·Cap 6 ¿Omega?·

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Tras unos segundos en silencio, pues el rubio estaba algo sorprendido por la propuesta de Vegetta, acabó por responder.

—De acuerdo, me quedaré esta noche.

Rubius esbozó una sonrisa y Vegetta repitió ese gesto invitando al peliblando a entrar en la isla flotante.

—Eh... Vegettita, por favor desactiva torretas que luego siempre me muero.—pidió,

—Ah, sí—recordó—Pero no me robes nada ¿eh? Que te conozco—bromeó con una sonrisa burlona.

—¿Yo? ¿Robar?—puso cara de falso ofendido con la mano en el corazón—Nunca pensé que dirías esa horrible cosa sobre mí.

—¿Por qué? ¿No te gustan las verdades Rubén?—se mofó

Rubius soltó un suplido frunciendo el ceño mientras se dignó a caminar ignorando las bromas de su amigo. Atravesaron el puente que daba a la mansión y acabaron entrando. Una vez dentro, Rubius comenzó a observar la estancia, no era la primera vez que estaba allí pero el pelinegro había hecho algunos cambios desde la última vez.

—Veo que has cambiado algunas cosas—dijo mirando alrededor.

—Sí macho, por fin he terminado el vestíbulo, ¿te gusta?—quiso saber.

—Hum—cuestionó Rubius mientras fingía un exceso interés en los centímetros de las paredes, las formas, los colores, etc.—Yo diría que le doy un cinco sobre diez—mintió encogiéndose de hombros con una sonrisa.

—Eres idiota—Vegetta rodó los ojos pensando lo imbécil que Rubius era a veces.

—Bueno cambiaré de tema disimuladamente para que no te estalle la vena de la frente—sonrió mirándole—¿Dónde voy a dormir?—preguntó despreocupado mientras Vegetta le asesinaba con la mirada.

—Pues no tengo habitación de invitados así que—se cruzó de brazos aún molesto.

—Aw Veg, me vas a dejar dormir en tu habitación, que amable, pero ¿Dónde dormirás tú entonces?—sonrió.

—Eh... No, yo duermo en mi habitación por supuesto—aclaró.

—Oh, ¿vamos a dormir juntos entonces?—se burló de Vegetta mientras que este se alarmaba poniéndose rojo.

—¿¡Q-qué?! No... Deja de decir estupideces anda—se puso rojo de la "ira" según él.

Rubius empezó a reírse cerrando los ojos dejando ver las arruguitas que se le formaban a los lados de estos cuando reía demasiado fuerte.

—Tranquilo Vegetta, estoy bromeando, dormiré en el salón—sonrió mirándole por fin.

—Eso mismo, ¡Sí!

El peliblanco le dedicó una sonrisa a su amigo para después sentarse en aquel rojo sofá frente a la chimenea que tenía el pelinegro en el salón.

—Bueno, Doblas, yo creo que me iré a dormir ya—le avisó desde la puerta del salón.

—Sí, yo también, que hoy he madrugado y estoy to' reventao'—bostezó.

—Si tú lo dices...—refiriéndose a que el peliblanco quizás se había levantado a las dos de la tarde.

—¡EY!—se quejó.

El peliblanco le lanzó una zapatilla a Vegetta por su insinuación. Aunque acto seguido los dos comenzaron a reír.

—Buenas noches Doblas

—Buenas noches De Luque—sonrió.

Vegetta abandonó la estancia y se dirigió al piso de arriba para ir a su habitación a dormir, había sido un largo día y estaba hecho polvo. Rubius por su parte se tumbó en aquel sofá apoyando sus manos en su nuca mientras observaba los distintos cuadros que tenía el de orbes violetas en aquella habitación. Empezaba a dormirse cuando la voz de su lobo comenzó a percibir un peculiar olor, no había olido aquel olor nunca desde que llegó al pueblo de Karmaland y era extrañamente delicioso.

"¿Un omega tal vez?"—advirtió su lobo interior.

El de orbes verdes intentaba identificar aquel olor incorporándose en el sofá tratando de olisquear mejor.

"No hay duda, es un omega, y ese olor, vainilla".—pensó

Rubius no podía creer que ese olor le atrajera de una manera casi magnética, aquel omega no se encontraba demasiado lejos ya que el olor estaba presente, pero dónde se encontraba, creía que Vegetta vivía solo...

Por suerte o por desgracia Rubius se encontraba en casi el inicio de su celo, por lo que todavía no había síntomas de este con claridad, sin embargo, comenzó a seguir aquel maravilloso olor que llenaba por completo sus fosas nasales. 

El olor le estaba dirigiendo al piso de arriba de aquella mansión, pero cómo era posible, ¿acaso Vegetta estaba con algún omega? No sabía que era lo que le molestaba de que la idea de que Vegetta estuviese con ese omega, si el hecho de que quería a ese omega para él, o el hecho de que Vegetta estuviera con otro...


Entre tanto Vegetta se estaba lamentando ¿por qué coño los supresores no estaban funcionando? De repente empezaba a soltar feromonas sin ningún tipo de razón, es que no tenía sentido, no tenía a ningún alfa con el celo cerca, lo hubiera notado, algo estaba yendo mal.

Y lo más peligroso, debido a su estado de ánimo el pelinegro estaba expulsando más feromonas de lo que le gustaría y rezaba porque Rubius ya se hubiera dormido para no percatarse de su olor. Que alguien descubriera el hecho de que no era un alfa era su mayor temor y no podía permitirlo, menos con Rubius, seguro que si el peliblanco se enteraba se burlaría de él toda la vida.

Estaba intentado ocultar su olor cuando un olor a café dulce y a lluvia comenzó a llenar sus fosas nasales.

—Mierda...—maldijo para si mismo.

Rubius estaba en su puerta, y a esa distancia era más que obvio que el olor había logrado llamar la atención del peliblanco.

—Eh... Vegetta, ¿estás ahí? No querría cortar el rollo, pero... ¿hay alguien más aquí?—quiso saber nervioso, todo sus sistemas estaban alerta notando como el olor de aquel omega aceleraba el proceso de su celo.

Vegetta sabía que estaba perdido así que no le quedaba otra que salir del baño y enfrentar al de orbes verdes. Salió del baño y se dispuso a abrir la puerta, pero el peliblanco se adelantó y abrió la puerta bruscamente.

—Vegetta... ¿Dónde está ese omega?—dijo con la voz ronca y las pupilas empezando a dilatarse.

Vegetta tragó duro sintiendo algo de miedo al ver a Rubius de aquella manera.

—Doblas... no hay nadie más aquí que tú y yo...—dijo asustado.

Rubius al principio no sabía cómo reaccionar, pero finalmente comenzó a reír.

—Muy buen chiste Vegetta, ahora enserio, dime dónde esta ese omega, no pienso robártelo si es tuyo.

—¡Joder Rubius, yo soy el omega!—gritó exasperado mirándole arrepintiéndose al segundo de haberlo dicho.

Ahora sí que Rubius se quedó sorprendido y con la boca abierta sin saber que hacer quedándose completamente helado en el sitio.

"¿Nuestro amado Vegettita es un omega?"—dijo su lobo interior.


ACLARACIONES

Cuando "la voz del lobo interior" sea nombrada, estará identificada en negrita, como en el ejemplo. Además siempre pondré la aclaración de que es el "lobo interior" quien habla.

También irá entre comillas y es importante que no se confunda con La voz de los alfas.

La voz del lobo interior la poseen todos los lobos, que es como el instinto animal que les "habla", mientras que La voz de los alfas, es algo que solo poseen los de dicha condición que la utiliza sus "yo racional/humano" para someter.

Espero que haya quedado claro <3

El Secreto|-Rubegetta AU omegaverse-| TERMINADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora