febrero 1

292 45 3
                                    

  Son las dos de la madrugada con quince minutos, es el primer dia de un nuevo mes y los dos jovenes inician el día con una caminata silenciosa por el laboratorio, con cautela pasean por los pasillos, encontrándose con un guardia de seguridad en su recorrido del alba. La lucha contra el guardia comienza, llama a los refuerzos, pero son asesinados con rapidez por el joven de cabellos dorados, viendo la sangre en su mano de los desconocidos, se relame los labios, hace dias que no prueba una gota de sangre, al pasar sus lenguas por sus colmillos se limpia la mano en su traje negro, ladeando la cabeza.

— ¿quieres sangre? Puedes beber la mía — ofrece la mujer con simpatía, dejando a la vista su cuello.

— sólo bebo la sangre de krul o de mi yuu-chan, no te desvíes de la misión.

Con palabras firmes sigue caminando con la vista en su objetivo, mientras las cámaras de vigilancia observa cada movimiento de éste dúo.

Llegan a otro pasillo, muchas rejas, mujeres muertas en varias celdas. El sonido de sus pisadas son lo único que se oye en el lugar. Mika se detiene al ver al final del pasillo a kureto con varios soldados detrás de él. El rubio frunce el ceño poniéndose en posición de ataque, tomando su espada, a lo que la peli morada copia su acción.

— ¿qué haces aquí, vampiro? — pregunta el hombre con seriedad.

— devuelveme a yuu-chan.

Ordena con seriedad, su voz imponente resuena en los pasillos, siendo captada por los oídos de Yūichirō, porque entre esos pasillos lleno de celdas una de ellas era la del pelinegro enjaulado. Se levanta lentamente, se toca la parte baja del vientre, ayer tuvo una operación y le cuesta caminar por el dolor, se asoma a los barrotes, la colosal espalda de kureto opaca su vista para encontrar a su amigo, sin embargo se queda atento a su diálogo.

— el sujeto de pruebas esta muerto — responde con una sonrisa de lado demostrando superioridad — ahora vampiro, es hora de morir.

Con esas palabras rápidamente se acerca a él con espada en mano,  comenzando a batallar, los hombres del general rodean a Mikaela y Shinoa, atacan todos a la vez. La mujer con su arma demoníaca se encarga de aquellos hombres recibiendo algunas heridas en la batalla.

— ¡Mikaela! ¡salva a Yuu-san! ¡yo me encargaré de ellos!

El pelinegro mira la escena asombrado, su amiga vino a rescatarlo, su amigo de la infancia también, la alegria se denota en su rostro. Poza ambas manos en los barrotes y los mueve, haciendo ruido con estos.

— ¡mika! — grita — ¡shinoa! ¡aqui estoy!

La vista del rubio se fija en las interminables celdas, un fuerte golpe deja en el suelo a kureto, corre por las celdas, buscando a su yuu-chan, hasta por fin encontrarlo, abrazándolo a través de esos tubos de metal.

— yuu — suelta en un susurro de alivio.

  Kureto toma su arma y se para, yendo dispuesto a matar al vampiro. Shinoa grita el nombre de su compañero para que este atento a lo que sucede, yendo rápidamente a atacarlo, comenzando así una pelea entre Shinoa y kureto.

— te sacaré de aquí — dice preocupado, mirando todo el lugar, pensando como llevar a cabo su plan.

Toma su espada, golpeando con fuerza los barrotes.  Su arma bebe su sangre, se siente aún más débil, hace dias no bebe una gota de sangre. Su rostro se ve cansado y sus brazos ya no tienen fuerza, sin embargo batalla contra la celda para liberar a su yuu-chan.

  La espada de kureto atraviesa el pecho de Shinoa, haciéndola soltar un grito de dolor inminente, la tira al piso, desangrándose, agonizando. El rubio mira la escena asombrado, poniéndose en posición de ataque cuando ve al hombre acercarse a él.

  Una batalla nuevamente comienza, dejando perdedor a Mikaela, que se encuentra en el suelo, con la bota de kureto en su rostro aplastándolo con fuerza.

— no, ya para — suplica Yūichirō. — por favor, haré lo que pidas pero ... No mates a Mika y lleva a Shinoa a un hospital.

Ver la vulnerabilidad de los demás es algo que le encanta al general, patea con fuerza el estomago del rubio, para luego ir donde la pelimorada, una apuñalada con su espada dio fin a su agonía.

— llevense a este vampiro al laboratorio — ordena mirando a sus hombres un poco heridos por la pelea que dieron contra la difunta mujer.






-----
No olvides dejar tu estrellita / comentario










12 Meses -mikayuu- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora