countdown

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En el transcurso de cinco meses la vida de Jeno y Renjun había cambiado bastante. En el caso de Renjun tenía una gran pancita que no lo dejaba usar su ropa favorita, su hermoso niño. Sus mejillas rellenas y vivía con sueño. Había empezado a trabajar con su padre como asistente, era el asistente mejor pagado de la historia porque prácticamente se pasaba todo el día sentado en la oficina de su padre jugando y comiendo, esté de vez en cuando lo mandaba a buscar algunos papeles en otro piso o pasillo, claro, siempre y cuando el menor quisiera.

Sus padres se habían calmado y estaban siendo las personas más consentidoras del mundo, aún le reclamaban y decían que desde que él bebé tuviera edad suficiente debía retomar sus estudios, Renjun estaba totalmente de acuerdo.

En el caso de Jeno seguía trabajando en el restaurante y había abierto una cuenta de ahorros para todos los gastos del bebé. De verdad se estaba esforzando y sus padres le habían sugerido tomar el dinero que tenía en su cuenta universitaria pero él se negó, prefería esforzarse mucho y luego si no podía o surgía algo que se fuera de sus manos entonces lo tomaría pero mientras, no. También ayudaba el hecho de que su abuelo había vendido dos de sus casas en Busan y le había regalado el dinero de una de ellas sin decirle a sus padres, la otra fue para Doyoung.

Y Doyoung lo uso bien, pues el mayor se casaría y para la hermosa boda que planeaba cayó como anillo al dedo.

Jeno debe admitir que todo estaba saliendo mejor de lo que pensaba. A pesar de que su madre y el vivían discutiendo, está en el fondo lo apoyaba. Ese día se terminaba de preparar para ir a la boda de su hermano.

-¡Jeno, Renjun llego!

Termino de acomodar su corbata y bajo rápidamente para ver al mayor. El rubio estaba al lado de la puerta mirando su celular, estaba tan malditamente hermoso. Llevaba pantalones azules de tela que lo hacían lucir más alto y una camisa blanca de mangas largas donde su ya algo grande vientre lucia hermoso, en el cuello de la camisa había un moño que lo hacía lucir mucho más delicado. Cuando el chino alzó la vista pudo ver el delineado, sus hermosas mejillas que ahora parecían siempre estar sonrojadas y el ligero labial rosa... Jeno en serio estaba muy enamorado.

-Estas hermoso.-le dijo acercándose.

-Te quedaste como un tonto como por cinco minutos.-susurro pasando sus brazos por el cuello de Jeno y dejando un delicado beso sabor a fresas en sus labios.

-Bien tortolos vamos tarde, vámonos.

No iban tarde pero la señora Lee había hablado y nadie la podría contradecir. Los padres de Renjun llegarían algo tarde ya que saldrían del trabajo algo tarde. Cuando llegaron todo era hermoso, no habían tantas personas pero luego de quince minutos comenzaron a llegar más y más personas. La señora Lee daba vueltas mientras arreglaba unas cuantas flores como si no le gustará como estaban inclinadas.

-¿Donde está Doyoung?-pregunto mirando a Jeno el cual miraba su celular.-Estoy hablando contigo Lee Jeno.

-No lo se mamá.-respondió aún sin mirarla..

-¡Prestame atención!-la señora Lee comenzó a regañarlo y Renjun hizo una mueca acercándose cuando la mayor lo señaló.-Amor ve y llevale su ramo de flores a Doyoung, ¿si?

Asintió y se giro a tomarlo mientras escuchaba a Jeno pelear con su madre nuevamente. Camino por los pasillos hasta llegar a la habitación donde se encontraba Doyoung dando vueltas.

Sonrío.

-Hyung, estas hermoso.-sonrió Renjun entrando con el ramo de flores.

-Estoy nervioso, eso si estoy.-susurro caminando de un lado a otro.-¿Donde está mi mamá?

countdown II; norenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora