Alli estaba, recostado de lado sobre el sillón, viendo fotos viejas y videos que hacía mucho tiempo que no veía intentando volver a vivir esos recuerdos en donde estaba mejor que ahora. Estaba aburrido, no tenía data porque acababa de llover no hace mucho y los rayos cortaron el suministro eléctrico. Tenía calor ya que la humedad se hizo insoportable con la llegada del sol que aún entre nubes, emanaba un fogaje incomodo. No funcionaban los ventiladores y no podía salir de casa. La cuarentena nos hizo ermitaños a la fuerza, con la pandemia o elegiamos quedarnos en casa o salíamos para que nos arrestaran, solo habia que soportar el momento. Eché un vistazo a la mesa del comedor, mi hija dibujaba, dibuja muy bien, es mejor de lo que yo fui a su edad pero ella aun no comprende el gran talento que tiene. Mi esposa cocina, está leyendo una de sus recetas, la cuarentena la puso creativa y la hizo simpatizar con algo que no le hacía mucha gracia, la cocina. Yo por mi parte estaba cansado, anoche me acosté tarde viendo una serie de netflix muy buena que quería continuar hoy y que no he podido por el apagón, cierto es que este espacio de silencio de cierto modo relajante me provocó sueño y no habiendo nada más en que entretenerme me acomodé para echar una siesta.
-Josh... ¡Josh!... ¡JOSH!- Escuché acompañado de un jamaqueo corporal, me molesté porque no era necesario tanto jaleo hasta que enfoque bien.
-¡Vas a llegar tarde! -Dijo mi madre -¡Te quedaste dormido otra vez!
Asombrado miré el techo y las paredes de la que antes era mi habitación, algunos libros tirados en mi escritorio cerca de la computadora que armé junto a mi primo cuando una amiga me dio su antiguo monitor y su teclado. Mi bolsa, una bolsa que recordaba que usé en la secundaria estaba abierta y desde la cama podía ver el desorden de dibujos que se asomaban desde el interior.
No podia creer lo que estaba pasando y por supuesto debía ser una broma, pero muy elaborada. Entonces mi abuela entró a la habitación cortando mis pensamientos mientras gritaba que me apurara. Me levanté y al salir vi el color verde de las paredes interiores de la casa de mis padres, ese tono pastel que acompañó casi toda mi infancia y que hoy en dia figura en un celeste diferente, calmado. Mientras me aseaba escuchaba el himno nacional que anunciaba la apertura de la transmisión de un canal de la localidad, parecía que mi abuela había encendido la tele, como era habitual.
Me puse mis pantalones azules, mis medias blancas y zapatos negros que sabía que pronto terminarían por abrirse completamente del uso, mi camisa blanca y mi corbata azul, me miré al espejo y vi que era mucho mas joven y flaco otra vez, como aquellos días del instituto. Miré rápidamente el televisor y noté que en el sufijo que era 8 de mayo del 2007. No podía creer aun que había regresado a mis viejos tiempos pero nuevamente mi abuela interrumpió mis calculos mentales al darme mi desayuno, el típico pan con huevo en la misma bolsa del pan de molde, mientras me empujaba para que arribara el autobús de las 4:30 am.
Era oscura la madrugada, lo sentía más que lo habitual, bajo el faro de luz de mi calle esperaba a que bajara "la chiva" de aire, recordé entonces que no habían para ese tiempo, solo "diablos rojos", ya estaba acostumbrado a la comodidad de viajar a la ciudad con aire y en asientos acolchonados. Llegó con sus grandes luces y neónes aquel gran autobus con el estruendoso sonido que despertaba a cualquiera, claro que yo estaba ya muy despierto con lo que se suscitaba. Al subir estaba medio lleno y pude prestar atención a la emisora, "FM Corazón, el lenguaje del amor" era la frase que anunciaba la siguiente canción: Cierra la puerta, de la Oreja de Van Gogh.
Aproveché el "tranque" para echar una siesta, pero el movimiento del bus y la pequeña llovizna que había causado que todos cerraran sus ventanas y provocara un calor infernal hacía que se me hiciera casi imposible conciliar el sueño. Ya casi llegando al puente de las Américas escuché otra frase nostalgica que me hizo acomodarme en mi asiento para sacar el pasaje: "Relojes activa da la hora, 6:00 en punto..."
Observé con admiración mi templo del saber, me uní a la corriente de estudiantes de mismo uniforme que se dirigía a la entrada. No sin antes pasar el filtro de los inspectores que evaluaban el largo de las medias, el corte de cabello y el largo de la basta de las faldas y pantalones. Me senté en la marquesina, mis mejores amigos debían llegar pronto.
-¡Hola que tal Josh! -Dijo una persona que me sonó familiar, era aquel compañero de otro salón que conocí una vez y que se hizo muy amigo pero que en la actualidad perdí todo contacto con él, ni siquiera lo recordaba y es triste porque uno nunca sabe como terminaran las amistades en el futuro.
Al entrar al salón vi a mis 2 mejores amigos en la actualidad, pese a ser cercanos desde la escuela, con la pandemia no podía verlos así que los abracé. Me miraron raro. Les dije que tenía tiempo que no los veía y se rieron. Entro la profesora y tuvimos que sentarnos así que no pude contarles lo que estaba sucediendo.
Habia exámen y no lo sabía, me entregaron una hoja de una lección de geografía que yo no recordaba. Sabía que mi paso por secundaria no fue el mejor, era vago, irresponsable y despreocupado, actitudes que cambié con los años para poder conseguir trabajo en la vida adulta, sabía que en esta segunda oportunidad debia corregir ese error, ya era más inteligente y más táctico, si buscaba en google desde mi smartphone encontraría la respuesta. Metí mi mano en el bolsillo y sentí un objeto pesado y cuadrado, me asomé y encontré mi viejo celular alcatel, que lo más tecnológico que tenía era el fondo de pantalla de un paisaje a color estatico, y por data, un mini pack de mensajes de texto.
Como es de esperarse fracasé aquel exámen y me propuse prestar atención para la próxima. Al salir al recreo, después de varias clases fuimos a la puerta por donde habíamos entrado a por unas empanadas a 25 centavos que vendía Juan, aquel vendedor leyenda de nuestra escuela muy querido por todos y que con ese tono dominicano te decía su clásica frase "Come sinvelguenza", la ultima vez que fui al instituto supe que quien llevaba el negocio ahora era su hijo.
Mis 2 amigos y yo caminamos a la cafetería y se me salió decirle a uno de ellos que había visto un meme referente a un juego que hacia dias de cuarentena me dijo que estaba pasando.
-¿Que juego? ¿Qué es un meme? ¿Te pasa algo hoy Josh? -Dijo muy confundido por mi comentario. Guardé silencio porque olvidé qué hablaba en esa época con ellos y me limité a escuchar.
Recordé que ronaldinho estaba en su mejor momento con el barça, que linkin park había sacado nuevas canciones al igual que Makano y Eddie Lover, que uno de mis amigos habia conseguido un MP3 y era lo máximo en su momento. Me sentía un poco restringido, habian tantos terminos, palabras, situaciones, memes, comentarios y cosas nuevas que no podía mencionar ya que no entenderían a que me refería.
Pasó entonces aquella chica que me gustaba, con ese movimiento de caderas que recordaba pero que ya no causaba en mi ningún sentimiento. En otros tiempos mi emoción de verla pasar se vería reflejada en mis ojos pero aquello ya no era y lo único que me hizo recordar fue que ya tenía una esposa de la cual me enamoré tanto hasta casarme, comprendí que la extrañaba y que en ese tiempo no sabría como encontrarla, al fin ella tampoco sabría que en el futuro sería mi esposa, ni tampoco si se enamoraría de mi en ese tiempo.
Al llegar a casa ese día, recibí la reprimenda de mis padres que vieron el exámen de geografía y que había dejado de hacer algunos quehaceres, terminando con un castigo y llevándose el cable del CPU para que no pudiera usar la computadora.
Me acosté en la cama, aun no tenía televisión en mi cuarto, mucho menos existía netflix para continuar viendo aquella buena serie que quedé en seguir viendo. Siempre habia deseado volver a vivir mis mejores recuerdos, pero comprendí no era lo mismo que los recuerdos sean mios a yo ser de mis recuerdos, ya no pertenecía a algo que en su momento era lo que conocía, ya era alguien diferente. Estaba exhausto de todo y me aproximé a dormirme deseando que todo terminara.
-¡Josh! ¡Ya llegó la luz! ¡Y la cena está lista! -Escuché a mi esposa decir mientras me intentaba levantar.
Al ver la cena servida, a mi esposa y mi hija sentadas a mi lado supe que éste era mi momento que podría no estar en cuarentena y vivir mejor pero que tampoco era bueno regresar a vivir lo vivido, que siempre es importante marchar hacia adelante y así crear más recuerdos, que hoy es mi momento pero que el mañana siempre será diferente para bien o para mal y eso esta bien porque enriquece nuestras historias de vida.
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Poemas y Versos
Poesiaimagínate una tarde lluviosa que consigo trae un frió acogedor, una balada cualquiera sonando en la radio local, una manta y una taza de chocolate caliente. Todo buen ambiente promueve el sentimiento y el sentimiento se vuelve arte cuando se traduce...