia.

Sus rizos estaban sueltos, brillantes, seguía siendo su cabello pero sin ser un nido de pájaros. No llevaba maquillaje. Su kimono carmín lograba cubrir sus brazos y las fieles vendas que llevaba en las piernas. Era ella lo sabía pero no parecía ella. Despidió a la mujer bajando al recibidor de la casa para esperar a Kankuro y Gaara.

__ ¡Yo-chan luces increíble!, ese kimono y tu cabello, muchos te observaran en la aldea hoy.

__ Y tú no pareces tú sin la pintura en el rostro y ese traje que te cubre hasta el cabello. Bromeo.

__ Gaara, dile algo amable a Yo-chan. Le animo su hermano

Pero Gaara no tenía palabras. La primera vez que la vio, su seguridad la había dejado avergonzada. Ahora ella estaba con ese Kimono rojo, su color favorito; su cintura era hipnótica; las suaves curvas en sus caderas le daban elegancia en su porte; su cabello era lo más exótico para él, esos rizos, llegando a media espalda y enmarcando su rostro. Si no fuera por esa sensación de efusividad que le recorría cada vez que la miraba a los ojos. Diría que ella no es de este mundo. Su hermano tenía razón, solo alguien sin vista no voltaria a admirarla.

__ Sera mejor que vayamos a la entrada principal, para escoltar a la invitada al banquete de bienvenida. __ Yo se giró a abrirles la puerta, haciendo un ademan con su mano, que los invitaba a salir. Gaara la miraba con intensidad. Igual a la del sol brillando sobre el cielo, no quería que Kankuro soltara algo incómodo o se diera cuenta.

Lo mejor de mí (Gaara)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora