— Dos meses. Lo siento mucho. Con el tratamiento podría alargarse un par de meses más... — A Germán solo se le pasaban dos cosas por la cabeza: su mujer y su hijo. Ni siquiera era capaz de pensar en su propia muerte, nunca le temió pero sí teme dejar a su mujer sola. Teme no llegar a conocer a su hijo. — ¿Qué le vas a decir a Alicia?
— No lo sé. No sé si hacerlo.
— Germán, esto te lo digo como tu amigo, no como tu médico... Díselo. No puedes ocultarle algo así. — Germán se secó las lágrimas de los ojos.
— Lo sé pero no sé cómo hacerlo... Y tampoco quiero que pase los últimos meses conmigo mirándome con pena.
— Ella no te va a mirar con pena y lo sabes.
Germán se despidió de su amigo y se marchó del hospital. En el coche se derrumbó. Iba a perderse el nacimiento de su hijo, su infancia, no iba a ver a su hijo graduarse ni casarse. En dos meses no volvería a abrazar a su mujer. Solo se permitió unos minutos de derrumbe. Se secó las lágrimas y volvió a casa. Antes de abrir la puerta de casa cerró los ojos y suspiró para intentar relajarse.
— Ya estoy en casa. — Caminó por el pasillo mirando las habitaciones. — ¿Alicia?
— ¡Coño qué susto! — Alicia salía de la terraza justo cuando su marido entraba a la cocina. Se llevó la mano al corazón. — Un día de estos me da un infarto y me matas. — Él le sonrió.
— Perdona... — La abrazó y la besó.
— ¿Dónde has estado?
— Ah... Nada, fui a tomar algo con Ángel.
— ¿Sí? ¿Qué tal está? Ya me contó Raquel lo del divorcio y demás...
— Bien... Bueno, todo lo bien que se puede estar cuando te divorcias, claro... ¿Y tú qué hacías? — Le preguntó mientras se metía en la boca un gajo de mandarina.
— Estaba tendiendo la ropa. — Germán la cogió de la mano y la acercó a él. — ¿Qué te pasa? — Dijo ella sonriendo.
— Que te quiero. — Puso sus manos en la cara de Alicia y la acarició. La besó. — Alicia... — Ella le miró fijamente a los ojos. — No me dejes nunca.
— Pero, ¿cómo te voy a dejar? — Rió. — Estás rarísimo...
— Vamos a cenar esta noche.
— ¿Hoy? Mañana trabajas.
— Necesito salir...
Ella sabía que algo pasaba. No quiso darle más importancia y aceptó la propuesta de su marido. Hicieron la comida entre los dos. Comieron. Se echaron la siesta juntos. Abrazados. Era lo que Germán necesitaba y Alicia lo sabía. Cuando ella se despertó, se estiró y despertó a su marido con besos.
— Hola...
— Buenas tardes... — Él se estiró. — Así cualquiera se despierta contento. — Sonrió.
— ¿Nos duchamos y nos vamos?
— Pero ¿nos duchamos o no? — Le guiñó el ojo.
— Qué tonto.
Durante unas horas pudo olvidarse de la situación. Le quemaba ocultarle todo a su mujer pero tenía miedo. Sabía que si le contaba todo, el problema sería aún más real, ella dejaría de mirarle con los mismos ojos y tendría que enfrentarse a la realidad. Prefería vivir en una mentira todo el tiempo que pudiese.
— Voy a ducharme antes, que tardo más en arreglarme que tú.
— Vale... — Alicia se metió en la ducha. Germán se quedó en la cama. Pensativo. Seguía sin saber qué hacer. ¿Contarle la verdad o no?. Le daba un miedo terrible pensar en el dolor que iba a sentir su mujer. — Tengo que hacerlo. Tengo que contárselo.
Cuando Alicia terminó de ducharse, volvió a la habitación para empezar a vestirse. Germán le tomó el relevo y se metió en la ducha. Cuando acabó, se vistió y esperó a que Alicia terminase para marcharse al restaurante.
— ¿Vamos dando un paseo o cogemos el coche?
— Lo que quieras. Si quieres vamos andando.
— Mejor, sí.
— ¿Qué tal estoy? — Germán se giró para mirarla. Sonrió.
— Wow... — Se quedó unos segundos sin palabra. Se levantó del sillón y se acercó a ella. — Estás preciosa. — Ella le besó.
— Vámonos que al final llegamos tarde.
Pasearon por las calles de Madrid cogidos de la mano. Germán se sentía completo. Aunque el dolor le corriese por las venas. Cada vez que la mujer de su vida le daba la mano, se sentía seguro. Entraron en el restaurante.
— Hola, hemos pedido una mesa para dos. A nombre de Germán Rodríguez.
— Sí, está preparada. Síganme.
Hicieron caso a la camarera. Se sentaron en la mesa y pidieron la cena. Germán disimuló durante toda la cena el estar bien. Ella se dio cuenta. De camino a casa no hablaron demasiado.
— ¿Me vas a decir ya qué te pasa?
— ¿Qué? No me pasa nada.
— Desde que has llegado hoy a casa te he notado raro. ¿Ha pasado algo? ¿Ángel te ha dicho algo?
— No ha pasado nada.
— Cariño, llevo años siendo policía y sé que se coge antes a un mentiroso que a un cojo. Así que ya estás tardando en cantar.
— De verdad que no me pasa nada. — Le cogió la mano y la acarició. — De verdad.
Cuando entraron a casa, Alicia fue directa a la habitación para cambiarse de ropa. Germán se sentó un poco en el sillón. Comisario, el gato, parecía darse cuenta de que algo iba mal. Se acercó a él y comenzó a maullar. Era un gato cariñoso pero aquel día, lo estaba más de lo normal.
— Cariño, ¿puedes venir?
— Voy. — Se levantó del sofá y fue a la habitación. — ¿Qué pasa? — Preguntó desde la puerta.
— Es que he cogido las zapatillas de estar por casa y he visto que hay un papel debajo de la cama pero no llego a... — En el momento en el que Germán escuchó esas palabras corrió a coger el papel. — ¿Qué haces? — Germán salió de debajo de la cama y, Alicia le robó el papel de la mano.
— Dámelo, Alicia. Es del trabajo.
— Si fuese algo del trabajo no estarías tan nervioso. ¿Me has escrito una carta de amor? — Guiñó el ojo.
— Por favor... — Alicia bajó la mirada para comenzar a leer el papel.
— Resultados análisis clínico... — Germán cerró los ojos y suspiró. Ella le miró con el ceño fruncido. — ¿Qué es esto?
— Alicia, no sigas leyendo. Déjame que te lo explique.
— Positivo cáncer...— Su expresión cambió por completo. — de páncreas. — A Alicia se le llenaron los ojos de lágrimas. Se sentó en la cama.
— Me he enterado hoy. Iba a contártelo.
— ¿¡Cuándo exactamente!? Porque llevas todo el día mintiéndome. Primero me dices que te vas con Ángel a tomar algo, me has ocultado que has ido a hacerte unas pruebas...
— Lo siento. Déjame que te lo explique, por favor.
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Hasta aquí la parte uno, mañana subo la siguiente. Gracias por leer.
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Alicia Sierra & Germán | We'll be fine
FanficOne shot sobre Alicia Sierra y su marido, Germán. Ojalá os guste.