enero 1

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— ¡no! ¡basta! ¡no irás! — la voz de una mujer se oye por todo el lugar.

— mamá — habla el rubio — por favor, lo necesito.

Él sabe lo que hace, sabe como llegar al corazón de Krul, la mujer que lo acogió desde que era un niño, sabe que el usar el "mamá" toca el corazón de la mujer de melena rosada.

— mikaela — se acerca a él, le toma ambas mejillas y las acaricia, dandole un bofetada luego — el amor por ése chico te ha cegado por completo — se frota la sien — ¿qué hago si te pasa algo?, vamos, dímelo.

— soy un adulto

— que seas adulto no significa que no te pasará algo, idiota.

— eres muy controladora de verdad. Necesito verlo, necesito a mí yuu-chan.

La mirada de tristeza de Mikaela se reflejan en los de Krul, que mira a otro lado evitando cruzar miradas, mientras camina de lado a lado buscando alguna respuesta para cortar con la terquedad de su "hijo" para ir a ver a su "amigo".

— Mikaela... — una larga pausa le continua — escucha. Te dejaré ir a ver a tu amigo gay. Pero te daré solo tres días para ir y volver, no más. Si no vuelves en tres días, te iré a buscar y te golpearé frente de tu amigo gay.

  La sonrisa del rubio hizo enternecer a la mujer de cabello rosa, la abrazó con fuerza y emoción.

— gracias mamá, eres la mejor. Pero debo recalcar que no es "mi amigo gay".

— claro que sí. — rie un poco dandole un suave codazo — se ve a lo lejos, y sólo lo he visto dos o tres veces.

  La risa de ambos se oye a la lejanía, mientras las mejillas del rubio se tornan carmesí con solo hablar de su yuu-chan. Él sabe que volverá a verlo. Mañana mismo parte en su búsqueda de tres días por su amada perla negra.

Por otro lado, aquel chico de ojos esmeralda se encuentra en una celda, sólo, con una bata blanca, oyendo gritos de mujeres a la lejanía, se abraza las piernas mirando al piso. Hasta oir lentamente unos pasos que se detienen frente a su celda.

— Joven Yūichirō, por favor, acompañarme — pide un empleado, teniendo unas esposas dispuesto a usarlas con el prisionero.

El pelinegro lo mira con desgano y se levanta, siendo esposado y guiado a una enorme sala, donde se encuentra Guren, Shinya, Kureto, Aoi entre otros más.

—¿Yuu? — susurra Shinya sorprendido al ver al soldado.

— señores, aquí presente el sujeto número 0001. — comienza a hablar Kureto — el experimento con el cual estuvimos trabajando hace tanto tiempo, obtuvo un giro drástico, ahora los experimentos no serán solo en mujeres, sino en hombres también.

Yuu mira atento a Kureto, para luego asombrarse al ver a Guren y Shinya. Pero no dice nada, él también está intrigado por saber qué harán con él. Hace días esta en esa celda, aburrido, la comida llega a las 12:40 en punto, la cena a las 8 de la noche. Siempre que viene el repartidor de aquella comida pregunta "¿por qué estoy aquí? ¿qué haran conmigo?" pero siempre obtiene la misma respuesta "no lo sé". Tal vez no lo sepa, tal vez miente.

— ¿y por qué cree usted que el sujeto 0001 podrá garantizar lo que deseamos? — cuestiona uno de los tantos sargentos en la sala.

— no perdemos nada intentándolo — responde el general — solo una vida — rie con ironía.

— ¿mi vida no vale nada?

El pelinegro ya no aguantó más, se le hacia un nudo en la garganta y debía sacarlo.

— ¿no qué darias tu vida por el bien de la humanidad?

— si... Pe-pero... Pero no de esta forma. No sé qué harán conmigo — cada vez eleva más el timbre de voz.

— ¿quieres saber qué haremos contigo? — sonríe ampliamente — usaremos tu cuerpo para un proyecto, uno que se llevó a cabo desde hace unos años y cada vez estamos más cerca de conseguirlo.

  Yūichirō se queda asombrado por cada una de sus palabras, mirando atento al hombre macizo frente a él.

— Crearemos un híbrido, mitad humano, mitad demonio. — continua mientras entre enlaza sus dedos posando su quijada en estos. — te someteremos a varias operaciones para que puedas soportar a un bebé. Lo intentábamos con mujeres, pero morían a la semana de gestación. — se encoge de hombros — pero tal vez un hombre pueda llevar la carga de un híbrido.

— eres un monstruo — responde el pelinegro mirando con repudio al hombre a su frente.

— pero éste monstruo creara un ejercito de soldados más competentes que ustedes — mira al guardia de seguridad — llevalo a su celda — ordena.

El guardia toma a Yūichirō sacándolo de ahí a la fuerza, mientras éste grita molesto, queriendo zafarse del agarre.









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12 Meses -mikayuu- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora