▶Capítulo 4◀

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MERCEDES ESTABA ENCERRADA, COMO LO HABÍA ESTADO TODA SU VIDA. Lo único que cambiaba en relación a su pasado era que estaba en instalaciones que no conocía, con gente que no tenía ni idea y en un país que ya no sabía cuál era. Luego de ese desafortunado encuentro con una de las personas que se ocupó de que ella tuviera que crecer demasiado rápido, Mercedes sintió sus párpados más pesados, y, sabiendo que la habían drogado de alguna manera, cayó dormida. Despertó, aparentemente mucho tiempo después, dentro de una celda, donde una mujer de piel morena vestida en ropas oscuras, la obligó a levantarse comenzando así un largo proceso de estudios diarios y pruebas que la dejaban muy agotada.

 Mercedes no podía defenderse, lo había intentado, pero alrededor de su cuello se encontraba un aparato que, cada vez que quería utilizar sus poderes o siquiera lo pensaba, se ocupaba de darle descargas eléctricas que la desconcentraban, haciéndoselo imposible. Luego de estar dos semanas encerrada, la muchacha ya no tenía muchas esperanzas de salir y mucho menos de poder encontrar a los Titans. Las instalaciones, aunque estuvieran en muy mal estado, tenían mucha más seguridad que la misma correccional en la que estuvo(aunque no fuera tan difícil superar ese "record"), haciéndole pensar que estaba en un lugar importante o que la consideraban un peligro, cosa no tan errada. 

 Como se estaba volviendo costumbre, un ruido muy escandaloso fue la causa de que Mercedes se despertara. Muy desorientada, se puso de pie lo más rápido que pudo al mismo tiempo que la mujer morena, que descubrió que se llamaba Mercy Graves, se encargaba de guiarla hacia la sala que últimamente era su infierno.

 Cuando llegaron a aquel salón; lleno de máquinas de la última tecnología que no concordaban con la condición de las paredes, que parecía que se iban a caer en cualquier momento; la joven notó que había más científicos  en el lugar de los que había normalmente, además había algo que no se podían pasar de largo: justo en el centro de la sala se encontraba un tubo, un tubo gigante que dentro contenía un líquido espeso, que parecía brillar, junto a una figura humana, que no era exactamente un humano, era algo totalmente desfigurado. 

 Los científicos, apenas la vieron, comenzaron a movilizarse, y el barullo en sala se incrementó. Pronto, la muchacha fue soltada de las esposas que rodeaban sus delgadas muñecas, para ser agarrada de los brazos y recostada en una camilla mugrienta, donde la agarraron con unas correas. Aunque Mercedes  luchaba por zafarse, nadie mostraba una mínima empatía con ella.

 A los pocos segundos, el experimento, nunca antes hecho, había comenzado. A la joven se le fue sacada sangre, mientras que al tubo gigante parte de aquel líquido se le fue extraído; ambos fluidos fueron puestos juntos dentro de un matraz, que luego de ser hervidos, colados y muchos procesos más, ya estaban listos. 

 A pesar de todos sus quejidos e intentos de salir de los amarres, a Mercedes se le fue colocado un suero, al cual aquella solución, que había dejado de brillar y se encontraba de un color gris igual que el de sus ojos, se le fue agregada.

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⏰ Última actualización: May 23, 2020 ⏰

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