(Recomiendo escuchar Chasing Cars versión Sleeping At Last, Losing Your Memory de Ryan Star o All I Want de Kodaline)
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— Voy a dejar el tratamiento.
— ¿Perdón?
— Te prometí que iba a luchar hasta el final pero... No puedo más, Alicia. No quiero pasar el poco tiempo que me queda postrado en una cama de hospital, intubado, metiéndome veneno y sufriendo más aún. El tratamiento no va a cambiar nada.
— Está bien.
A la hora de tomar la decisión. Hablaron con el médico que llevaba el caso de Germán. Le comunicaron que no querían seguir adelante con el tratamiento y firmaron los papeles del alta voluntaria.
— Te voy a recetar unos cuantos medicamentos para el dolor. Habrá días que no podrás levantarte de la cama. — Germán miró a Alicia. El médico les miró a ambos. — Ya os hablo como amigo. ¿Estáis cien por cien seguros de esto? Es que una vez que lo firméis ya no hay vuelta atrás. Estáis a tiempo.
— Si es lo que él quiere, adelante. Yo no voy a obligarle a seguir con esto si no quiere, porque es peor. — Germán le cogió de la mano.
— Pues no hay más que hablar. Germán, firma al final de cada hoja. — Siguió la orden. — Pues ya estaría. Tomad las recetas para los medicamentos.
— Gracias. — Ambos se levantaron de la silla para salir de la consulta.
— Si... — Hizo una pausa. — Si necesitáis cualquier cosa. Por favor, no dudéis en llamarme. Si tengo que llevarte morfina o lo que sea... — Se levantó de la silla y se dirigió a ellos.
— Gracias, Sergio. — Abrazó por última vez a su colega. — Espero verte pronto. Aunque sea en mi funeral.
— Germán, por Dios. — Alicia le pegó en el brazo y los tres rieron.
Se despidieron. Salieron del hospital sabiendo que en unas semanas estarían otra vez allí pero esa vez, no volvería a cruzar las puertas para salir. Fueron hacia el parking cogidos de la mano.
— Estaba pensando una cosa... — Germán miró a su mujer.
— ¿El qué? — Preguntó.
— ¿Por qué no nos vamos a la playa? Disfruta por última vez... — le tembló la voz. — del agua, del calor...
— Me gusta la idea. Siempre me ha gustado verte en bañador o sea que, no voy a perder la oportunidad.
— Eres un caso...
Nada más llegar a casa, hicieron las maletas. Se irían en dos días porque Alicia tenía que trabajar aún. Llamó a su jefe, Ángel Rubio, y le pidió que le adelantase las vacaciones. Él, al conocer la situación, se las concedió sin problemas.
— Pues ya está, he llamado a Ángel y me ha dado sin problemas las vacaciones. Sabía que no me iba a decir nada.
— Genial. ¿Quieres que vayamos haciendo la comida?
— Vale. Voy a preparar una ensalada, si quieres ve batiendo los huevos.
— ¿Y si... Dejas la ensalada? — Germán la abrazó por la espalda y comenzó a besarle el cuello.
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Alicia Sierra & Germán | We'll be fine
أدب الهواةOne shot sobre Alicia Sierra y su marido, Germán. Ojalá os guste.