·Epílogo·

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Habían pasado ya dos semanas desde que Vegetta dejó a Rubius, desde entonces, ninguno había salido de su casa, ya por el dolor físico que tenían debido a que estaban enlazados o por miedo a encontrar a alguien que les viera en ese estado. Ambos tenían grandes ojeras debido a las noches sin dormir por el llanto o el dolor, la piel pálida, en definitiva, en un estado lamentable.

Por parte del pelinegro, la marca le dolía como si miles de cuchillos se clavaran en ella, había pasado de su color plateado natural a un color oscuro casi negro, y por más que su lobo le gritaba que llamara a su alfa, se negaba en rotundo, le seguía amando, de echo dudaba que pudiera dejar de amarlo algún día, pero su parte humana era cada vez más fuerte y el que el amor de su vida le hubiera mentido de esa manera le dolía casi más que el dolor que su marca producía.

El rubio por otro lado sentía un gran vacío en su corazón, sabía que Vegetta estaba sufriendo, su omega le llamaba, pero no dejaba que su lobo fuera en su ayuda, sería romper la regla que Vegetta le hizo prometer aquel día, aquellas palabras que juraría que le quemarían la garganta si volviera a pronunciarlas.

"Prometo que jamás me acercaré a ti Vegetta"

Podía sentir cada hueso de su cuerpo dolerle, haciendo así que fuera imposible dormir, o incluso a veces comer.

Los dos estaban claramente más delgados, y por más que sus amigos intentaran sacarles de casa, alimentarles o simplemente hablar con ellos, no recibían respuesta, como si ambos hubieran desaparecido.

Y prácticamente una parte de ellos había muerto aquel día.

Rubius POV:

Otro día comenzaba para el peliblanco, tenía claro que aquel día no iba a ser diferente al resto que había pasado durante estas dos semanas.

Su móvil empezó a sonar, quizás debería silenciarlo de una vez, durante este tiempo, no había parado de recibir llamadas, antes miraba quien era, con la esperanza de que Vegetta le hubiera perdonado de una vez, pero dejó de hacerlo tras asimilar que él nunca llamaría.

Sin embargo, si no hablaba con alguien juraría que se volvería loco del todo, así que al ver quien era decidió cogerlo y quedarse en silencio, esperando que la otra persona dijera algo.

—¿Rubius?—Mangel sonaba tan preocupado que hasta Rubius pudo sentir otro dolor que no fuera el de él mismo o el de Vegetta.

—Hey...—La voz del de orbes verdes sonaba completamente grave y rota, puede ser por que hacía días que no paraba de llorar y lamentarse o de no haber dormido.

—Joder Rubius suenas como si acabaran de atropellarte...

—Quizás así muchos de mis problemas se solucionarían...

—Tu estas tonto ¿Verdad? ¿Hace cuánto que no sales de casa?

—Que más da, no voy a salir.

—Rubén. Tienes que salir, o te vas a volver majara como Lolito, o peor.

Ese comentario logró que Rubius esbozara una mínima sonrisa.

—Bueno, Lolito es feliz, quizás si me vuelvo loco del todo logro pasar de toda esta mierda.

—Rubius, no te reconozco ¿Cuándo te has rendido tú?

—Cuando he sabido que no había otra opción... y esta vez tampoco la hay.

—Pero Rubius...

—No. Mangel enserio, agradezco que intentéis ayudarme, pero nada va a hacer que me sienta bien así que simplemente déjalo estar.

El Secreto|-Rubegetta AU omegaverse-| TERMINADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora