No sabia realmente lo que pasaría, no sabia cual seria mi destino; el impacto que todo tendría en mi. Todo había sido predecible y estaba perfectamente en orden tal cual debería de ser, sabia cual era mi propósito.
Hasta esa noche...
En que momento...
Todo era destrucción, los niños lloraban por la muerte de alguno de sus padres, muchos de nuestros soldados se encontraban gravemente heridos los guerreros mas fuertes habían sido derrotados, todo en lo que creamos en lo que algunas vez existió sonrisas y alegría ahora estaba cubierto por una gran capa de sufrimiento y dolor.
Mis padres claro esta se encontraban terriblemente preocupados por la situación en la que se encontraba nuestro mundo. El cielo era de un hermoso verde azul pero en estos momentos era color rojo, tan profundo como la sangre, mi madre mantenía en brazos a mi pequeña hermana que se encontraba llorando muy asustada debido a las explosiones que se escuchaban.
Mi hermano menor se aferraba a la cintura de mi madre como si de ese modo todo el mal que yacía a nuestro alrededor se fuese a extinguir lamentablemente nadie de nosotros tenia salvación. Yo me encontraba con mi padre quien siempre se ha mantenido fuerte frente a las adversidades pero por primera vez en mi vida; podía ver el miedo en su mirada.
-Caleb ya no podemos perder mas tiempo.-comento mi madre con su voz temblorosa.-No podemos dejar que nuestros hijos se queden mas en este lugar.
-Lo se Ziana.-mi padre tomo mi mano.-Es momento de despedirnos.
Mi hermana se encontraba dormida mientras que nuestros padres nos conducían a lo que seria nuestra forma de escape, mi hermano se encontraba llorando y la verdad es que yo también me sentía impotente por ser tan pequeño y no poder defender a mis padres y a mi mundo.
Caleb y Ziana mejor conocidos como mama y papa pero para el resto de los habitantes...eran los gobernantes de nuestro mundo, queridos, respetados e idolatrados. Todo era tan pacifico y tan tranquilo aquí hasta que llegaron los Alkaid los seres que acabaron con todo y todos tan solo por nada mas y nada menos que ambición.
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Nos encontrábamos en una de las naves en la cual viajaríamos mis hermanos y yo, mi madre coloco a mi hermana con mucho cuidado mientras besaba su mejilla y lloraba, papa la abrigaba. Ambos se despidieron de mi hermano con un fuerte abrazo para después subir a la nave. Por ultimo quedaba yo...mi madre me envolvió en sus brazos mientras disfrutaba de ese amor tan solo una vez mas.
-Mi pequeño guerrero.-se separo de mi mientras que sus mejillas estaban empapadas.-Tienes que ser fuerte amor, ahora tus hermanos estarán bajo tu cuidado.- comienza a sollozar.- Jamás olvides cuanto te amo, cuento los amo.
-Yo también te amo mama.- respondí y beso mi mejilla, después siguió mi padre.
-Ahora tendrán que aprender a salir adelante sin nosotros.-mi padre siempre una persona dura pero...en todo momento se mostro como un padre cariñoso.-Cuida a tu hermano y hermana.-se escucha una explosión.-Los tres son lo mas maravilloso de nuestras vidas y aunque físicamente no estemos, tan solo mira las estrellas y hay nos encontraras.-ambos estábamos llorando pues sabíamos que esto era una despedida.-Te amo mi niño.
-Y yo te amo a ti papa.-me coloco un hermoso collar.
-Este amuleto te guiara a unas personas que los ayudaran.-asiento.-Nunca olvides de donde eres.
Después de la despedida, me subí a la nave. La verdad es que ya antes había conducido una de estas mi padre nos preparo a mis hermanos y a mi para saber defendernos y manejar nuestras naves.
-Papa.-le llamo una vez que la nave se enciende.-¿A qué mundo iremos?.-pregunto con curiosidad ya que poco a poco me estoy quedando dormido.
