— quiero que Yuu salga de éste experimento — dice Shinya cruzándose de brazos, teniendo a Guren a su lado que le da apoyo en ése momento.
— ¿me estas dando órdenes? — dice kureto, mirando fulminante al albino.
— tomelo como quiera. Pero Yūichirō se debe ir de esto.
Su tono es frio, algo que Guren nunca oyó en él. Siempre es calmo ante la situación, pero esta vez no.
— escuche, no me haga bajarlo de cargo, si yo digo que ése chico se queda como experimento, se queda como experimento y punto final.
Con molestia se retira de ése lugar, dejando a ambos solos.
Así el mes de Enero pasa, llegando a su fin. Un mes donde los gritos desesperados del pelinegro penetran las paredes del laboratorio cada vez que lo operan, para luego ser tirado en su fria celda, temblando por aquellos traumas que vive cada día.
Mikaela ve el lugar a lo lejos, saca su espada, soltando un suspiro, ya son varios días que lleva fuera de casa, sabe que Krul lo matará, pero lo vale si puede ver a su yuu-chan y decirle lo mucho que lo ama.
— Mikaela.
Se oye el grito a lo lejos, mientras el Nombrado se da la vuelta buscando la persona la cual lo llamó. Divisa la mujer de cabellos purpuras a lo lejos, corriendo hacia él, bufa con molestia, no le gusta la presencia de la chica.
— mikaela, que gusto — continua un poco agitada — ¿vienes por Yuu-san? ¿cómo encontraste éste lugar?
— Eso no es de tu incumbencia humana ¿dónde esta Yuu-chan?
No anda con rodeos, es directo, posando una mirada fria en los cristalinos de la pelipurpura.
— ¿yuu-san? — desvía la mirada, jugando con sus manos de forma inquieta — no lo sé — dice luego de un rato de silencio.
— ¿cómo que no lo sabes? — frunce el ceño, apretando la empuñadura de su espada.
— se lo llevaron, como hace un mes — en su voz se denota tristeza — el general Kureto me dijo que le diga a todos que murió en batalla, pero... — hace una corta pausa — pero sabia que si te decia a ti que murió; tenia dos opciones, primero me matarías a mí, segundo que no me creyeras y me obligarías a decirte la verdad a golpes. Opte por ir al grano directo.
— ¿para qué tomaron a mi yuu-chan? — pregunta con molestia, soltando su espada.
— no lo sé, no tengo la más mínima idea. Pero lo que si sé es que no podrás verlo en un tiempo.
— ¿dónde esta?
— debe estar en el laboratorio ¿iras a buscarlo?
— obviamente humana, vine hasta aquí por él, no me iré con la manos vacias — con su mano hace un puño, mirando la gran muralla que recubre al ejercito japonés.
— entonces... Quiero ayudarte. Aunque cueste mí vida, quiero liberar a Yuu-san, por mí culpa esta ahí, yo debo sacarlo. — Habla en un tono bajo, mientras el rubio se limita a escuchar.
— yo no te ayudaré a escapar, no estas yendo porque te lo pedi, no será mí culpa si mueres — responde luego de un momento de silencio fúnebre — en otras palabras, no eres mí responsabilidad, al único que protegeré es mi yuu-chan.
— comprendo — se limita a responde tajante — ponte un traje negro, podras camuflarte entre el resto, el blanco es muy llamativo.
Dicho esto, le toma la mano, llevándolo a su habitación, dejándolo ahí, yendo a la habitación de Kimizuki, tomando uno de sus viejos trajes, yendo con cautela donde Mika.
— ponte esto — dice tranquila dandole el traje. Mikaela se le queda viendo un rato a Shinoa, teniendo la ropa en la mano — ¿por qué no te lo pones?
— quiero que te des la vuelta o salgas — responde obvio
— ah — suelta una pequeña risa incomoda y avergonzada — perdón. Tocas la puerta cuando estés listo — avisa mientras sale del lugar, dejando a mikaela solo, que se cambia con lentitud.
Se acomoda la chaqueta y da unos suaves golpes a la puerta, esperando que la joven la abra. Acto que como esperar sucedió, la chica entra y lo ve de pies a cabeza, riendo un poco, le queda bien el traje y no lo puede negar.
— te queda bien — dice tranquila.
— callate humana — ordena — ¿no hay nadie?
— hay gente aún ¿qué te parece salir mañana? Antes del amanecer, la seguridad es mediocre por la noche.
— me niego, voy a ir por yuu-chan — dice serio abriendo la puerta — ¿dónde es?
— mikaela, escuchame, solo seran unas horas más.
Luego de varias súplicas el rubio acepto, quedandose en silencio mirando por la ventana como el sol daba paso a la luna, cayendo así la noche sin estrellas, las horas pasan y el rubio se queda en silencio contemplando el infinito cielo, mientras la joven está durmiendo, hasta que la alarma suena, despertando en bostezos a Shinoa.
— ¿estas listo Mika? — pregunta un poco adormilada
— desde que llegué — responde con obviedad rodando los ojos al contestar.
— vamos por Yuu-san.
Ínsita la peli-lila saliendo de la habitación mientras que detrás de ella va el rubio, yendo en búsqueda de Yūichirō, evadiendo la seguridad hasta entrar al laboratorio.
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12 Meses -mikayuu-
FanfictionYuu es utilizado por los humanos, para crear uno mucho mejor. Mika, su amigo de infancia, su razón de estar con vida trata de liberarlo de esos experimentos que hacen con él, cayendo también como sujeto de pruebas. Así, ambos personajes tratan de e...