Llegué a mis sentidos, las sombras cayeron a mis pies. ─────────────────
Hundió su dedo en la tetera abierta, que yacía gritando avisando que su conversión estaba lista. YoonGi no hizo más que sin piedad de él, enterrar su dedo medio en el agua. No gritó, ni derramó una lágrima, sólo observó. Observó como la piel tersa tomaba un color carmín, y su piel parecía renacer. Quizá eso debía hacer él. Renacer.
Un click dió en su circuito mental, un click que lo hizo recobrar sus sentidos y soltar un grito, sacando el dígito de ahí. Mordió con fuerza un trapo que hayó, buscando calmar su intensa respiración. ¿Realmente lo logró, volvió a sentir? Probó con variedad de cosas para recobrar algún sentimiento. Demasiadas que sería mejor para no perturbar más. Pero ¿qué más da? Le hizo un favor al mundo.
Se sentía listo, más que eso. Planeaba despojar a todo sobre él. Si no podía quitar a sus sombras de su lado y despojarlas de su alma, él se encargaría de domesticarlas.
Entonces... ¿Empezamos por ti, Suga?
Yoon Yoon, siempre tan iluso. No puedes domesticar algo que tú mismo construiste a base de tu soberbia. Soy parte de ti, sólo Agus, tú y yo.
No tengo escapatoria.
Nunca la tuviste.
Tomó con rudeza el encendedor, tirándose en su cama comenzando a jugar con éste mientras reía, acercándolo a su lengua, degustando el sabor a agrio.
─ ¿No puedo? ¿Qué tal si acabo conmigo de una vez? Ustedes vienen conmigo, siempre juntos.
Y juró oír a las sombras gritar rogándole para no ocasionar la destrucción de los 3, no más de lo que ya estaban. Y puede que YoonGi halla tenido una pizca de compasión, pero no sería facil.
A YoonGi no le gustaba lo fácil.
─ Vaya, por fin encontraste tu fuente de sabiduría y calma. Recobraste tus sentidos y las sombras cayeron a tus pies.
Otra vez.
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