Aunque la cita de Alfredo con su pareja sucedió tal como lo planeó no pudo sacarse de la cabeza las palabras que Samuel le dijo durante su corto encuentro fuera de la empresa después de su reunión, eso lo tuvo distraído durante algunos días hasta que se decidió preguntar al respecto durante su próxima reunión de negocios, si no lo hacía no se quedaría tranquilo... Y es que nunca había visto a otro alfa comportarse de esa manera con otro, ni siquiera eso le entraba en la cabeza.
Esperó el día y este llegó casi un mes después, se sentía ansioso por lo que haría con el castaño cuando la reunión terminara... La respuesta que obtendría le hacía tener esa inquietud, no es que no pensara en ella durante todo ese tiempo, lo hizo y obtuvo posibilidades perturbadoras, cosas que no quería aceptar.
—Si no hay nada más, eso es todo por la reunión de hoy —anunció Samuel cuando todo entre ellos y el resto de los compañeros quedó completamente claro hasta que tocara verse de nuevo. Todos dejaron el lugar después de que diera la fecha para la próxima vez, pero Alfredo esperó aún sentado en su lugar hasta que todos dejaron la sala. Ahora, como parecía hacerse costumbre, quedaban sólo ellos dos. Gracias a eso y a que no dijo nada durante un par de minutos, el castaño volvió a hablar—... ¿Pasa algo, Alfredo?
—... Tengo algo que preguntar acerca de la última vez que nos vimos, Samuel... Cuando nos encontramos en el estacionamiento —no pudo hablar hasta que fue cuestionado, no parecía algo muy especial, pero estaba nervioso, nunca podía sentirse completamente tranquilo frente a Samuel—. Dijiste algo extraño... En realidad, casi parecía una amenaza... Dijiste que yo soy tuyo... ¿Qué querías decir con eso exactamente?
Mientras hablaba se levantó de su asiento y se acercó al castaño lentamente, quería una respuesta verdadera, no aceptaría mentiras. Lo hizo con toda la seguridad que tenía sin dejar de mirarlo. Si se trataba de algo extraño, estaba incluso preparado para enfrentarlo, aunque claramente saldría de ahí como un perdedor.
Fue algo difícil, por un momento creyó que no había sido escuchado ya que Samuel no hacía ni un solo ruido y la expresión de su rostro no era tan diferente a la de hace unos minutos cuando hablaba sobre negocios, pero se estaban mirando a los ojos, entonces después de un par de minutos le vio abrir la boca para luego cerrarla. Alfredo frunció el ceño, nunca le había visto vacilar de esa manera, luego, en su confusión de pronto fue jalado hacia adelante por ese hombre y aunque intentó alejarse resultó imposible, Samuel era más fuerte que él.
Terminó, terriblemente, sobre su regazo, avergonzado y ahora sin poder mirarlo con el deseo de golpearlo para que lo dejara en paz. Era lo único que podía hacer.
—Suéltame, estás loco.
Estaban increíblemente cerca uno del otro, sus pechos casi se tocaban, y hacía todo por alejarse, sin embargo, en la zona inferior de sus cuerpos no había manera en que pudiera evitar que sus caderas se tocaran... Era simplemente algo inaceptable, casi repugnante para Alfredo. Lo peor, el otro seguía sin decir nada y sólo le estrujaba para que no se escapara de ahí. Cuando se rindió, volvió a verle mover los labios, parecía que esta vez obtendría lo que quería.
—¿Sabes, Alfredo?...
En ese momento ya habían vuelto a mirarse... Sus rostros cerca... Afortunadamente, no podía sentir su respiración encima, pero se percató de que la mirada verde de Samuel era verdaderamente profunda... En realidad, sus ojos eran preciosos, lo que se ganaba de ser un purasangre.
—Lo dije porque me gustas, Alfredo... Estoy enamorado de ti —mirándolo aún a los ojos, dio su respuesta, la verdad y sin poder ocultarlo, aprovechando la oportunidad.
Si antes se quedó quieto, ahora estaba realmente estático, quizá dejó de respirar durante un momento. Samuel no era del tipo bromista y si fuera para aliviar la tensión en el ambiente para hacerlo más ameno, algo que era muy difícil entre ellos, sabía que no se atrevería a bromear, menos con algo así... Mucho menos sabiendo que ambos eran alfas.
—... ¿Qué dices? —con una voz baja realizó su nueva pregunta, sin querer mirar al contrario de nuevo, temía encontrar la respuesta en sus expresiones o su mirada. Una confesión así... Si era real, solo era algo aterrador e incluso de mal gusto.
Dos alfa macho juntos... Imposible.
—Que te quiero, Alfredo... Me gustas.
Ahora ya no era únicamente los dos mirándose, Alfredo lo evitaba, en su lugar, Samuel le sostuvo de la espalda y escondió su rostro en su pecho, incluso le sintió frotarse ahí.
Simplemente aterrador, le hizo estremecer y ahora de verdad intentó apartarse de ahí poniendo sus manos contra el pecho ajeno, pudo empujarlo y de alguna manera finalmente estaba libre, pero no pudo bajarse rápidamente, podía caer si lo hacía así.
—Y-ya veo... —ya de pie y aún confundido fue hasta el lugar donde había estado antes durante la reunión, o eso intentó, porque antes de que pudiera caminar para alejarse completamente una de sus manos fue tomada. Parecía que Samuel no estaba tranquilo como era habitual, sus acciones e incluso el ligero cambio en su aroma le hacían al azabache creer eso—. Ah... Si no hay nada más acerca del trabajo, preferiría irme...
—¿Qué piensas?... —mirando fijamente a Alfredo, fue el turno de Samuel de hacer preguntas.
Alfredo no lo entendía, su respuesta creía dejarla clara sólo con sus acciones. Quería irse ya, no le interesaba pensar en los sentimientos de ese hombre.
—¿Hah? Samuel, sabes que tengo una pareja, además... Tú eres un alfa... Y no eres ni siquiera una mujer... No... No me gusta —quizá estaba siendo un poco cruel, pero sería aún peor mentirle o hacerle pensar que lo tendría en cuenta. Biológicamente, era imposible, por el simple hecho de ser ambos del género con mayor jerarquía.
Siendo aún más rudo que antes se soltó del agarre en su brazo y finalmente fue por sus cosas y se dirigió a la puerta para salir de ahí. Mientras lo hacía, Samuel siguió hablando.
—Piénsalo, ¿por favor? No es tan malo y yo podría ser mejor que esa pareja que tienes.
No quería seguir escuchando, lo mejor era olvidarse de eso lo más pronto posible. Algunos minutos más tarde ya se encontraba fuera del edificio de la compañía de Samuel, incluso ya estaba dentro de su auto.
¿Qué había pasado ahí dentro? No lo sabía, carecía incluso de sentido para él. Si Samuel estaba realmente enamorado de él... ¿Cómo había sucedido? Si siempre se encargaba de regañarlo sin importar que estuvieran solos o no debido a su impuntualidad... Y si lo pensaba bien, casi parecía que se sentía celoso de algo... Sobre todo, ¿eso era de verdad posible? Antes no había escuchado algo como dos hombres alfa salir juntos, o al menos a alguien hablar sobre su amor hacia otro igual que él. Realmente era algo diferente y extraño, daba miedo. Y no sólo se trataba de Samuel siendo un alfa... Él era un purasangre, capaz de someter a quien quisiera, desear y hacerle querer a cualquiera. Difícilmente alguien podía oponerse a él... Alfredo no sabía cómo sentirse con eso. Pero sí tenía algo en la cabeza y era que nada de lo que pudiera experimentar en su interior era algo agradable.
Con la cabeza ocupada volvió a su lugar de trabajo, en el camino llamó a su pareja para intentar tranquilizarse y prestar su atención en algo diferente. Ese sería un día largo, no dudaba de ello.

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Inasequible
रोमांसEl mundo de Alfredo, un alfa con gran debilidad por los omegas, cambia cuando Samuel, otro alfa, con el que tiene una alianza entre empresas le confiesa sus sentimientos y decide darle una oportunidad.