La chica de los ojos vendados [Carta 005]

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Esto será desgastante y demasiado largo.

¿Qué fue lo que me atrajo de ti? Hoy día me lo cuestiono. Un nini drogo y además estúpido.

El hecho de la separación de mis padres influyó demasiado para que me atraparas y me moldearás a tu gusto.

Inicios de abril cuando tras varios meses regrese a casa. Te vi a mitad del camino hacía mi casa. Estabas recargado en la pared de una casa que recién habían tirado. Hacía calor.

- ¡Hey guapa!

Yo no conocía a nadie y menos cruzaba palabras con las personas de mi localidad porque eran unos hipócritas de primera. Me daban asco.

- Pss, guapa. Ven, vamos a platicar.

Te me hiciste raro, y te tire de loco. Mi único objetivo era ir a mi casita a comer tras traer el mandado.

Así inició todo. Tras varios días que intentaste hablarme lo conseguiste. No se, realmente no se porque lo hice.

Varios coqueteos de tu parte a mi persona, yo una niña frágil por la separación de sus padres y estúpida al dejarme envolver por tus dulces mentiras. Con 14 años era muy inocente para entender lo que tu maliciosa mente deseaba de una joven como yo.

Los meses pasaban, y de repente comenzaste a gustarme. Atractivo no eras, no trabajabas ni estudiabas, eras un mantenido que ni siquiera ayudaba a limpiar el desmadre que hacías en tu casa.

A pesar de ser una chiquilla de 14 años, tras ser culpada cruelmente por la infidelidad de uno de sus padres, a pesar de ser señalada como la peor persona del mundo, sonreía. No quería ni deseaba comprender como a mi edad era posible estar peor que rota. No soportaba el desgaste emocional que me provoco al volver a mi casa. No soportaba que me señalaran como cómplice. Porque todo esto, al pasar los meses te lo conté.

Te conté que la estaba pasando mal en casa, que me era difícil sobrellevar la carga. Lloraba frente a ti. Tiré mis muros porque para más desgracia me enamore de un idiota como tu comprenderás.

La señora ya le había contado las cosas a mi padre. Y yo solo esperaba a que él saliera de casa, que se fuera a trabajar para ir a abrazarte. Deseaba que me sostuvieras entre tus brazos y me dijeras que eventualmente todo estaría bien, que todo esto terminaría.

Papá se iba, y como cada tarde ayudaba con los deberes a mi hermana.

- Voy al internet a sacar mi tarea. Ahorita vengo.

Les mentía a mis hermanos para que no me buscaran. Normalmente era de noche cuando iba a buscarte. Charlamos, y me besabas. Para aquella niña esos besos eran el cielo. Besos supuestamente llenos de amor y pasión. Demasiado fogosos, candentes.

Pero los detenía. Estaba mal. Tú tenías novia, yo no iba a ser tu plato de segunda mesa.

Paso el tiempo. Terminaste con ella y una tarde que me viste de casualidad me hablaste. Entramos al pasillo que daba a la casa de tu abuela, quién tenía un pequeño rosal. Cogiste una de ellas, pequeña.

- ¿Quieres ser mi chava? - Me preguntaste cuando te arrodillaste para pedírmelo y entregarme la rosa. -¿Quieres ser mi novia?

- Sí, si quiero.

No lo pensé dos veces y mis labios automáticamente te contestaron. Me pareció algo cursi y lindo. Te abracé y te bese. Me cogiste de la cintura devolviendo el beso. Me despedí de ti y fui a casa. Fue una tarde que casualmente salía por el mandado.

Yo sólo atinaba a quererte cada vez más y más. Entregarte lo que mi pobre corazón deseaba. Comenzó mi dependencia emocional al sin siquiera verla venir. Tú tenías un solo objetivo. Lo lograste, felicidades.

Airbag: Expired lettersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora