Parte Dos; un conejo rojo quiere ser invisible ante el mundo
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Bodoque no había bebido tanto jugo en polvo en toda su vida.
Siempre había tenido recaídas, días felices, días horrendos o simplemente días. Su estado de ánimo sube y baja cual olas en un océano. Pero hoy no era un océano, era un tsunami, únicamente trayendo desgracias y lastimando a la gente.
–Eres un bueno para nada, deberías tirarte de un puente–Dijo al mirarse al espejo después de echarse agua en la cara. Lleva está semana sin dormir bien, y al igual que Tulio, no quiere ver a nadie.
Juan Carlos ya se ha dicho de todo. Desde fracasado, hasta desperdicio de oxígeno. Pero está vez, una palabra nueva se añadió a su lista: cobarde.
Cobarde por no querer salir de casa. Cobarde por no ignorar los comentarios de la gente. Cobarde por no querer ver a Tulio. Cobarde por no querer confesarse a Tulio. Cobarde por no arriesgarse a besar a Tulio. Cobarde por no haberle demostrado su amor antes. Cobarde por limitarse a pensarlo y no en hacerlo.
–Maldito cobarde...muérete de una vez–Se dice frente al espejo. Sale del baño y se deja caer en el sofá. Mirando el techo, tratando de ordenar sus ideas. Él ya había estado en el foco del escándalo, pero nunca de una forma tan íntima. Ya había surgido aquello de la tercera temporada con el "Extra, extra, Tulio Triviño y Juan Carlos son novios". Pero pasó de moda muy rápido, esto no. Esto es un desastre.
Bodoque cierra sus ojos e indaga en sus recuerdos. Sabe el momento exacto en que su corazón empezó a later por Tulio Triviño. Todo se remonta a cuando eran niños, y eran exploradores de la patrulla Apumanque.
–Lo recuerdo muy bien...–Dice Juan Carlos en voz alta antes de abrir ese baúl de recuerdos en su cabeza...
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Para el par de niños, perderse era lo normal. Siempre que salían a explorar terminaban en medio de la nada. Con ocho años, Juan Carlos y Tulio ya habían formado una amistad y eran inseparables. Pero eso no evitaba que pelearan, y siempre que se perdían terminaban discutiendo.
Casi siempre por culpa de Tulio y su estupidez andante.
–No puedo creer que le hayas dejado el mapa a Juanin, ni siquiera sabe hablar–Comenta el pequeño Juan Carlos de ocho años–Y peor aún, ni siquiera vino al campamento.
–Bah, tonterías, no necesito un mapa–Responde el pequeño Tulio de también ocho años.
–No, necesitas un cerebro.
Ambos niños caminan sin rumbo por el bosque, cruzando por un pequeño río y tratando de no pisar algunos insectos. Llegan a una zona roscosa, no han avanzado mucho ya que no ven a nadie a la redonda.
–Hay que volver–Sugiere Juan Carlos, la tensa atmósfera del bosque empieza a asustarlo, al contrario de Tulio quien sigue bastante tranquilo.
–Puedo sentirlo, no falta mucho–Pero lamentablemente la suerte de les terminó. Escuchan ruidos extraños, ambos niños se detienen, y en menos de un minuto se dan cuenta de que están siendo acechados.
Tulio casi de inmediato toma la mano de Bodoque, quizás para sentirse seguro o para decirle al niño mitad conejo de que no pasa nada. De igual forma, Bodoque envuelve su mano con la de su amigo.
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Las Cosas que No nos Dijimos (Tudoque) (ThreeShot)
FanficLo que comenzó como una trasmisión de lo más normal en 31 Minutos, termina con un secreto expuesto a la luz y dos periodistas avergonzados y con el orgullo herido. La cosa pinta mal, y su preciada amistad de hace años parece haberse arruinado para...