🌹 1. Aún no es el fin del mundo

5.5K 680 63
                                    

A Jin le encantaba su nuevo trabajo. Había comenzado a laborar en aquella cafetería porque necesitaba de alguna manera solventar todos sus gastos de la universidad. Había tenido múltiples empleos pero ninguno le había gustado tanto como este.

Había sido repartidor de comida. Nunca más se subiría a una jodida motocicleta ¡Esas cosas eran peligrosisímas!

Había trabajado en una tienda de ropa. Jin odiaba a las personas que no se decidían rápidamente por una prenda. Tuvo muchos clientes que le hicieron perder la paciencia, destacando algunas chicas irritantes que a veces parecían probarse toda la ropa del establecimiento.

También tuvo un empleo en la librería. Aunque si lo pensaba ese no había estado tan mal, pero estaba demasiado lejos de su departamento y de su universidad. Después de llegar tantas veces tarde lo habían despedido.

Hasta que finalmente encontró trabajo en aquella cafetería. Era perfecto. Estaba cerca de su departamento y de su lugar de estudios. El horario era flexible y la paga era bastante buena.

Además, le encantaba el ambiente. Era relajado y cálido. Se llevaba bien con sus compañeros y el dueño era realmente amable. Un jefe justo y respetable.

Le gustaba estar detrás del mostrador y regalarles una sonrisa a los clientes. Le encantaba observar a su alrededor, los grupos de amigos, familias y algunas parejas.

La campana de la puerta suena, indicando que la llegada de un nuevo cliente. Por lo que Jin deja de limpiar el mostrador para formar una sonrisa amistosa.

—¡Buenas tardes! Bienvenido a Lights, señor ¿Puedo tomar su orden?

El cliente es un muchacho alto, unos cuantos centímetros más que Jin. Traía el cabello rubio peinado hacia un lado y usaba unos lentes de montura negra gruesa que lo hacían ver muy apuesto e intelectual. Llevaba una chaqueta larga de color azul marino encima de una camiseta blanca. Jin no pudo ver más ya que el mostrador no se lo permitía.

El chico le dedica una mirada rápida para luego deslizarse rápidamente sobre el menú que estaba sobre su cabeza, para finalmente volver a encararlo y hacer su pedido.

—Un capuchino, por favor —su voz era grave y aterciopelada. A Jin le gustó.

—¿Algo para acompañar? —pregunta Jin mientras anota el pedido.

El muchacho se lo piensa unos segundos y al final pide un par de donas. Cuando Jin cobra el valor respectivo y le da su cambio, nota su aspecto cansado. Al parecer no ha tenido un buen día.

El muchacho se aleja del mostrador y se sienta en una de las mesas que están junto a la ventana. Apoya uno de sus codos en la superficie de madera y su mejilla en la palma de su mano y se queda observando lo que hay fuera del lugar. Jin nota que suelta un suspiro y se pregunta que tan malo pudo haber sido el día del apuesto rubio.

Le da la orden a su compañero que estaba de turno en la cocina, Hoseok. Jin continúa limpiando el mostrador. Nota como un par de chicas han acabado su café y se levantan para después salir por la puerta. Jin se limpia la manos con el delantal que lleva puesto y sale del mostrador para recoger los platos y tazas de las mesas libres. Sabiendo que seguramente su nuevo compañero, Soobin, estaría demasiado ocupado con los trastes del fregadero.
 
Una vez vuelve al mostrador, la orden está lista. Jin se dirige hacia la mesa donde está el rubio, notando como este tiene la mirada perdida en algún punto del exterior.

Carraspea suavemente, logrando que el chico dirija su atención a él. Jin le sonríe y deja su orden en la mesa.

—Espero que lo disfrute.

El chico le mira por unos instantes, asiente con la cabeza con cortesía y retira la mirada. Notándose aún más decaído.

Desconcertado, Jin está por irse pero por alguna extraña razón. Se vuelve hacia el rubio y le dice algo bajito, como para que sólo él le escuche.

—Anímate. Seguramente aún no es el fin del mundo.

El rubio lo mira con atención. Sus ojos enfocándose en su rostro. No dice nada. No sonríe tampoco, pero Jin ve un particular brillo en sus ojos. Como si de pronto estuviera un poco más animado. Menos triste y cabizbajo. Lo siguiente, Jin no se lo espera. Un leve sonrojo colorea las mejillas del rubio.

—N-no... Seguramente no lo es aún —responde tartamudeando ligeramente, sus nervios siendo delatados.

Jin sonríe, tanto por la ternura que le causa la escena como por la vergüenza que le causa su propio atrevimiento.

—No dejes que se te enfríe —dice por último, esta vez dando media vuelta y yendo directo al mostrador.

Stolen Kisses [ Namjin ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora