Veintisiete || ---

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Piel.

Me encantaba la piel de ella.

Era blanca, con algunas pequeñas pecas en la zona de los hombros. Suave, como seda importada de algún lugar exótico.

Perfecta. Era perfecta.

Me fascinaba intentar acabar con esa perfección. Había algo en el acto de tomar un cuchillo afilado y marcar toda su piel que me desbocaba los sentidos.

Las heridas se abrían con una facilidad insultante. La sangre salía a borbotones; yo posaba mis labios, mi lengua, y la besaba hasta que mis dientes se teñían de rojo.

Beber de su sangre me hacía sentir más cercano a ella.

Mi hermoso ángel, ¿cómo no ibas a atraer a este demonio?

Recuerdo cómo trataba de no hacer ruido. Lloraba, sí, y tenía miedo, pero luchaba ferozmente por no gritar.

Me gustaba comprobar dónde estaban sus límites. Hasta dónde podía llevarla, cada día, antes de que ella no pudiera controlarse más y lanzase un gemido de dolor.

Mi cuerpo conocía al suyo en todos los sentidos posibles.

Hasta que...

Me la arrebataron. Me quitaron su piel, me apartaron de su sangre, me impidieron volver a escuchar al dolor escaparse de su boca.

Quizá hubiera podido convencerlos de mi inocencia... pero entonces los malditos bastardos hijos del Olimpo conjuraron la mala suerte.

Contra mí, ¿te imaginas?

No tenían ningún derecho a privarme de lo que me correspondía. Ella era mía, y no te equivoques, criatura: lo sigue siendo después de todos estos años.

Lo será.

Muy pronto, criatura.

Porque hay algo que todo hijo de Némesis conoce, una regla universal: cualquier acción tiene una consecuencia.

Yo soy su consecuencia.

Esta vez, yo seré su mala suerte.

Cuando los haya aplastado uno a uno, entonces me permitiré volver a disfrutar de su cuerpo.

Mantengo una lista mental de todas las cosas que quiero hacerle a su cuerpo.

Es lo que me ha mantenido cuerdo todos estos años. Pensar en su cuerpo desnudo frente a mí, en la galaxia de pecas que posee, es un placer reservado para mis máximas horas de debilidad.

Mía, sólo mía. Para mí.

Ella. Mi propiedad, mi ángel, mi reina.

Mi Carol Berry.

Mi Carol Berry

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FANGIRL. ¿Qué pasaría si el Campamento Mestizo fuese real? #PDA2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora