•Tres•

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Taylor.

No soy un chico que llega temprano a clases, pero hoy no fue intencional. Desde que empezamos con la banda, todo para mí ha sido un enredo, desde la ropa hasta el tiempo. Los ensayos de la banda suelen ser extensos, aunque digo que, lo valen, soy un baterista excepcional, y los chicos también tienen talento. Pero, esos ensayos me han robado mi vida social. Además, he estado con una economía muy triste durante este tiempo, cuando estrellé mis baquetas en un ataque de histeria, no tenía dinero para comprarme unas malditas nuevas, así que, tuve que correr como loco hasta que llegué a una tienda de instrumentos y CDs donde una chica, cuando me vio en esa situación, me regaló una nuevas, aunque no fue exactamente así, porque fue una larga historia, pero quedé sorprendido, y lo que más me sorprendió, no fue su cara, porque no me vio con lastima, sino que, me dió de las mejores que habían en la tienda. Si fuese yo, no hubiese hecho eso, yo soy un puto egoísta, y lo digo por opiniones públicas.

Aunque...

La parte buena, es que a los bateristas, le llueven las mujeres, ahora tengo el magnífico nombre de "Sexo en dos piernas" que sería "Come y vete", ustedes sabrán porqué. No me enorgullece, para nada que lo hace, es una maldición. Tengo una vida de esas, que son placenteras pero peligrosas, la última vez estuve con una chica casada y yo no sabía, casi me matan, pero sobreviví y estoy aquí, vivo, para contarlo.

Volviendo al Sexo con piernas. En la universidad anterior solían llamarme así, y prefiero pasar desapercibido en esta. Aunque hay chicas muy bonitas aquí, no sé si pueda estar con ellas, son "fresas" por así decirlo, así que, no creo que un chico becado que vende ropa con su mejor amigo y que tiene sexo esporádico por diversión, ah y que coge humo más que una locomotora, pueda estar con ellas.

Niego, debo estar más tranquilo.

El sudor me tiene empapado y para colmo creo que tengo mal aliento, ni siquiera pude enjuagar mis dientes luego de comerme ese maldito sándwich que hizo la mamá de Alfred, no quería comerlo pero tuve que, aunque no sabía mal, ahora mi boca huele a barco de pesca. Mientras corro, pongo mi mano en mi boca para saber si, huele mal o bien, hago una mueca cuando siento el no muy agradable olor.

Luego de correr durante 15 minutos aproximadamente, llegué, al fin. Corrí por todos los pasillos que prácticamente estaban vacíos porque, ¿quién viene a la universidad un domingo?, solo chicos demasiado responsables o los que son demasiado irresponsables, como yo. Veo todas las puertas y veo la número 17, es el salón de... ¡Psicología!. Entro de golpe y veo a la profesora explicando.

Ok, llegué muy tarde.

Todos los alumnos se me quedan viendo y hay chicas que sueltan murmullos y ¿Suspiros?, No lo sé. La maestra me da una mirada poco profesional. La conozco, ella fue una de las que estuvo de acuerdo con la beca, aunque creo que lo hizo con otros fines. No me dieron beca por listo, obviamente, no. Me la dieron por deporte y por música lo cuál no tiene que ver pero, dugh, ella me admitió, yo no.

—Joven Taylors.—la profesora pasea su mirada por mis labios lo cual es asqueroso.—Pase con gusto.— asiento y cuando me voy a sentar, noto a la chica de las baquetas aquí, sentada, en mi misma clase, viéndome. Choco mi mirada con la suya y la quito de una vez.

Esto está vergonzoso, va a pensar que soy un muerto de hambre, que no es por ser sincero pero, estoy a esto de serlo. La chica me sigue con la mirada e intento evitarla en lo posible. No quiero ser grosero pero, no quiero que me recuerde por una obra de caridad o algo parecido.

Una Canción Para Taylor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora