Capítulo 4

156 3 3
                                        

Aunque llegó a tener reuniones con Samuel, se encargó de enviar a su asistente a tomar su lugar en las mismas. Después de su charla extraña y reveladora en su oficina donde supo de sus sentimientos no quería volver a verlo, incluso aún si afectaba su trabajo, pensó en cómo hacerle para terminar los negocios que tenía con su empresa. Había dejado a Alfredo hecho un lío.

... No tiene nada mejor que hacer...

Pensó después de rechazar una llamada de Samuel. Ahora, aún en su horario de trabajo estaba siendo molestado... No precisamente con la presencia del castaño, pero desde hace algunas semanas que había empezado a recibir llamadas con un objetivo fuera de lo laboral; no dejaba de recordarle su propuesta para salir juntos y él también se había acostumbrado a colgarle el teléfono siempre que no quería tratar algo verdaderamente importante. No sabía cómo había hecho para soportarlo durante tantos días... No lo tenía fácil, sobre todo porque ya ni siquiera tenía a alguien a su lado para distraerse de su desgracia... Y es que, de alguna manera, todo se le había venido encima al mismo tiempo.


Ya no tenía derecho de detenerlo, alcanzarlo y pedirle que se quedara con él solo un poco más, que le diera otra oportunidad, pero desgraciadamente ya le había quedado claro que no lograría nada... Que debía olvidarlo, que ya no era suyo.

Estaba mirando, desde el pasillo principal de su departamento, a su expareja dejar el lugar... Había ido solamente para decirle que todo se había terminado, por unas razones que a Alfredo aún no le entraban en la cabeza... Le terminó con la excusa de que era demasiado atento hasta el punto de parecer molesto... Ni siquiera le había dejado hablar y la charla duró apenas unos minutos... No lo entendía, era irónico de alguna manera...

Él siempre había sido así; cariñoso, atento y le encantaba dar detalles a sus parejas... No había creído que fuera algo malo, para él era lo correcto. Y tristemente, no era la primera vez que molestaba a alguien con eso, pero no podía acostumbrarse. Hasta hace poco, había creído haber encontrado a la persona indicada, pero lo arruinó todo... Sin quererlo y de la manera más inesperada.

Cruel...

Se quedó de pie a mitad del pasillo, pensando, e intentando no deprimirse demasiado, lo que fue imposible al final ya que luego de un rato inmóvil fue a su habitación y, aunque estaba solo, se encerró ahí. Ya era un adulto, uno bien hecho pero un rompimiento le puede venir igual a cualquiera, teniendo un nivel de enamoramiento como el suyo... Creía tener el corazón roto. Solo quedaba lamentarse solo luego de ocupar lugar en la cama para abrazarse a sí mismo. No lloraría, era su culpa... Claro. Lo había intentado ya las veces suficientes con otras personas... No tenía remedio, quizá solo era demasiado tonto y siempre a todos los elegía iguales... Algo difícil, todas sus parejas siempre eran omegas preciosos... Y como él era un buen alfa maravilloso...

Dejarse llevar es sencillo.

Alfredo tenía algunos defectos.

Entonces, como si algo o alguien quisiera hacerlo olvidar, su móvil empezó a timbrar, distrayéndolo de su tragedia.

—... ¿Samuel?... —pronunció el nombre de la persona que llamaba, luego de responder la llamada, y escuchar el propio por el teléfono. No era una llamada agradable... Pero era mejor que seguir lamentándose.

—Llamé para decirte que quizá el día de mañana tendremos que vernos... Han surgido unas cosas en la empresa y debo solucionarlas con tu ayuda.

Escuchar aquello fue extraño... No sonaba a realmente a Samuel, difícilmente no podía estar seguro de algo y que le llamara para avisarle de algo que podía no suceder no tenía mucho sentido.

—... Necesito que confirmes eso... No me llames si no es seguro...

—... ¿Estás bien, Alfredo?

Después de eso no pudo responder de inmediato, no era de él de quien hablaban y que preguntara eso justo después de lo que sucedió con su pareja no era normal... Pero quizá era su culpa, seguramente lo afligido que estaba podía notarse en su voz.

—Lo estoy... Solo llámame más tarde si es necesario... Te veré después.

No esperó una respuesta, terminó la llamada de inmediato, no le apetecía hablar con nadie en ese momento.

Entonces giró en la cama para acomodarse boca abajo e intentar conciliar el sueño al menos durante un rato para pensar mejor más tarde sobre lo que sucedió.


Un par de minutos después cuando logró volver a concentrarse leyendo unos documentos importantes, su asistente llamó a su oficina para avisarle que Samuel estaba fuera esperando ser atendido. Sorprendido y casi arrepentido por su acción anterior le dijo que le dejara pasar y casi de inmediato el castaño ya estaba frente a él. Parecía ser que antes quiso comunicarse con él para avisarle que estaba fuera... Se sentía avergonzado.

—No imaginé que estarías aquí... Estaba ocupado y no pude contestarte —ambos sabían que eso era una mentira, pero no quería discutir con el mayor al respecto.

—Está bien, imaginé que no responderías y por eso hoy he venido a verte.

—¿A qué viniste?...

—Ya que no te has presentado a nuestras reuniones más recientes y has estado enviando a tu asistente, todo acerca de nuestro trabajo está resuelto hasta ahora... Te extrañé durante todo este tiempo y hoy no pude soportarlo... Por eso estoy aquí, para verte y decirte lo de siempre.

Pensó en sacar a ese hombre a golpes de su oficina... Pero no lo haría... No había una razón suficiente para eso... Si se ponía loco como sucedió en la confesión, no dudaría en hacerle daño.

—Ya te dije que no estoy interesado en salir contigo... Deberías dejar esto y buscar a otra persona.

—Pero eres tú quien me gusta, Alfredo... No quiero rendirme contigo y no puedes rechazarme si no me has dado una oportunidad... Nada te lo impide ahora que ya estás soltero.

Samuel era un hombre que solía sorprenderlo, naturalmente... Su capacidad en el trabajo era realmente admirable su apariencia e insistencia eran increíbles... Pero ahora casi podía sentirse asustado. Él no le había hablado de la separación con su pareja.

—No sé cómo sabes eso... —no se esforzó en ocultarlo, sin embargo... Era algo que no podía hacer, ya comenzaba a sentirse menos deprimido al respecto, pero era inevitable que el cambio en su humor se notara en su voz, expresión e incluso en su aroma.

—Hm... Supuse que era por eso, además de mí, que no te has aparecido por la oficina... Y viéndote ahora, estoy seguro de lo que digo... Alfredo, por favor piénsalo... Olvídate de que también soy un alfa y sal conmigo... Te prometo que no será tan malo... Solamente haremos cosas que tú quieras... Creo... Creo que podría enamorarte...

—...

Ya no prestaba atención a las impresiones entre sus manos, las que había estado leyendo antes, ahora sus ojos estaban fijos en los verdes ajenos... Sentía que decía la verdad... Parecía desesperado. No entendía cómo descubrió que ya no estaba con nadie, pero creía que era lo suficientemente decente como para pensar que lo había estado siguiendo... Solo podía escuchar su propuesta y meditar su respuesta unos minutos.

—¿Qué dices, hm?... No podría hacerte pasar por nada desagradable... Quiero conocerte, Alfredo... Hay que intentarlo.

—... Voy... Déjame pensarlo un poco... —sin estar completamente de acuerdo consigo mismo respondió al pedido.

—¿Huh? —tristemente, eso fue lo que recibió a cambio. Alfredo era afortunado, tenía el privilegio de ver ahora a un Samuel confundido. Después a uno sorprendido, feliz y casi con una expresión de vergüenza.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: May 09, 2020 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

InasequibleWhere stories live. Discover now