Sin siquiera entrar aún a la sala de reuniones ya podía imaginar cómo sería regañado por llegar tarde de nuevo. Aun así, no podía arrepentirse del retraso, había estado por la mañana acurrucado en la cama junto a su preciosa pareja omega. Alfredo era un alfa, el dueño de una empresa y lo suficientemente rico para alguien de su nivel. Realmente, estar tarde en situaciones como esas no le preocupaba demasiado.
—Samuel —saludó mientras entraba al lugar finalmente y, como si realmente estuviera a tiempo, tomó su lugar en el sitio habitual para reuniones de ese tipo cuando tocaba ir con ese hombre... Ya podía sentir su penetrante mirada encima, quizá moriría ese día sin tener la oportunidad de salir de ahí.
En su lugar, la reunión continuó normalmente y se pudieron hacer los acuerdos correspondientes sobre lo que se requería hasta el momento. Entonces, antes de que pudiera levantarse para huir, fue llamado por Samuel, el tipo de antes. Todos salieron y, al estar solos en la habitación, se miraron.
—Alfredo, ¿te importa al menos un poco el futuro de tu empresa? —con nadie alrededor, ese hombre pudo mirarle finalmente como quería hacerlo, con seriedad, una que no solía mostrar a no ser que estuviera increíblemente fastidiado. Lamentablemente Alfredo era responsable de su mal humor y había algo más, aunque no dijera nada, podía sentir la reprimenda.
Samuel era también un alfa, pero no uno cualquiera, pues se trata de un enorme y moreno purasangre capaz de poner en su lugar a quien quisiera. El azabache, Alfredo, estaba acostumbrado, pero por alguna razón ahora lo sentía de una manera mucho más intensa que antes, sentía las feromonas ajenas picarle la nariz enormemente, y, luego de un par de minutos, fue incapaz de mirarlo nuevamente a los ojos o intentar excusarse con algo. Pero no hacía falta, ambos sabían por qué era tan impuntual; Samuel no se podía permitir el seguir manteniendo una alianza sobre trabajo con alguien así, era complicado, sumamente problemático.
—La próxima vez llegaré a tiempo, ¿de acuerdo?... Deja de mirarme así —respondió levantándose de su silla dispuesto a irse de ahí de una vez. Le agradaba Samuel, pero detestaba que tomara ventaja de su condición cuando hablaban, aunque seguramente no podía evitarlo. Y sobre su promesa, al menos intentaría llegar a tiempo cuando tuvieran que verse de nuevo.
Dejó el lugar sin siquiera esperar una respuesta para irse directamente a su propio trabajo, eso era suficiente para hacerle olvidar las palabras y la esencia del contrario, y aún mejor, en casa tenía a alguien esperándolo. Con suerte, no tendría a Samuel en la cabeza durante un tiempo.
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Inasequible
Roman d'amourEl mundo de Alfredo, un alfa con gran debilidad por los omegas, cambia cuando Samuel, otro alfa, con el que tiene una alianza entre empresas le confiesa sus sentimientos y decide darle una oportunidad.